El doble regalo del deporte a Girona

El sentimiento de comunidad es uno de los vínculos más fuertes que produce el deporte. A lo largo de un partido, en mitad de una competición, somos capaces de apartar nuestras diferencias para apoyar sin reservas una misma causa. El equipo que te ha hecho vibrar desde pequeño, los colores que hicieron felices a tus padres, el resultado que detiene a todo tu entorno. En la victoria o en la derrota, aunque sea momentáneamente, es un hechizo que nos une a muchos.

La ciudad de Girona ha vivido en los últimos días un aluvión de grandes noticias deportivas, algo que sucede en raras ocasiones y de lo que pocas ciudades pueden presumir. Tanto su equipo de fútbol (Girona Fútbol Club) como de baloncesto (Bàsquet Girona) lograron el ascenso a la primera categoría de sus respectivas disciplinas, generando unas emociones colectivas difíciles de imaginar en otro contexto.

El equipo de fútbol completó una gesta desde la adversidad. La normativa del playoff de ascenso, que eliminaba los lanzamientos de penaltis en caso de igualdad al cierre de la eliminatoria, dando la victoria al equipo mejor clasificado en la temporada regular, colocaba al club catalán en clara desventaja. Como sexto clasificado en liga, cualquier serie empatada implicaba la eliminación, el adiós al sueño del ascenso. Era el único de los cuatro aspirantes que partía con una necesidad asegurada: marcar en las dos eliminatorias.

El equipo dirigido por Míchel aceptó el desafío, y terminó logrando la promoción ganando el último partido al Tenerife a domicilio. Puede que la situación de necesidad obligase al equipo a jugar con valentía, con ese carácter que marca las diferencias en el deporte profesional. El apoyo de la afición, que protegió a los suyos desde el primer minuto, encontró un premio soñado durante años.

El baloncesto también entregó días de gloria con una historia particular. Fundado en 2014, es uno de los clubes más jóvenes en las competiciones españolas. Gracias a la gran cultura deportiva de la ciudad, ascendiendo año tras año, la gesta ha sido enorme. Tras un año en LEB Oro, una categoría competitiva con multitud de equipos de gran nivel, han logrado una promoción inolvidable. La victoria ante Estudiantes en el último partido es ya historia del deporte en la ciudad.

Entre las filas del club destaca la figura de Marc Gasol, campeón del mundo y ganador de un anillo NBA. De manera admirable, ha sido capaz de compaginar la cancha de baloncesto con los despachos. Su función va más allá de aportar un gran nivel deportivo en la pista, dirigiendo al equipo y haciéndolo evolucionar en paralelo. Es una persona comprometida hasta la raíz con un club que fundó y que hoy además preside. Su continuidad en la cancha durante al menos un año más hará la historia todavía más especial.

Las imágenes de Girona teñida de rojo quedaron ya en el imaginario de todos. La rúa para homenajear a los deportistas de ambos equipos, a los cuerpos técnicos y a todos los que hicieron posible el éxito, fue una enorme fiesta colectiva en un tiempo donde las alegrías son necesarias.

El verano siempre trae buen tiempo, días más largos y un buen estado de ánimo en las personas. Si le sumamos motivos deportivos a festejar y disfrutar junto a los amigos, la combinación es estupenda. Todo aquel que estuviese en Girona el pasado fin de semana pudo vivir un día difícil de olvidar. Valoremos siempre la capacidad del deporte para regalarnos estos momentos.

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