Kamila Valieva, cuestión de Estado
Rusia ha convertido a la joven patinadora de 15 años bajo sospecha de dopaje en un asunto nacional, y varias exalumnas de su entrenadora claman contra sus estrictos métodos
Solo tiene 15 años y en apenas dos ya será demasiado mayor para su entrenadora. Puede presumir de un hito histórico del deporte, pero no aparece por las redes sociales ni por las ruedas de prensa. “Se sentía mal”, dice su entorno. Kamila Valieva (Kazán, 2006) logró el pasado 7 de febrero ser la primera patinadora artística en dar cuatro giros sobre sí misma, pero está por ver que algún día cumpla su sueño de recoger una medalla. Un día después encontraron en el análisis de la menor L-Carnitina, que quema grasas; hipoxen, un compuesto para acelerar el metabolismo; y trimetazidina, un fármaco para adultos con anginas de pecho que aumenta el riego sanguíneo. Fórmulas químicas que difícilmente ha estudiado en su centro de alto rendimiento cuando por edad le corresponde la educación secundaria.
El dopaje de Valieva es casi una cuestión de Estado. Aunque el Kremlin declinó pronunciarse sobre la investigación en sí, el portavoz de Vladímir Putin mandó el pasado 11 de febrero un rotundo mensaje a la patinadora: “Kamila, no escondas tu rostro. Eres rusa, marcha con orgullo a todas partes y, lo más importante, participa y derrota a todos”.
Su positivo fue llevado al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), donde su abuelo esgrimió que la trimetazidina era suya. El organismo la permitió seguir compitiendo por el amparo de ser menor, pero el Comité Olímpico Internacional dictaminó que no habrá entrega de medallas hasta que no se aclare su caso.
Pese a su corta edad, Valieva es ahora la abanderada de todo un país que no puede competir con su himno ni bandera desde 2019, cuando la Agencia Mundial Antidopaje castigó a la nación por el uso sistémico de fármacos prohibidos y la manipulación de pruebas. Sin embargo, esta presión le está pasando factura. En su última actuación no llegó al podio.
En numerosas regiones de Rusia comenzaron a aflorar carteles y grafitis de Valieva, desde San Petersburgo a Ekaterimburgo, y sobre todo en su ciudad natal, Kazán. “Kamila, eres simplemente cosmos”, puso a la entrada de su sede la agencia espacial rusa Roscosmos. Famosos y empresas se subieron también al carro de la patinadora. Un fabricante de microchips puso su nombre en un nuevo diseño en honor a “su durabilidad y combinación de parámetros”, y se organizaron manifestaciones de apoyo.
Cualquier relato, cualquier gesto hacia Valieva, ha sido noticia estos días en la prensa rusa, donde la patinadora ha compartido portada con los tambores de guerra que resuenan en torno a Ucrania. Un sinfín de famosos rusos tuvieron su minuto de gloria mostrando su simpatía con la niña, e incluso fue noticia que Alec Baldwin tuitease sobre su gesta en el hielo. “Dedica tu (en el caso de Kamila aún muy corta) vida a este arte. Gracias, Kamila Valieva, por tu regalo: una belleza desgarradora para este mundo”, escribió en Instagram el actor estadounidense, cuya publicación se hizo viral entre las principales agencias de noticias rusas.
Su popularidad se redobló a raíz del escándalo. El canal de noticias estatal Rossiya 24 puso en sus emisiones un contador de las horas que faltaban para la participación de Valieva en la prueba en solitario, una iniciativa que solo suele hacerse con la conferencia anual de Vladímir Putin.
La sombra de Tutberidze
Sin embargo, todo este foco de atención es un arma de doble filo para la adolescente. La joven no pudo acudir a la rueda de prensa tras quedar primera en el programa corto de patinaje artístico celebrado el pasado día 15. Esta prueba de 2 minutos y 40 segundos de duración obliga a los participantes a realizar una serie de ejercicios, cuya puntuación se suma más adelante al programa largo. Tras finalizar su turno, Valieva rompió a llorar. “Se sentía mal y se fue al vestuario”, dijo el portavoz del equipo ruso, Konstantín Vybórnov.
