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Qatar financia a cientos de hinchas vigilantes

El país anfitrión invita al Mundial a aficionados de las 32 selecciones para ejercer de ‘influencers’, chivatos y censores

El paseo marítimo de Doha, la corniche, este sábado.
El paseo marítimo de Doha, la corniche, este sábado.JEWEL SAMAD (AFP)

El Mundial de Qatar, probablemente el más experimental de la historia, profundizará en aquello que algunos clubes de la Liga española ya exploran desde hace años: el fomento de la figura incipiente del hincha profesional, seguidores a quienes se les financia la asistencia a los estadios, dispuestos a componer coreografías guionizadas al servicio de las autoridades, cuando no de un producto televisivo colorista, jamás crítico. El Comité Supremo, el órgano que dirige la organización del campeonato catarí, ha elegido representantes de las 32 selecciones participantes a los que llama “líderes de aficionados” que, invitados a la Copa del Mundo de Qatar con todo pagado, deberán además consentir ejercer de vigilantes morales en las redes sociales.

“Usted acepta informar sobre cualquier comentario ofensivo, degradante o abusivo hacia el Comité Supremo y, si es posible, hacer un pantallazo de eso y borrarlo inmediatamente”, reza una de las cláusulas del código de conducta que la organización imparte entre los “líderes” de hinchas. “Todos los demás comentarios, sean críticos o celebratorios de la Copa pueden permanecer visibles públicamente a su discreción”.

Entre el 20 de septiembre y el 10 de octubre pasados, los “líderes” de los 32 países en liza eligieron a otros hinchas de su jurisdicción, hasta 50 por nación. El comité organizador, autodenominado Comité Supremo para la Entrega y el Legado, los designó como “fans exitosos”. Son aquellos que, habiendo emitido una solicitud, fueron agraciados con la invitación. Vuelo, alojamiento y manutención pagada durante al menos una semana, una entrada para asistir a la ceremonia inaugural del torneo y al partido subsiguiente, que disputará Qatar, el anfitrión, con Ecuador, en el estadio Al-Bayt, el 20 de noviembre.

La Copa del Mundo no ha tenido límites políticos. La Italia de Mussolini, la Argentina de Videla o la Rusia de Putin han gozado del beneplácito de la FIFA para acoger el torneo. La monarquía absolutista que gobierna Qatar no es el régimen más autoritario que ha organizado la competición ni el único que se ha visto envuelto en acusaciones de corrupción en el proceso. Pero Qatar es el primer organizador que financia los viajes de hinchas de todos los países para hermosear la imagen del país y del campeonato.

La noticia provocó una ola de suspicacia. Desde NOS, la televisión pública holandesa, a The New York Times, diferentes medios señalaron que Qatar pretendía emplear a los hinchas en el marco de una operación de lavado de imagen y censura. Este viernes, el Times de Londres informó de que un grupo de 40 hinchas ingleses habían sido conchabados para cantar canciones prefijadas en la ceremonia inaugural con una soldada de 60 libras diarias que se abonarían en sus tarjetas de crédito. El reportaje se coronó con un titular sugestivo: “Hinchas ingleses pagados para ejercer de espías en la Copa del Mundo”.

El Comité Supremo reconoce que ha desarrollado un programa de intercambio de información con más de 450 hinchas de 59 naciones. Este viernes, el órgano que supervisa la organización del torneo emitió una serie de comunicados para explicar que su colaboración con los aficionados “concebiría un torneo histórico enfocado en los fans”. El Comité Supremo indicó que este sería “un modelo para futuros mega eventos” y reaccionó con un desmentido. “La especulación mediática ha presentado esta iniciativa como un plan ilícito mediante el que se paga a los hinchas visitantes a cambio de la promoción coordinada de la Copa del Mundo en Qatar. Esta insinuación es absolutamente falsa”.

“Todos los fans que visitan Qatar como invitados lo hacen voluntariamente y sin cobrar”, prosiguió la nota. “No tienen ninguna obligación de publicar o compartir contenidos proporcionados por el Comité Supremo, o denunciar contenido en nuestro nombre. El CS proveerá vuelos, alojamiento y gastos de alimentación”, concluye el mensaje. “Considerar esto como un pago por servicios no solo hace sombra sobre la esencia del programa, también cuestiona la credibilidad de los fans involucrados”.

“Sea tan creativo como quiera”

Los términos y condiciones que deben respetar los invitados son rigurosos y deliberadamente intrincados. Según el documento que filtró la televisión pública holandesa, NOS, y al que también ha tenido acceso este periódico, no podrán ir acompañados, deberán resignar su derecho a la propiedad intelectual y se comprometerán a firmar una cláusula de confidencialidad que les impide revelar “cualquier información” que les suministre “el Promotor”. Además, se les recomienda evitar las blasfemias, “la desnudez” y las publicaciones de contenido “discriminatorio o degradante”. Finalmente, una cláusula aconseja lo impensable: “Sea tan creativo como quiera. (…) Sea auténtico y haga lo que sienta”. Entre las responsabilidades que tienen los “líderes de aficionados”, dice el código de conducta, está la de “apoyar al Mundial de Qatar dando like y compartir posts sobre el Campeonato”.

