Djokovic y Rune, un atractivo cruce de rachas
El joven nórdico reta al serbio en su cuarta final seguida, la primera en un 1000, mientras Nole ha ganado todos los partidos excepto uno desde finales de junio
Ruge Novak Djokovic, y no le faltan motivos. Acaba de destrabar un partido que aparentemente pilotaba con comodidad, pero que se ha retorcido al compás de la reacción de Stefanos Tsitsipas. El griego, demasiado ciclotímico, demasiado discontinuo en ocasiones, se ha quedado a un tris de la remontada, pero tras el 6-2, 3-6 y 7-6(4) se marcha de vacío del Palais Omnisports de Bercy, donde el serbio celebra y se relame porque el subconsciente le recuerda una serie de datos más que optimistas. Pero ojo. Entre él y su séptimo cetro en el torneo francés estará este domingo (15.00, Movistar) un joven que viene pisando fuerte y que apunta alto. Se llama Holger Rune, verdugo de Felix-Augger Alissime: 6-4 y 6-2.
El danés, un talento que comenzó la temporada fuera del top-100 y que está al borde del top-10, encadena cuatro finales (Sofía, Estocolmo [título], Basilea y Bercy) y está empeñado en abrirse paso en la zona más noble del circuito más pronto que tarde. De momento, sigue acumulando méritos y este sábado cortó de cuajo la fabulosa racha de Aliassime, que había ganado sus 16 últimos partidos y no perdía uno desde que Roberto Bautista le batiera el 3 de octubre en Astaná. Ahora, Rune disputará su primera final de un Masters 1000, a lomos de la estupenda dinámica que arrastra y con apetito.
En la primavera dio avisos (trofeo en Múnich, cuartofinalista en Roland Garros), y en este tramo final va con todo. “Intento mejorar un 1% cada día, porque sé que en las pequeñas cosas está la diferencia. Perdí con Felix la semana pasada en dos sets, y hoy le gané en dos sets; trato de mejorar constantemente”, expuso el nórdico, de 19 años. Él y Djokovic se han medido solo una vez, el año pasado en el US Open. Entonces el serbio salió airoso, tras cuatro sets, pero en esta ocasión se topará con un jugador mucho más afilado. Entre uno, casi media vida, una distancia generacional de 16 años.
En todo caso, no se fía un pelo Djokovic, que a pesar de haberse perdido los cuatro Masters 1000 en suelo norteamericano (Indian Wells, Miami, Montreal y Cincinnati) y dos grandes (Australia y Nueva York), ha logrado mantener el tono competitivo y sigue abrillantando el palmarés. El serbio, de 35 años, está a la caza de su sexto trofeo en Bercy, donde se coronó previamente en 2009, 2013, 2014, 2015, 2019 y 2021, y donde solo logró ponerle freno el ruso Karen Khachanov en la final de hace cuatro años. Vuelve a la carga Nole con artillería pesada: solo ha perdido un partido de los 22 últimos –solo pudo con Aliassime, en la Laver Cup– y recientemente se elevó en Tel Aviv y Astaná; es decir, enlazando con Wimbledon, el balcánico prácticamente ha ganado todo lo que ha jugado desde finales de junio.
“Le conozco bien porque he entrenado con él en diferentes superficies, y me gusta”, se refirió a Rune, que ha rendido a cuatro jugadores instalados entre los 10 mejores de camino a la final; Hubert Hukacz (10º), Andrei Rublev (9), Carlos Alcaraz (1º) y Aliassime (8º). “Es muy buen chico y tiene una ética de trabajo fantástica. No hay duda de que es el futuro de nuestro deporte junto con Alcaraz y otros chicos, aunque ojalá pueda evitar su primer título en un Masters 1000″, bromeó, antes de zanjar: “De alguna forma me recuerda a mí mismo, con un revés sólido y buena defensa, competitivo. Lo da todo en cada punto”.
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