Las pistas de Luis Enrique sobre su futuro
El seleccionador insiste a los internacionales en la importancia de ganar la Liga de Naciones, en 2023, y algunos de ellos lo interpretan como una señal sobre su continuidad
Suele decir Vicente del Bosque que el jugador fiscaliza todo lo que hace o dice el entrenador y que ese sibilino examen es diario. Durante estos cuatro días de concentración en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, los internacionales españoles hacen sus chascarrillos cuando ven al Luis Enrique más desenfadado, sin camiseta y descalzo por el campo de entrenamiento al concluir las sesiones. También bromean con ese altavoz que les ha colocado en la espalda para no tener que dar gritos desde el andamio desde el que dirige las intensivas sesiones de trabajo táctico. El invento es una influencia del pinganillo del ciclismo, el deporte que pirra al seleccionador.
Sin embargo, es en su discurso sobre la importancia de obtener la clasificación para la final a cuatro de la Liga de las Naciones donde algunos han afilado sus interpretaciones. A una parte del grupo, entre ellos algunos de los más veteranos, le llama la atención que el preparador gijonés se incluya cuando recalca lo importante que sería ser la primera selección que consigue meterse por segunda vez consecutiva en la fase final del aún emergente torneo y también, el conquistarlo. El “si nos clasificamos y la ganamos” que pronuncia cuando se refiere al objetivo en el que incide tanto está siendo leído en el vestuario en clave de una hipotética continuidad del técnico. Su contrato concluye tras el Mundial de Qatar y la final a cuatro de la tercera edición de la Liga de las Naciones se disputará a mediados de junio de 2023, por lo que su presencia, en el caso de que España se clasifique, solo sería posible si renueva.
En la anterior concentración del pasado mes de junio, su petición al grupo se centró más en demandar a los jugadores un último esfuerzo para los cuatro encuentros que tuvieron que disputar en apenas diez días tras la agotadora temporada en sus clubes. En esta convivencia, Luis Enrique les ha remarcado que no piensen en el Mundial, para el que restan dos meses, y que jueguen sin miedo a lesionarse en estos dos decisivos encuentros, mañana ante Suiza, en La Romareda, y el martes, contra Portugal, en Braga. España lidera el grupo con un punto de ventaja sobre la selección lusa y con una victoria ante Suiza y un empate en el país vecino estaría clasificada. La incógnita es si Luis Enrique culminará o no la perseguida conquista de la Liga de Naciones.
Tanto el presidente de la federación, Luis Rubiales, como el director deportivo, José Francisco Molina, llegaron hace tiempo al acuerdo de no abordar con Luis Enrique su continuidad o su marcha hasta después del Mundial. Los dos firmarían hoy mismo prolongar la relación y aceptaron mantener la incertidumbre hasta la conclusión de la cita mundialista en Qatar.
El atrevido y atractivo estilo impuesto por Luis Enrique, su etiqueta de entrenador puntero para el paradigma del fútbol que se despliega hoy y el haber revitalizado a una selección que venía de fracaso en fracaso de las últimas grandes citas son los argumentos que esgrimen desde la federación para desear la continuidad del técnico. Molina, como responsable de buscar un nuevo seleccionador si se diera el caso, siempre le ha quitado trascendencia a que una renuncia de Luis Enrique le obligue a contratar a un nuevo entrenador pese a que el mercado, entre diciembre y el 30 de junio, pueda estar limitado porque un candidato esté trabajando en su club. Si se diera el caso, el director deportivo no tendría problema alguno en entregarle el mando de la selección al seleccionador sub-21, Luis de la Fuente, para afrontar, en marzo, los primeros partidos de clasificación para la Eurocopa de Alemania 2024 y para la citada final a cuatro de la Liga de Naciones, en junio. Entre los empleados federativos, la continuidad o no de Luis Enrique se ha convertido en un asunto de apuestas dispares. Todas basadas en suposiciones porque el hermetismo, hasta ahora, ha sido la consigna. En un pasillo uno puede decir con rotundidad que no seguirá y 200 metros más allá otro afirma que acabará renovando.
Marcelino
Luis Enrique nunca ha negado estar encantado con su papel de seleccionador, pero siempre se ha remitido a las sensaciones que tenga tras acabar el Mundial. Tras su paso por el Barcelona, en el que conquistó el triplete en 2015, se ha revalorizado en esta etapa de seleccionador español. Algunos de los grandes clubes de la Premier League le siguen de cerca y algunos como el Arsenal ya le tentaron antes de que decidiese regresar tras abandonar el cargo por el fallecimiento de su hija. En España, también es una pieza apetecible para el Atlético de Madrid si Diego Pablo Simeone decidiera no agotar su contrato hasta 2024. Luis Enrique era el entrenador elegido por Miguel Ángel Gil Marín, tal y como aseguró recientemente a este periódico, antes de la contratación de Simeone en diciembre de 2011. El acuerdo era total y solo estaba condicionado a que las autoridades económicas italianas aceptaran o rechazaran la compra de la Roma por parte del magnate estadounidense James Pallotta, con el que Luis Enrique se había comprometido. La operación pudo concretarse y el técnico asturiano no faltó a su compromiso con Pallotta.
Mientras, por si acaso, Molina trabaja en los dos escenarios posibles. Si finalmente Luis Enrique opta por marcharse, hay nombres de recambio que suenan con fuerza en la sede federativa, como el de Marcelino García Toral, sin equipo desde que salió del Athletic al concluir la temporada pasada.
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