Valieva había superado con 82,16 puntos a su compañera de 17 años Anna Shcherbakova (80,20), campeona mundial de 2021. Ambas son las últimas estrellas de Eteri Tutberidze (48), la entrenadora que ha arrasado en la competición internacional desde 2015, aunque está rodeada de polémica por sus estrictos métodos y la selección de sus figuras, que desecha a los 17 años por considerarlas ya mayores.
Su entrenadora fue parca en palabras tras el éxito en aquella prueba. “Felicito al equipo olímpico ruso de patinaje artístico sobre hielo por la victoria en la competición por equipos de los Juegos de Pekín. Seguimos trabajando”, escribió Tutberidze de forma escueta en sus redes sociales.
Su factoría se llama Sambo-70, un centro deportivo oficial fundado en la Moscú soviética en 1970 “cuya característica principal es su método único de combinar los procesos de formación y educación” de los niños. Allí no solo se forman patinadores, también abarca otros deportes como las artes marciales, la natación e incluso los bolos. Según sus datos, la institución instruye cada año a 1.100 menores, y en su medio siglo de historia ha formado a 118 medallistas de oro y 19 de plata.
Dedos rotos
Una de sus antiguas pupilas era Polina Shubodérova, quien concedió una entrevista a Sport Ekspress en mayo de 2019 donde describía la dureza de los entrenamientos con Tutberidze. “Todos los días, desde la mañana hasta la noche, haces lo mismo. Si estás cansada o tienes una lesión, sales y lo haces, incluso con los dedos rotos. Sales y lo haces 100 ó 200 veces al día”, afirmaba la patinadora con 16 años. “En Estados Unidos te habrían mandado al hospital y tendrías un mes de descanso”, agregaba Shobodérova.
La deportista admitió que su peso no podía desviarse más de 200 gramos para no afectar a la rotación de su cuerpo, y lamentó en la entrevista que Tutberidze la relegase al olvido cuando se lesionó. “Cada día era más difícil hablar con ella, perdió el interés para trabajar conmigo o algo”, contaba Shubodérova, que no fue la única. Otra de sus estrellas, Anastasía Tarakanova, dijo en otra entrevista concedida a Gazeta en 2018 que estuvo a punto de abandonar el deporte por ella. “No salí de Tutberidze, salí del patinaje”, rememoró sobre unos meses en los que abandonó el hielo antes de “entender que no es necesario un entrenador estricto” para disfrutar del deporte.
La carrera de sus deportistas es corta. Alina Zaguítova se retiró a los 17 años, tras ser campeona olímpica en 2018 frente a otra pupila, Evguenia Medvédeva, que participó en aquella prueba con un hueso del pie roto. Meses después, esta última abandonaba a Tutberidze por otro entrenador. Y su primer éxito, Yulia Lipnitskaya, confesó al retirarse con 19 años que había sufrido anorexia, según Associated Press.
Valieva es la única patinadora sobre hielo que ha logrado dar un salto cuádruple en los Juegos. Lo logró el 7 de febrero. Sus cuatro giros en el aire, cuando su equipo ya se había asegurado el oro frente a Estados Unidos y Japón, quedaron para la posteridad poco antes de conocerse su positivo. La deportista apenas había debutado medio año antes en la categoría sénior, y en estos meses había batido varios récords mundiales.
Su próxima cita debía ser el Mundial de marzo en Montpellier, pero su participación no está clara. Probablemente el evento tenga lugar antes de que se resuelva su caso de dopaje. “Si no se toma una decisión antes, debería participar”, dijo el ministro de Deportes ruso, Oleg Matytsin. La adolescente, asidua en las redes sociales, permanece ausente desde el 26 de enero, cuando colgó su última publicación en Instagram. En ella la patinadora interpretaba In Memoriam, una obra del compositor Kirill Ríjter donde una niña trata de alcanzar una mariposa que para el músico simboliza el alma de la gente que ya no está. En el caso de Valieva, su abuela.
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