El tatuaje que le falta a Arturo Vidal
El chileno, opción de Setién para alinear un once más físico ante el Bayern, está obsesionado con la Champions
Después de dos finales de la Copa América consecutivas, en las que Chile le birló la oportunidad a Lionel Messi de levantar un título importante con Argentina, el fichaje de Arturo Vidal por el Barcelona generaba ciertas dudas. No por su fútbol, exitoso en el Bayern y en la Juventus, sino por su adaptación al vestuario que lideraba Messi, su rival en Sudamérica. La incertidumbre se disipó rápido. El carismático Vidal se ganó la confianza de Messi y Luis Suárez. El chileno es un invitado habitual en los asados que organizan el argentino y el uruguayo en Castelldefels. No es extraño que se sumen Alba y Busquets, tampoco Griezmann, hace tiempo integrado al grupo azulgrana. “Arturo se siente una de las personas importantes en el grupo. Es muy respetado y querido por los pesos pesados y mientras vaya jugando él está contento. Su problema es cuando se pasa mucho tiempo en el banquillo”, cuentan desde el entorno del volante chileno, de 33 años.
Vidal es fácil de descifrar. Es transparente, vehemente en sus enfados, eufórico en las alegrías. Después de descartar abandonar el Barcelona —había sido tentando por Antonio Conte para que se sumara al Inter—, el chileno decidió quedarse en el Camp Nou. No estaba muy conforme con los minutos que le había otorgado Valverde: 53 partidos, el 54% como titular. Sin embargo, sentía que había salido fortalecido del catastrófico duelo ante el Liverpool (4-0), cuando el Barça desperdició una ventaja de tres goles en la eliminatoria. “Arturo fue el único que dio la cara en Anfield”, aseguraban, en su momento, desde el cuerpo técnico de Valverde. La confianza del Txingurri, el afecto de Messi y, sobre todo, sus ganas levantar la Orejona lo decantaron por quedarse una temporada más en el Camp Nou.
En su multitatuado dorso, donde básicamente tiene referencias a su familia y la historia de su progreso en la vida, Vidal guarda rincones para los logros en su carrera. Campione, se grabó después de coronarse en Italia, cuando fue elegido el mejor futbolista del año por la Gazzetta dello Sport en 2013.
Denuncia al Barça
Se pintó la Copa América con la bandera de su país en 2015. Pero tiene un lugar reservado. “Ese lo guardo, lo tengo guardado para tatuarme la Champions”, asegura Vidal a su grupo de amigos. Y tenía claro el chileno que en el Camp Nou y con Messi en su equipo estaba más cerca de pintarse la Orejona que si se mudaba al Giuseppe Meazza. Esta campaña volvió a ser irregular para el chileno. Arrancó de suplente (en los primeros cinco partidos jugó 69 minutos). Denunció al club por lo que él considera un impago de un bonus —en el Barça consideran que se malinterpretó el contrato— y coqueteó con volver a dejar el Camp Nou en invierno. Pero, como siempre, el chileno logra meterse en el once. Lo hizo con Valverde y también con Setién. Caótico, pero omnipresente en el campo: rebelde pero alegre en el vestuario, Vidal es vitamina en el Camp Nou. Es el cuarto máximo goleador del Barcelona en la temporada (ocho), después de Messi (31), Luis Suárez (20) y Griezmann (15).
Y como Griezmann cambia buenas por malas en el once inicial, Vidal es una de las opciones que maneja Quique Setién para armar un equipo más físico ante el Bayern. El chileno ya jugó como mediocentro ofensivo (Betis y Eibar) y también como extremo (Nápoles en San Paolo), siempre una rueda de auxilio en defensa. “Es muy probable que Quique intente un 4-4-2 ante el Bayern, con Arturo en el equipo. Es un sistema que ya han probado y con el que Messi se siente cómodo”, aseguran en la Ciudad Deportiva.
No hay mejor escenario ni rival para Arturo Vidal. La Champions es la única cuenta pendiente que le queda al chileno. Y si no lo consigue en el Barça (tiene contrato hasta 2021), no descarta volver a Turín, ahora que su amigo Pirlo ha tomado las riendas de la Juve. Siempre obsesionado con su estado de forma (tiene un preparador físico que lo acompaña desde que llegó a Europa), la idea de Vidal es estirar su carrera lo máximo posible. Y tatuarse la Copa de Europa.
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