Flamengo de Brasil gana la Copa Libertadores por tercera vez en su historia
El equipo venció 1-0 al Atlético Paranaense con gol de Gabriel Barbosa
Ganó el Flamengo y perdió la Conmebol. El popular equipo de Río de Janeiro, al que las encuestas señalan como el de mayor cantidad de hinchas en su propio país —42 millones, sobre un total de 214 millones de brasileños—, venció 1-0 al Atlético Paranaense en la final de la Copa Libertadores masculina jugada este sábado en Guayaquil, Ecuador, y se consagró campeón de América por tercera vez en su historia.
El Fla, un equipo repleto de estrellas que llegó a tres de las últimas cuatro finales –fue campeón en 2019 y subcampeón en 2021-, confirmó su favoritismo y tomó el relevo de su compatriota Palmeiras, bicampeón vigente hasta hoy. Lo paradójico es que la consagración del multitudinario equipo carioca ocurrió en un estadio, el del Barcelona de Ecuador, con muchos espacios vacíos en sus tribunas, un nuevo golpe para la controvertida decisión de la Conmebol de jugar la final en un estadio único. Más de 6.200 kilómetros separan a Río de Janeiro de Guayaquil en un subcontinente con escasa conectividad aérea y golpeado por la economía.
Gabriel Barbosa, más conocido como Gabigol, anotó el único gol del partido tras una gran jugada de Everton Ribeiro a los 49 minutos del primer tiempo, ya cuando Parananese jugaba con diez futbolistas tras la expulsión de Pedro Henrique, siete minutos antes. El delantero, de 26 años, también había anotado en las finales de 2019 ante River Plate de Argentina y de 2021 contra Palmeiras, por lo que se convirtió en uno de los únicos tres futbolistas en festejar goles en al menos tres definiciones de la Libertadores: igualó al uruguayo Pedro Rocha (1965, 1966 y 1974) y quedó por detrás del ecuatoriano Alberto Spencer (cuatro, 1960, 1961, 1962 y 1966), ambas glorias de Peñarol de Uruguay.
Si una nueva final brasileña, la segunda consecutiva, confirmó la hegemonía de los clubes de ese país en el continente (la última presencia de otro país fue en 2019, la de River), el Flamengo se consolidó como un equipo casi imbatible en América: de sus últimos 30 partidos en Libertadores apenas perdió uno, la final ante Palmeiras del año pasado. En medio de su cómodo recorrido en 2022, le ganó 6-1 en el resultado global de la semifinal a Vélez, de Argentina, y le convirtió siete goles a Tolima, uno de los equipos que mejor defienden en Colombia.
Aún en un partido sin brillo, con la habitual tensión de las finales, Flamengo le ganó a Paranaense –un equipo con menos historia, ganador una vez de la liga brasileña, pero bicampeón reciente de la Sudamericana, en 2018 y 2021- con la autoridad de un plantel superior en lo futbolístico y económico para el contexto sudamericano. El Flamengo parece un equipo de Liga de Campeones: cuenta con mayoría futbolistas que jugaron en Europa y que aún están en buen nivel, lejos del retiro.
En esa lista, entre titulares y suplentes, están entre otros David Luiz (35 años, ex Chelsea y PSG), Filipe Luis (37, ex Atlético de Madrid), Pedro (25, ex Fiorentina), Diego (37, ex Juventus) y Arturo Vidal (35, ex Juventus, Barcelona y Bayern Múnich). Justamente, en medio de tanta presencia brasileña en la final, los hinchas ecuatorianos apuntaron contra el mediocampista chileno al grito de “el que no salta, no va al Mundial”, un resabio de la polémica por el reclamo de la selección de Chile en perjuicio de Ecuador por la nacionalidad del defensor Byron Castillo.
Tribunas semi vacías
El partido se jugó en el magnífico estadio Monumental, propiedad del club Barcelona de Guayaquil y con capacidad para 59.000 espectadores, pero con tribunas semidespobladas. Según informó el viernes el ministro de Deporte de Ecuador, Sebastián Palacios, 24 horas antes del partido solo se habían vendido 30.000 entradas. Esa cantidad incluía, encima, localidades regaladas por la Confederación Sudamericana de Fútbol en su desesperado intento para evitar que las cámaras de televisión proyectaran el cemento vacío del estadio: los ecuatorianos que habían comprado una localidad recibieron una segunda de cortesía –una auténtica promoción de 2x1- y los socios del Barcelona, el club más popular del país, fueron favorecidos con un descuento del 65% para adquirir los tickets.
En un intento de copiar el modelo europeo, el de la Liga de Campeones y la Liga Europa, la Conmebol comenzó a aplicar en 2019 una sede única para las definiciones de la Libertadores y la Sudamericana. El experimento hasta ahora es un formidable negocio económico y televisivo para la Conmebol –que organiza los partidos para la noche del sábado en Europa- pero un indisimulable fracaso para el interés y la accesibilidad de los espectadores sudamericanos.
En septiembre pasado, apenas 20.000 espectadores se esparcieron en las tribunas del estadio Kempes, de Córdoba, Argentina, con capacidad para 56.000 espectadores, para presenciar la final de la Sudamericana entre São Paulo de Brasil e Independiente del Valle de Ecuador. En la definición de la Libertadores de este sábado en Ecuador, ni siquiera la presencia de Flamengo, indicado como el equipo con más hinchas “genuinos” del mundo, evitó otra vez la falta de demanda.
Aunque es posible que las elecciones presidenciales de este domingo en Brasil también hayan atentado contra el viaje de algunos hinchas de Flamengo y Paranaense, las principales razones para el nuevo fracaso de asistencia se explican más en la geografía y la economía sudamericana. Un hincha de Paranaense, Eder Warpechoski, viajó ocho días por tierra para unir los 5.900 kilómetros que separan a la ciudad en la que juega su equipo, Curitiba (sureste de Brasil), con Guayaquil (noroeste de Sudamérica).
Por la característica falta de conectividad aérea de la región, los hinchas que viajaron por avión desde Brasil hasta Ecuador explicaron que les habría resultado más económico pagar un pasaje a capitales europeas que a Guayaquil. Según reportaron medios ecuatorianos, como el portal Primicias, se cancelaron la mitad de los vuelos previstos desde Río de Janeiro o Curitiba. De un estimado de 400 aviones privados o charters, solo aterrizaron 200. Asimismo, de los 30.000 brasileños que se esperaba que llegaran a la desembocadura del río Guayas en el océano Pacífico, se calcula que finalmente arribaron 12.000. La economía local también atentó contra las pretensiones de la Conmebol: los tickets oscilaban de 142 a 245 dólares, mientras que el sueldo básico de un ecuatoriano es de 425 dólares.
Flamengo, campeón de América por primera vez en 1981 bajo el influjo de Zico, se sumó a los equipos clasificados al Mundial de Clubes, como el Real Madrid, aunque todavía no se conocen la fecha ni la sede del torneo
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.