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BALONCESTO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Con la capa de superhéroe

El talento diferencial de Mirotic desiguala con 20 puntos un partido cardíaco cuando el duelo se volvía más físico, en la segunda mitad

Nikola Mirotic gesticula durante un momento del partido en el Palau.
Nikola Mirotic gesticula durante un momento del partido en el Palau.Enric Fontcuberta (EFE)

Un encuentro clave, de nervios, duro como se esperaba, decidido en las dos últimas posesiones por un jugador diferencial como es Mirotic. Así es la finalísima de nuestra Liga de baloncesto, para vivirla con un desfibrilador al lado porque donde no llegue el acierto, o incluso las piernas, a estas alturas de la temporada solo puede llegar el corazón.

Decidir un título a cinco partidos puede parecer un plan a largo plazo, o en el que al menos va a haber margen para reaccionar. Pero en el ámbito de una final de Liga Endesa puede ser un error definitivo no ir a cada encuentro como si se tratara del último. Así salió el Real Madrid en el primer partido de la serie y así se preveía que intentaría entrar el FC Barcelona en un duelo que para los hombres de Saras era a vida o casi muerte porque nunca en una final de Liga se ha levantado un 0-2.

Pronto se intuyó un cambio de dinámica, o al menos se percibió una energía distinta de la del lunes. Sucedió aunque el Madrid comenzara dominando porque leyó muy bien la situación de Sanli, que no está en su mejor momento con problemas de lateralidad después de su lesión, y atacaba bien sobre sus bloqueos además de repetir en el botín que se obtiene al rebote.

La salida de Davies varió esa tónica porque con él metido en partido los interiores azulgrana arrastran mejor a las defensas y los exteriores encontraban mejor situación en el tiro. Creciendo en ataque, también mejoraron prestaciones defensivas rompiendo el timing de los pases y la circulación del Real Madrid. El equipo visitante vio lastrado su tiro con una selección mala que le llevó a un 2 de 15 en lanzamientos de tres. Demasiados ataques sin sumar para los blancos que buscaban acciones muy rápidas pero casi siempre desde fuera y no con tanta verticalidad al aro como en la primera jornada.

Atrás sí que el Madrid mantenía el nivel defensivo que le permitía robar hasta cinco balones gracias en este caso a esos cambios con los que consigue adelantarse muy bien sobre el pase. Los locales habían mejorado respecto al primer partido aspectos evidentes. Pero su rival mantenía el tono con ese oficio que caracteriza a los madridistas en las grandes citas, le falte quien le falte. Con una presentación de partido así, durante los primeros veinte minutos de duelo quedó muy claro que iba a ser un segundo punto de la final a cara de perro.

Se confirmó en la segunda mitad. Lo de ver minutos de alumnos contra profes, o niños contra hombres, quedó relegado al rincón de aquel primer encuentro. Si cabe fueron 20 minutos aun más físicos, con muchos nervios, enganchones, tensión, con el rebote ya igualado, y con un Real Madrid más coral aunque sus porcentajes bajaron, y en los que apareció el factor diferencial de Mirotic, que se puso la capa de Superman. Así sumó 20 puntos con los que da vida a un Barcelona que iguala el pulso.


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