El Barcelona desquicia al Sevilla
Los azulgrana cimientan su victoria en las áreas y sobre todo en la pegada de su delantera ante un adversario nublado y una afición crispada en Nervión
El Sevilla es un flan, un equipo que se ha desinflado, flácido y nublado, irreconocible incluso en el Sánchez Pizjuán. Y el Barcelona por el contrario se ha endurecido, poderoso en las áreas y más familiarizado con el gol que con el juego si se tienen en cuenta sus tres últimos partidos de Liga. No extraña por tanto que el resultado entre dos equipos con dinámicas tan opuestas fuera de 0-3. La goleada se dio más o menos por descontada a partir del 0-1 porque el desplome del Sevilla fue tan tremendo como notoria la superioridad del Barça al mando del poderío y competitividad de Gavi.
Las alineaciones del Sevilla delatan las dudas de Lopetegui y las dificultades de Monchi. Ahora mismo es un plantel confuso y sorprendentemente blando, tan desnortado como enrabietado, difícil de clasificar en el inicio de Liga. Los rivales saben que juegan contra el Sevilla por el Sánchez Pizjuán y por el Arrebato. La energía que transmite el himno alimentó durante un ratito a un equipo que dependía de la lucidez de Isco. El malagueño era un jugador indetectable para el Barça. Los azulgrana no encontraban su sitio en la cancha, desbordados por el ritmo diabólico del Nervión y sorprendidos por la pausa del exjugador del Madrid. Isco, sin embargo, desapareció pronto y se desbravó rápidamente el Sevilla.
Al Barcelona le alcanzó con Ter Stegen para sostenerse en los momentos más críticos, especialmente atinado el portero en un mano a mano con Rakitic, habilitado naturalmente por el pase interior de Isco. Muy revolucionado y superior numéricamente en la medular, el Sevilla arramblaba al Barça en una noche de vértigo en el Pizjuán. Los azulgrana, sin embargo, ya no necesitan controlar el partido ni tener la pelota para generar espacios con el toque sino que a campo abierto exprimen su velocidad en las transiciones y la pegada de sus delanteros. Es una versión más parecida a la del Barcelona de Luis Enrique que al de Guardiola.
La elaboración pierde peso respecto a la presión y a la verticalidad, como se apreció en el gol de Raphinha. Gavi, un jabato, robó el balón, Dembélé aceleró y Raphinha cabeceó a la red después de intervenir Lewandowski. El polaco marcó el segundo después de controlar con el pecho un centro de Koundé y rematar sobre la salida de Bono. Al Barça le vale por ahora con Koundé de lateral a la espera de que entren en escena Bellerín y Marcos Alonso. La formación azulgrana fue a fin de cuentas la misma que goleó al Valladolid. No entró en escena ninguno de los últimos fichajes y el equipo fue igual de solvente que el domingo en el Camp Nou.
Koundé, decisivo
Las entradas del exsevillista Koundé y las contras de Dembélé, ambos tan desequilibrantes en la contra como erráticos en la definición, acabaron por desquiciar a los jugadores y a la afición del Sevilla. Al descanso se escucharon pitos, de la misma manera que al inicio del segundo tiempo volvieron los aplausos después de los cambios de Lopetegui. Ni con tres centrales cambió el guion ni la suerte del Sevilla. El equipo se cegaba ante Ter Stegen y el Barcelona no perdonó el tercero en una acción iniciada en un saque de esquina y culminada por Eric García. El central marcó y se lesionó después de un muy buen inicio de Liga.
El partido se acabó con el 0-3. El interés se centró en un carrusel de cambios que afectó incluso a Lewandowski después de que fallara un gol cantado ante la sorpresa del banquillo del Barça. Xavi empezó a pensar entonces en la Champions. El desfile de futbolistas, sin embargo, no afectó al nervio de los azulgrana, muy concentrados y puestos para no perder el tono, solo dispersos en el momento de enfrentar a Bono. A Lopetegui también le aguarda la Copa de Europa y muy especialmente Haaland. El técnico azulgrana empezó a rotar mientras que el sevillista no sabía cómo acabar el encuentro de anoche ni empezar el del martes contra el City.
Hay bronca en Sevilla y optimismo en Barcelona. El partido fue tan fácil para los azulgrana que resonó la rechifla en Nervión.
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