La receta del Jumbo-Visma para hacer ganador a Roglic
El equipo del ciclista esloveno, exigido en la crono, usa una ‘app’ que descifra cuánto ha consumido y qué debe comer cada ciclista
Contaba en una comida informal Óscar Pereiro, ganador del Tour de Francia 2006, que por extraño que parezca no todos los equipos miran primero a su corredor sino que lo hacen a la chequera, hasta el punto de que en ocasiones a los ciclistas no se les sufragan las jornadas de concentración en altura o, incluso, deben coger un avión desde otra ciudad porque sale más económico. Eso no ocurre en el Jumbo-Visma, equipo sólido en lo económico [aunque nadie como Ineos, Israel o UAE] y de filosofía clara, volcada en el corredor y la tecnología. “Los ciclistas son lo primero. Toda la ayuda que les podemos dar para mejorar, para descansar, para recuperarse, es buena. Se trata de que tengan lo máximo posible para que puedan ofrecer su mejor versión”, resuelven con orgullo desde el conjunto holandés. Y, según defienden, lo que marca la diferencia es la nutrición y su aplicación Foodcoach, que se puede descargar en Google Play o App Store. En ella confían para que Roglic [en sus piernas también, claro] se haya recuperado y pueda vencer la crono de hoy, donde se las verá de nuevo con el hasta ahora inefable Evenepoel y su maillot rojo.
Nada más finalizar las dos etapas que han acabado en alto en lo que va de Vuelta, jornadas en las que Roglic perdió tiempo y aspiraciones, su GPS envió datos al iPad de Martijn Redegeld, responsable de la nutrición del equipo. “Así veo lo que han ingerido como las barras y los botellines, también lo que han gastado a nivel de proteínas, carbohidratos, calorías… Y la aplicación lo traduce directamente y exactamente en los alimentos que deben comer. Cuántos gramos de pescado, de carne o de pasta, de lo que sea”, explica Redegeld. Y añade: “Por fortuna, a Roglic le gusta todo, aunque sí pide que haya bastante variedad”.
La comida la traen directamente de Holanda, de los supermercados Jumbo, patrocinador del equipo, y la cocinan en un camión que sigue al equipo por todo España y que siempre aparca al lado de los hoteles. “Tenemos dos cocineros”, revelan desde el equipo holandés. “Aunque con Roglic ya saben que por la mañana quiere dos rebanadas de pan y un huevo, además de fruta. Después de la carrera toma pasta o arroz, y puede ser que pizza, hamburguesa…”.
Lo que no pueden usar, sin embargo, son los parches que tienen una aguja minúscula que se inserta bajo la piel y controla los niveles de la glucosa —eso que puso en su día de moda el atleta Eliud Kipchoge y que después usan tantos deportistas— porque la UCI no lo permite en carrera. “Supongo que tienen miedo de que afecte a la carrera, pero realmente no tiene mucho sentido porque es algo que sería bueno para ellos”, conviene Redegeld, apasionado de la tecnología como todos en el Jumbo. Por eso fueron capaces, gracias a la Universidad de Eindhoven, de crear un modelo en 3D de tamaño real de Roglic, para poder analizarlo en el túnel del viento y buscar la posición perfecta. “En una contrarreloj, los más mínimos detalles pueden ser determinantes. Por eso miramos dónde colocar el número; qué material usar… Es como un enorme rompecabezas en el que no hay que dejar de buscar combinaciones”, revela el jefe de desarrollo tecnológico de Jumbo-Visma, Mathieu Heijboer.
“Usamos la tecnología que podemos y tratamos de estar a la última”, agregan desde Jumbo. Como TrainingPeaks —seguimiento y análisis del entrenamiento en tiempo real— o Veloviewer —mapa con el perfil de la carrera y donde deciden qué dar exactamente en los avituallamientos—. Pero, insisten, nada como Foodcoach, la receta que ansían, sirva para recortar tiempo con Evenepoel en la crono.
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