La crisis mental del Atlético
El equipo se ha derrumbado psicológicamente pese al intento de Simeone de reforzar esta faceta desde el inicio del curso con la contratación de una preparadora
Tropiezo a tropiezo, los diagnósticos en el Atlético han dejado atrás el análisis futbolístico para centrarse en el psicológico. La imagen ofrecida en Oporto, la noche en la que el equipo se exilió de Europa para todo lo que resta de curso, y la incapacidad para ganar al Espanyol con un jugador más durante una hora han vertebrado la casuística de la mala temporada en la psique del grupo. “Psicológicamente no estamos bien. No es normal que nos esté pasando lo que nos está pasando. Cuando no estás bien así, el cuerpo no funciona tampoco como debería. Nos está faltando tranquilidad arriba y eso es una cosa de la cabeza. Hasta que no nos tranquilicemos no vamos a ganar”, proclamó Jan Oblak al término del partido con el Espanyol. El propio Simeone también arguyó en la sala de prensa del Metropolitano que la falta de resultados estaba aumentando la inestabilidad emocional de sus futbolistas. Simeone sitúa el punto crítico del derrumbamiento anímico del plantel en el penalti fallado por Carrasco que abortó cualquier posibilidad de disputar en Oporto el pase a los octavos de final la Liga de Campeones. En O Dragão saltaron las alarmas del apagón mental porque el equipo, jugándose la participación en la Liga Europa, ofreció una inferioridad manifiesta con el campeón luso en términos de competitividad. Algunas críticas internas apuntaron a que los jugadores no procesaron ni lo que estaba en juego ni el partido guerrillero que les iba a exigir el Oporto para poder alcanzar el objetivo de seguir en Europa.
El bache psicológico por el que atraviesa el plantel rojiblanco resulta paradójico desde los esfuerzos de su entrenador por reforzar esta faceta desde la pretemporada. Parte de la mala actuación del equipo la pasada campaña se achacó a los problemas para encontrar la competitividad con la que se había conquistado la Liga 20-21. “En el Atlético no son fáciles las temporadas que vienen después de haber ganado un título”, ha incidido varias veces Simeone. El preparador argentino apunta a una descompresión por la dificultad que conlleva imponerse al Real Madrid o al Barcelona en la carrera por un título.
El remedio que puso en marcha Simeone fue el de contratar a una coach para que sus jugadores encuentren el estado emocional ideal. El famoso fluir, tanto para entrenar como para competir, que es el maná pretendido por todos los coachs. Tras varios sondeos, la elegida fue la reputada coach Norma Becerra. Con másteres en coaching deportivo, neurociencia y liderazgo de equipos, comenzó a trabajar en la pretemporada realizada en San Rafael. Su trabajo de campo es diario con la asistencia a los entrenamientos y charlas tanto individuales como colectivas. Estas últimas, a veces, han sido por líneas de demarcación. Su desempeño es valorado por el entrenador y por jugadores. Alguno de los futbolistas incluso ha marcado goles tras una sesión con la coach. Los resultados de su trabajo se esperan más a medio y largo plazo que a corto. Su tiempo de acción está muy limitado por el extremo calendario que afronta el equipo.
Con cuatro meses de desempeño, Becerra convive en medio de una crisis de resultados y de juego que ha tensado a todos los estamentos del club. No es el clima fácil idóneo para desempeñar su labor. Entrenador, jugadores, dirigencia y afición atraviesan por un momento delicado. “En este tipo de situaciones todo el mundo se mira de reojo, incluidos los jugadores”, desliza un empleado del club.
“Déjenme trabajar’, fue la famosa frase que dijo Zidane en el Madrid en un momento de dificultad. Es normal la crítica, es normal la opinión ante quedar fuera de la Champions y de la Europa League. Sin duda fue una frustración”, remarcó Simeone ayer. Hoy comprobará en Mallorca (21.30, Movistar LaLiga) cómo evolucionan las cabezas de sus jugadores.
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