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DE ÁREA A ÁREA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Palancas, sextete y Mundialito en globo

El torneo de la FIFA está en el limbo y pone en peligro la cadena de títulos a la que aspira el Madrid

Gianni Infantino, presidente de la FIFA, durante la última asamblea de la Confederación Africana de Fútbol.
Gianni Infantino, presidente de la FIFA, durante la última asamblea de la Confederación Africana de Fútbol.ELIA BENNET (AFP)

Palancas, así en plural, ha sido la palabra del verano para el barcelonismo. Para el Madrid es sextete, una ambición del club porque es un récord que le falta y vive ansioso de ellos. El sextete reúne Liga, Copa, Champions, las dos supercopas y el Mundialito, todo ello en serie. Lo consiguió el Barça con Guardiola y el Bayern con Flick; el Madrid lo ambiciona y se siente capaz de lograrlo, incluso en voz de su entrenador, Ancelotti, a despecho de la cautela general de su gremio a la hora de garantizar títulos. Queda para las discusiones cuál es el punto de partida: si se trata de ganar los seis en una misma temporada, como fue el de aquellos casos, o si vale empalmar títulos de dos temporadas distintas con lo que el Madrid ya llevaría trabajo adelantado. ¿Las Supercopas corresponden a la temporada en que se logró el título que dio acceso a ellas o a la siguiente, en cuyas primeras fechas se juegan, con plantillas ya renovadas?.

Pero no es a eso a lo que yo iba, sino al limbo en el que mora una de las seis competiciones de la cadena, el Mundial de Clubes, coloquialmente el Mundialito, que todavía no se sabe cuándo se va a jugar ni tampoco dónde. Y ni siquiera la fórmula, porque la FIFA pretendía haberlo ampliado para estas fechas a 24 equipos, cosa que ya será imposible.

El Mundialito gigante y el Mundial de selecciones bienal han sido los dos proyectos de Infantino para que su FIFA recaude más y, a más dinero más poder, pudiera ensombrecer a la UEFA de Ceferin. Hoy por hoy, la FIFA tiene como único gran ingreso el Mundial de selecciones cada cuatro años. La UEFA, además de Eurocopa cada cuatro años, Champions cada año. Nada que ver. De ahí los planes de Infantino que hasta ahora van quedando en trastadas. Alentó la conspiración de la Superliga como torpedo contra la Champions y cuando esta cayó en vía muerta se puso de perfil; concibió su Mundial bienal engatusando a las confederaciones menores con lo que empujó a la UEFA y la Conmebol a un conato de cisma cuyo germen aún está ahí; y concibió un Supermundial de Clubes (el de ahora no le da dinero) con 24, en el que tendrían cabida 12 europeos, de 4 a 6 suramericanos y el resto a repartir. Se formarían 8 grupos de 3 equipos cuyos ganadores se irían cruzando luego hasta dar dos finalistas. Estaba en discusión el reparto por confederaciones y los méritos para acudir (¿ranking? ¿clasificación en los torneos continentales?) cuando irrumpió la pandemia y aquello quedó flotando.

A día de hoy la FIFA tiene firmado con China un primer Mundial de 24 equipos para febrero de 2023. Pero a estas alturas no hay el menor movimiento para cuadrar el sistema de elección de los 24 y es dudoso que China admita sin más el cambiazo a un Mundialito de 7, de mínimo interés. Ya saben: a él acuden los campeones de las seis confederaciones (una más que continentes, porque América tiene dos, Conmebol y Concacaf) más el anfitrión, que pasa una eliminatoria previa. Los campeones europeo y suramericano entran ya en la semifinal. Pocos partidos y de interés muy menor salvo la final, casi siempre entre el europeo y el suramericano.

Esa frecuentísima final europea-suramericana remite al origen de todo, cuando nació en 1960 como Copa Intercontinental, enfrentando al campeón de la Copa de Europa y al de la Copa Libertadores, con victoria del Real Madrid sobre el Peñarol. Ya entonces considerábamos al ganador campeón del mundo, aunque no existía tal título oficial porque no lo permitió la FIFA. Empezó con doble final, ida y vuelta, pero los suramericanos llegaron a pegar tanto que algún año no se celebró y algún otro por Europa acudió el subcampeón (el Atlético, que la ganó) por renuncia del campeón. Aquello lo salvaron Japón y Toyota, organizándolo a partido único durante muchos años. Eso mantuvo viva la llama hasta que la FIFA decidió absorberlo dando entrada a otros continentes.

Pero este año se ha atragantado. Víctima de ambiciones, confusiones, pandemia y Mundial de Qatar metido como un elefante en medio de la temporada, no sabemos qué será del desdichado Mundialito. El pronóstico es modelo a 7 metido con calzador en febrero en alguna petromonarquía que haga el quite. Pero a día de hoy, con los campeonatos ya en marcha, no hay dónde ni cuándo ni cómo. Y no falta quien piensa que no se hará, en cuyo caso las discusiones del sextete resultarán baldías.

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