La AMA pide cuatro años de sanción para la patinadora rusa Kamila Valieva

Meses después de la parcial reincorporación rusa al movimiento olímpico, una nueva guerra del dopaje se ha declarado entre el mundo y Rusia. La razón, la rehén, es una joven que aún no ha cumplido los 17, la patinadora Kamila Valieva. Pasados nueve meses, las autoridades deportivas rusas aún no han decidido si sancionan por dopaje a la deportista, la estrella del patinaje mundial, el último fenómeno, que dio positivo por trimetazidina, un medicamento para el corazón, en un control de diciembre de 2021.

En una decisión insólita, anunciada ayer, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) ha retirado a la rusa (Rusada) el procedimiento y se lo ha encargado al Tribunal Arbitral Antidopaje (TAS), al que reclama una sanción de cuatro años y la pérdida de sus victorias y medallas. “Les dimos de plazo a los rusos hasta el 4 de noviembre para que emitieran un veredicto y una sanción y no han hecho nada”, dijo el presidente de AMA, el polaco Witold Banka, para justificar la decisión, a la que contribuyen otros factores: la presión de Estados Unidos, la permanente desconfianza hacia Rusia en asuntos de dopaje y el hecho de que la invasión de Ucrania unos días después de los Juegos ha dejado al deporte ruso excluido de todas las competiciones mundiales.

Antes de comenzar incluso los Juegos de Invierno de Pekín, en febrero pasado, Kamila Valieva ya era considerada su reina. Nadie podría rivalizar con la patinadora rusa, de 15 años entonces, que unía gracia, fuerza y encanto en su menuda figura, y piruetas y saltos de cuatro vueltas en el aire que muy pocas podían repetir como ella. Y comenzó siendo la reina y conduciendo a su Rusia al triunfo sobre Estados Unidos en la competición por equipos. Aquel mismo día, el 7 de febrero, sin embargo, se anunció la suspensión de la ceremonia de entrega de medallas, y unas horas más tarde se anunció la razón: Valieva había dado positivo durante los campeonatos rusos del día de Navidad de 2021 en San Petersburgo. El resultado solo se conoció seis semanas más tarde por diversos problemas del laboratorio de Estocolmo, que analizó su orina. Inmediatamente, Estados Unidos exigió la que se despojara a Rusia de su oro en la competición por equipos y que se le entregara a sus patinadores.

Como el resultado no era aún definitivo, la patinadora pudo participar en la competición individual. Ya no era la reina, sino la villana, una niña de 15 años, y sofocada por la presión cometió numerosos errores. Fue cuarta.

Siguiendo el código antidopaje mundial, la agencia rusa asumió la responsabilidad de determinar si el positivo debía ser castigado y cómo. Todo el proceso quedó envuelto en una espesa niebla de misterio acrecentada por la condición de menor de Valieva, que le garantiza la absoluta confidencialidad del procedimiento. Así lo anunció Rusada hace un mes: “la deportista es una persona protegida porque tenía 15 años en el momento de los hechos. Todos los elementos del caso, pasos, audiencias, cargos y resolución final serán secretos y confidenciales. No comunicaremos ninguna decisión”.

La declaración disparó una inmediata respuesta de la agencia estadounidense, USADA, cuyo presidente, Travis Tygart, declaró que esa determinación suponía “una burla del sistema” y exigió la intervención de la agencia mundial. Tres semanas después, esta ha dado un paso insólito. El TAS, el gran tribunal del deporte mundial, ha admitido el caso. Su resolución no se espera hasta dentro de unos meses. Valieva, mientras tanto, sigue compitiendo.

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