Thierry, un belga que es el único hincha invitado que ha hablado públicamente, contó a la cadena francesa BFMTV que la selección de los seguidores de Bélgica fue realizada por la federación belga. “Cuando vas a ver los partidos del equipo nacional, ganas puntos en un ránking”, explicó Thierry. “Los más asiduos están en primer lugar”. La federación contactó a los 40 primeros de la lista, entre ellos Thierry. El seguidor de los diablos rojos dijo que “todavía” no le han pedido que hable bien de Qatar, aunque no descartó que se lo soliciten una vez ya en territorio catarí. “Veremos qué pasa, puede que podamos decir cosas buenas, yo ya he visitado Dubai y no tengo nada malo que decir (…) puede que vuelva encantado”.

El holandés Paul Hirschel, un aficionado que trata de no perderse un solo partido de la selección nacional, prefiere no viajar a Qatar de esta manera, a pesar de haber sido invitado. Según cuenta, los dos líderes holandeses que han escogido a quienes irán a Doha “es posible que fuesen localizados a través de las redes sociales a la hora de recibir la oferta de Qatar”. Hirschel irá por su cuenta: “Declino participar en esta clase de propaganda. Es apetecible, pero no me parece bien. No está claro el alcance del código de conducta. Aunque respeto la decisión de los que han optado por esta vía”, concluye.

Los organizadores del Mundial aseguran que esperan a un grupo de España con los gastos pagos. Pero de momento, ninguno se ha manifestado. La federación asegura no haber participado en la selección de los fans, como hizo Francia o Bélgica. La principal agrupación de aficionados, la Federación de Accionistas y Socios Minoritarios de Fútbol (FASFE), socia de Football Supporters Europe, el interlocutor más legitimado de los seguidores ante la UEFA, se ha manifestado contraria a Qatar 22 desde el principio. “La organización del Mundial se ha puesto en contacto con nosotros”, dice el presidente de FASFE, Emilio Abejón; “pero no nos han invitado ni nosotros habríamos aceptado porque entendemos que ni Qatar es un país de fútbol, ni es un país en el que deberíamos jugar al fútbol. Los aficionados no deberíamos ir porque muchos aficionados de grada serían discriminados, por ejemplo, por ser LGTB”.

Adrián Núñez Corte, miembro de FASFE, fue el principal interlocutor de los aficionados españoles con la federación durante el Mundial de 2018. “No iré pagando y tampoco iré invitado, y menos para hacer publicidad”, dice. Seguidor impenitente de España durante el último lustro, Núñez Corte asegura que este Mundial va contracorriente del calendario laboral y la situación financiera de la mayoría de los hinchas.

Hervé Mougin, presidente de los Irrésistibles, principal grupo de aficionados de la selección francesa, asegura que asistirá al Mundial, pero pagándoselo de su bolsillo. Explica que en 2021 la organización contactó con él por medio de la federación francesa de futbol para ser fan-leader, pero las condiciones no le convencieron. “Lo que buscan”, dice, “no es gente que sepa trabajar para ayudarles a organizar mejor, sino influencers, personas con capacidad de transmitir la buena palabra”. “¿Por qué se les invita?”, se pregunta. “Para servirse de ellos como herramienta de comunicación (...). Van a participar en operaciones de comunicación”.

“Cierto pánico oficial”

John Williams, profesor de Sociología en la universidad de Leicester, y experto en historia del fútbol, asegura que este caso no tiene precedentes. “No tengo noticia de que algo así hubiera pasado antes con gente que no sea famosa. Sí ha ocurrido con personajes conocidos, como David Beckham, pagado para proyectar la imagen deseada”, dice Williams. “Puede inquietarles también la imagen del evento mismo, porque se ha hablado mucho de cómo tratarán a los homosexuales o de qué harán con el consumo de alcohol. De modo que se adelantan a posibles informaciones negativas”.

Williams recuerda que este torneo “cuesta unos 200.000 millones de dólares, algo nunca visto en el fútbol, y en un contexto excepcional creado a propósito para este deporte”. Pero indica que “involucrar así a hinchas ordinarios muestra un cierto pánico oficial: las autoridades piensan que el mundo les estará mirando y aspiran a generar un punto de vista y una experiencia alternativos que no procedan del Estado”.

Carlos de las Heras, responsable de Deportes y Derechos Humanos en Amnistía Internacional, recuerda que la libertad de expresión está muy restringida en Qatar, “sobre todo tras la aprobación, en enero de 2020 de una imprecisa ley por la que emitir o publicar información “tendenciosa” puede castigarse con hasta cinco años de cárcel y una multa de cerca de 25.000 euros”. En noviembre de 2021, dos periodistas noruegos que investigaban las condiciones laborales de los trabajadores de las obras del Mundial fueron detenidos, acusados de filmar en una propiedad privada, algo que los periodistas negaron. Fueron interrogados y se les confiscó todo el equipo. Quedaron en libertad 36 horas después.

Reportaje elaborado con información de Isabel Ferrer en La Haya, Natalia Junquera en Madrid y Silvia Ayuso en Bruselas.

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