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Asier Martínez: “Solo sé que he entrado antes que Martinot”

El nuevo campeón de Europa de los 110m vallas revela que sufrió mucho la presión y que no recuerda los detalles de los 13,14s de su victoria

Asier Martínez celebra con sus amigos en la grada del estadio Olímpico de Múnich su medalla de oro en los 110 vallas del Europeo de Atletismo
Asier Martínez celebra con sus amigos en la grada del estadio Olímpico de Múnich su medalla de oro en los 110 vallas del Europeo de AtletismoCHRISTIAN BRUNA (EFE)
Carlos Arribas

Un grupo de amigos ha ocupado la curva del estadio y rodea la parte superior de la zona mixta, un andamio precario en el que Asier Martínez, el campeón de Zizur y de Europa, responde a las televisiones del continente. Y apenas puede porque los amigos, una peña, una cuadrilla, un grupo que le festeja feliz, no para de corear su nombre. Él se asoma y todos gritan. Él se acerca y todos quieren hacerse fotos con él, y los de seguridad abren un pasillo, y él está con los suyos, que le dicen, qué grande eres, has ganado por una milésima pero has ganado, cómo has alargado el cuello… Y él, el chaval que no quiere dejar de ser lo que es, responde, riendo: “No me quedaba otra”.

“Estoy muy, muy feliz. De verdad, no sé cómo expresarlo”, dice más tarde, más sereno, dentro de lo posible. “Encima, compartir con mi ídolo, como es Martinot, esa carrera, esa llegada… Y todos mis amigos, y mi padre en las gradas… Había un montón de compañeros de entrenamientos. Ha sido increíble, de verdad que me he sentido como en casa, nunca había corrido tan a gusto con tan buen ambiente”.

Entre los periodistas Asier Martínez vuelve a ser el chaval nervioso que antes de la carrera no para quieto. Despistado. En su mundo. Explica por qué, no quiere dejar de ser él. “Lo he pasado mal el tiempo que ha pasado mientras analizaban la fotofinish porque creía que había ganado Martinot, Sabíamos que esto iba a pasar. Sabía que iba a ser un gran rival. Es un competidor, tiene experiencia. Bueno, de hecho, es más, más perro viejo de todos en estos campeonatos. Y él sí que corre en casa, que sabe perfectamente como gestionar estos campeonatos”, dice más tarde “Encima lo estaban enfocando todo el rato a él. Él era el que aparecía en todo momento en la pantalla gigante hasta que finalmente cambió de plano y me han enfocado a mí”.

Fue la liberación, el final de tres semanas, las que pasaron desde su medalla de bronce en el Mundial, en las que la presión de saberse el mejor europeo antes de los campeonatos, lo que eso significaba, creció y creció. “Bueno, para mí ha sido difícil, la verdad, gestionar toda esta presión. He tenido suerte de que por lo menos el dorsal azul \[el que señala al que llega con la mejor marca del año, 13,17s, que compartían el francés Sasha Zhoya y él\], no lo llevaba yo, lo llevaba Zhoya y por lo menos me he quitado ese puntito de presión, por lo menos hacia afuera”, explica el campeón de Europa. “Yo sabía que era uno de los posibles favoritos. Y bueno, es muy difícil abstraerse de todo eso y más para mí que todavía la experiencia que tengo es bastante reducida. No soy un gran competidor en estos campeonatos todavía porque todavía no, no he acumulado experiencia, pero me ha ayudado mucho mi gente que estuviese aquí. El hecho de sentirme como en casa ha[00:03:45] ayudado a gestionar todo esto”.

Y aunque aparentemente, y su semifinal es una demostración, su cruce de sonrisas con Just Kwaou —”pero si sonreí fue sin querer, le miré y él me sonreía y yo le respondí”, dice el navarro, de 22 años—, en cada carrera madura, y su bronce en una final de un Mundial tan accidentada como la de Eugene, con la lesión del campeón olímpico, Parchment, y la salida nula del favorito, Allen, el atleta lo ve de otra manera. “Pero entonces nadie tenía los ojos puestos en mí, me sentía como en casa”, dice. “Me sentía como en una serie más, un entrenamiento. Aquí la presión era mucho mayor. Y eso ha condicionado los momentos previos al calentamiento. Todo ha sido mucho más tenso”.

Ha pasado solo media hora desde su victoria. Al atleta se le pregunta por la carrera, ¿cuántas vallas ha derribado?, ¿ha sufrido?, ¿qué pensaba? Él responde con sinceridad. No se inventa una milonga. “No sé, no sé qué ha pasado en la carrera, no sé cómo ha ido siquiera”, dice. “Bueno, supongo que habrá ido bien porque hecho marca personal, pero ya te digo que no sabría decir ni si hice una buena salida, una mala salida, un buen final. No lo sé. Solo sé que he entrado antes”.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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