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Las intrigas de Anil Murthy, las vergüenzas del Valencia

La publicación de unos audios en los que se escucha al presidente amenazar con una campaña de desprestigio a Soler encienden aún más los ánimos de la masa social

Carlos Soler, durante el último Valencia-Betis de Liga.
Carlos Soler, durante el último Valencia-Betis de Liga.NurPhoto (NurPhoto via Getty Images)

En Mestalla siempre es invierno. La cacareada primavera que iba a traer Peter Lim se oscureció pronto. La publicación de unas conversaciones que mantuvo el presidente del club, Anil Murthy, con varios interlocutores en Valencia, y que fue grabada, desvela las maneras poco elegantes de la mano derecha del máximo accionista, Peter Lim, así como su política de gestión. En dichas grabaciones, se escucha al presidente hablar de la venta de José Luis Gayà y Carlos Soler, dos de los capitanes del equipo, a quienes amenaza con desprestigiar, especialmente al segundo, utilizando a la prensa afín, por no querer renovar sus respectivos contratos.

Los audios, que ha ido publicando el diario deportivo Superdeporte —”Si sales gratis en enero, te mato con toda la prensa”, se le escucha decir al presidente—, se han extraído de una charla de Murthy con cinco empresarios valencianos durante una comida que tuvo lugar el 27 abril en el restaurante Tavella, en uno de los barrios periféricos de la ciudad —comida cuya celebración confirmó ayer mismo la propia institución—; y sugieren que las intenciones del máximo accionista pasan por desmantelar la plantilla del club de Mestalla en los próximos meses.

La masa social valencianista, que ya vivía instalada en la desafección, ha visto alimentado su malestar al conocer las palabras del presidente. Ni Gayà, ni Soler, según se deduce de esos audios, van a continuar en el club tras fracasar las negociaciones para renovar sendos contratos, que concluyen en 2023. El agente portugués Jorge Mendes, consejero de Lim, está maniobrando en el mercado para traspasar a Gonçalo Guedes. Cualquier futbolista de la plantilla es susceptible de ser vendido. Hay preferencias como Cillessen, Maxi Gómez o Cheryshev, pero todavía no están amortizados y la cantidad que ingresaría la entidad no sería neta. El club, con su límite salarial excedido, y sometido al férreo control financiero de LaLiga, está maniatado a la hora de efectuar nuevas altas.

Sin jugar en Europa —clasificado el 11º en LaLiga—, con la mayoría de los derechos de televisión pignorados y sin capacidad para obtener ingresos extra, el Valencia está obligado a vender futbolistas y a contratar cedidos. La fuga de calidad en la plantilla es inminente. También el advenimiento de la Youth Policy, la política de jóvenes talentos, de la que ha hecho bandera Meriton en los últimos años. Giorgi Mamardashvili (21 años), Yunus Musah (19), Jesús Vázquez (19), Rubo Iranzo (19), Koba Lein (20) o Christian Mosquera (17) son el tierno futuro del vestuario de Paterna.

400 millones de deuda

Por otro lado, Bordalás mantiene serias diferencias con la dirección deportiva desde el mercado de invierno y su continuidad no está garantizada. “Estamos abocados a la Segunda División”, se resigna un empleado.

La exaltación de la masa social del conjunto che hunde sus raíces en la inacción de Lim y en la deuda global de 400 millones de euros, 216 millones a corto plazo, que los años de plomo de Meriton han ido amontonando sin remedio alguno. La censura a múltiples aficionados en las redes sociales, que llevan 381 días silenciados sin poder interactuar con las publicaciones del club, las listas negras de periodistas y los constantes gestos contra el aficionado en Mestalla por parte del presidente Murthy o de Joey Lim, consejero del club, que se interpretan como una falta de respeto, salpimientan las protestas.

Además, el nuevo estadio de la avenida de Cortes Valencianas, que lleva 11 años parado, enfrenta al club con las autoridades políticas, que son incapaces de obligar legalmente a Meriton a retomar las obras, pese a que recientemente ha recibido una inyección económica del fondo CVC para cumplir con ese propósito.

El valencianismo de base ha organizado para el próximo sábado, último partido de Liga, una protesta en la avenida de Suecia, frente al estadio, para mostrar su indignación ante el desdén con el que Lim dirige la entidad merced a su mayoría accionarial. La hinchada pretende exhibir su musculatura social, como ya hizo en la manifestación del 11 de diciembre, donde cerca de 15.000 aficionados protestaron contra el empresario asiático en los alrededores de Mestalla. “Nuestro Valencia está secuestrado por Lim y luchar por su supervivencia es un deber. El partido más importante lo jugamos en la calle”, dice el cartel que llama a una movilización social contra Lim.

Un estadio en ruinas

En uno de los audios publicados por Superdeporte, el dirigente se jacta de que va a llevar a los tribunales a la Generalitat Valenciana “porque no paran de ponerme trampas” y habla de la actitud con la que se presentó a la última reunión para tratar de deshacer el nudo del estadio. “Prefiero ir, que me digan lo que quieren, siempre con la sonrisa. ‘Gracias, gracias, gracias’. Luego cuando Germán Cabrera (se refiere al abogado del club), pum, vamos a llevar a la Generalitat a juicio”. La Generalitat no valida el proyecto para el nuevo campo que ha presentado el Valencia, tras recibir el dinero de CVC, porque no se ajusta a lo que reflejaba la ATE (Actuación Territorial Estratégica) cuando se firmó en 2005. El Instituto Valenciano de Finanzas consideró recientemente que las garantías económicas que planteó Meriton para respaldar las obras no son suficientes ni fiables. La situación está en una vía muerta con la amenaza real de acabar en los juzgados.

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