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Dustin Johnson, la estrella que compraron los petrodólares de la Superliga

El golfista estadounidense traiciona al PGA Tour y se convierte en la gran figura del nuevo circuito saudí

Dustin Johnson
Dustin Johnson, en el centro, en un torneo en Arabia Saudí en 2021.Andrew Redington (WME IMG via Getty Images)
Juan Morenilla

¿Cuánto vale convencer a una estrella del golf para que juegue la Superliga? ¿125 millones de dólares? Hecho. Ese es el cheque que el fondo soberano saudí ha extendido al estadounidense Dustin Johnson para que lance un órdago al circuito americano, PGA Tour, y se enrole en el primer torneo del LIV Golf, la liga que comienza la próxima semana en el Centurion Golf Club de Londres y que desafía la organización de este deporte en el mundo.

La Superliga saudí necesitaba a toda costa una estrella que diera brillo al cartel. Si era estadounidense, mucho mejor, por lo que supone de simbolismo en esta guerra por el poder entre oriente y occidente. Y apareció Dustin Johnson, el cromo perfecto para consumar la traición. En febrero, el circuito americano emitió un comunicado en el que hacía pública la posición del golfista en un conflicto que subía de temperatura: “Es el momento de acabar con las especulaciones. Estoy comprometido plenamente con el PGA Tour”. En cuatro meses ha pasado de aliado a rebelde. Johnson es la gran figura de la inminente Superliga junto a Sergio García, otro fugado que sin embargo nunca ha escondido sus cartas. Ambos destacan en un listado de 42 participantes (faltan seis por confirmar) en el que se mezclan golfistas veteranos con jugadores de otros circuitos (europeo y asiático) y varios amateurs.

La joya de la corona es Johnson, número 13 del mundo, dueño a los 37 años de 24 victorias en el circuito americano desde 2008, la última en el Masters de Augusta de 2020, su segundo grande junto al US Open de 2016. Jugador de gran talento, siempre valiente para atacar las banderas, Johnson ya cruzaba apuestas cuando de adolescente jugaba con los mayores. Hoy es un golfista de hielo que no cambia el gesto cuando emboca o cuando falla. “Yo nunca podría jugar con tanta sangre fría como él”, le define Jon Rahm. Así permaneció 135 semanas como número uno del mundo, el tercer mejor registro en la historia del ránking, creado en 1986, después de las 683 semanas de Tiger Woods y las 331 de Greg Norman, el australiano que es precisamente el embajador de esta Superliga.

El camino hasta la cima ha sido serpenteante para Dustin Johnson. En 2012 fue suspendido tras dar positivo por cocaína, aunque el motivo no se hizo público. Se perdió el Masters y dijo que había sufrido un accidente de moto de agua —tiene diversas embarcaciones—. Dos años después llegó otro positivo por cocaína y en este caso una sanción de seis meses. “Aprovecharé este tiempo para buscar ayuda profesional para afrontar ciertas dificultades personales. Al dedicar el tiempo y los recursos necesarios para mejorar mi salud mental, bienestar físico y estabilidad emocional, confío en estar mejor preparado para alcanzar mi potencial y convertirme en un campeón más sólido”, expresó entonces.

Dustin Johnson y Tiger Woods, en el Masters de 2020.
Dustin Johnson y Tiger Woods, en el Masters de 2020.ERIK S. LESSER (EFE)

De aquel destierro surgió un golfista renovado, ganador de grandes y número uno. Su hermano Austin es su caddie, y tiene dos hijos con Paulina Gretzky, hija de una leyenda del hockey sobre hielo canadiense. La familia vive en una impresionante mansión junto a un embarcadero donde esperan sus yates. El hombre parece tenerlo todo. Y sin embargo, la sensación es que Dustin Johnson podría exhibir un palmarés con muchos más oros, a veces conformado con un puesto de honor —21 top ten en los grandes— en lugar de apretar los dientes hacia la gloria. Su exhibición en el Masters de Augusta de 2020, el Masters de la pandemia, dibujó a un golfista soberbio que destrozó el récord de golpes bajo par del torneo. Con -20, batió la marca de Tiger Woods en 1997 y de Jordan Spieth en 2015. El Tigre le vistió con la chaqueta verde en medio del silencio de un campo vacío de público y de emociones, seguramente la mejor atmósfera para un atleta robótico como Johnson. Meses después dio la espantada al renunciar a los Juegos de Tokio porque no le cuadraba el calendario. El desprecio del número uno a la gran cita olímpica no fue una buena imagen para el golf.

Tampoco le importó demasiado a Johnson, que con su alistamiento en la Superliga ha dejado de lado su concurso la próxima semana en el Open de Canadá, organizado por uno de los patrocinadores del jugador, el Royal Bank canadiense, que ha roto el contrato. Poco altera eso a un golfista que solo en premios ha amasado 74,2 millones de dólares en el circuito americano, sin contar acuerdos publicitarios. El PGA Tour anuncia “medidas disciplinarias” contra el rebelde Johnson y sus compinches de la Superliga. El castigo no le sorprenderá con los bolsillos vacíos.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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