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Imparable Verstappen: 14 victorias en un año

El holandés de Red Bull mima las gomas para lograr en México un récord absoluto en la historia del certamen. Sainz es quinto y Alonso abandona

GP Mexico F1
Max Verstappen celebra la victoria en el Gran Premio de México, en el circuito Hermanos Rodríguez este domingo.EDGARD GARRIDO (REUTERS)
Oriol Puigdemont

Max Verstappen no se conforma con títulos. El animalito, coronado campeón del mundo hace ya varias semanas, en Suzuka y con cuatro pruebas de margen, se ha propuesto muy seriamente pasar a la historia del Mundial de Fórmula 1. Y quiere hacerlo con la misma energía que utiliza al conducir. Después de dominar ese exceso de fogosidad que le pasó factura en sus primeros años en el campeonato, el neerlandés domina todos los registros. A una vuelta es el más explosivo de la parrilla, en las tandas largas de vueltas se transforma en un martillo y cuando las circunstancias piden contemporizar también sabe hacerlo. Esto último fue la clave que le llevó a ganar en México, donde acumuló su 14º triunfo del curso, una cifra que le permite superar los registros logrados anteriormente por Michael Schumacher (2004) y Sebastian Vettel (2013), y situarse como el corredor con más victorias en una misma temporada.

La segunda plaza fue para Lewis Hamilton, disconforme con las decisiones que tomó Mercedes respecto de la elección de gomas. Checo Pérez completó el podio para goce de sus paisanos, completamente entregados al chaval de Jalisco. Este resultado, combinado con la sexta posición de Charles Leclerc, hace que el muchacho de Guadalajara supere al monegasco y se sitúe en la segunda posición de la clasificación general. Carlos Sainz terminó el quinto y Fernando Alonso se vio obligado a abandonar (vuelta 65) por una avería en el motor de su Alpine, la quinta del ejercicio para el asturiano, totalmente desesperado: “!Qué temporada!”, espetó por la radio mientras salía del habitáculo.

El Hermanos Rodríguez planteó un panorama completamente distinto al que venía siendo habitual este curso, en el que Red Bull pasó el rodillo la mayoría de los domingos; bien fuera por velocidad, por manos o por cabeza, entendiéndose esto último como el componente estratégico, uno de los puntos fuertes de la tropa de Milton Keynes. Ya desde los ensayos libres del viernes se pudo ver que Mercedes tenía algo más; sobre todo después de que los delegados de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) autorizaran el nuevo alerón delantero de las Flechas de Plata que vetaron la semana anterior, en Austin. Paralelamente, el perfil del trazado abrió un hilo de esperanza para el equipo de la estrella, que configuró un monoplaza perezoso en las rectas, pero muy ágil en la zona revirada. El sábado emergió la magia de Verstappen para anotarse una pole que perfectamente habría podido llevarse cualquiera de los dos pilotos de Mercedes, que se colocaron el segundo (Russell) y el tercero (Hamilton). Y el domingo, esa destreza volvió a mezclar a las mil maravillas con la estrategia de sus técnicos, que encontraron la receta para una carrera perfecta.

Elección de ruedas

Los peligros del rebufo llevaron a Red Bull a colocarle a Mad Max la especificación más blanda de neumáticos. De este modo minimizaron las posibilidades de que los perseguidores sacaran tajada de la aspiración. Tras una arrancada de libro, el bicampeón del mundo se mantuvo siempre en una ventana de entre un segundo y medio y dos sobre Hamilton, que salió con los compuestos medios. Las distintas cartas obligaron a unos y a otros a jugarlas de forma diferente. Sobre el papel, todo parecía dispuesto para que el británico pudiera celebrar su primer triunfo de este 2022 con una visita a los garajes, dejando los neumáticos medios y colocando los duros. Ese plan, en teoría, era más efectivo que el que la marca del búfalo rojo había elegido para su Niño Maravilla, que tenía que lograr darle 43 giros a una goma (media) que no tenía que estar preparada para ello.

Con esos elementos, Verstappen se dedicó a gestionar su ritmo para no destrozar las ruedas de su bólido, mientras a Mercedes y a Hamilton se les quedaba cara de bobos esperando una caída que nunca llegó a producirse. “Incluso fue capaz de abrir un hueco”, comentó el piloto de Stevenage, entre incrédulo y cabreado por haber perdido una oportunidad que quién sabe si se volverá a presentar antes de que el certamen ponga el cerrojo, dentro de dos paradas. “El poder mantener el liderato en la salida, tras la primera curva, me ayudó mucho. Y la estrategia, distinta a la del resto, también estuvo de nuestro lado”, resumió el ganador, más contento por la victoria que por el récord. “Es un año increíble. Lo estamos disfrutando mucho e intentaremos conseguir más”, advirtió la piedra angular del proyecto de Red Bull.

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