El Alavés sigue con vida después de ganar al Espanyol por la mínima
El equipo catalán, que empató con un penalti lanzado por De Tomás, se quedó en inferioridad numérica en la segunda parte y acabó sucumbiendo
El Alavés depende de las matemáticas para seguir en Primera, aunque esté en números rojos. Venció al Espanyol en Mendizorroza y eso le permite seguir con vida, aunque dependa del acierto o la desgracia de otros. Los periquitos, mientras, no tuvieron su mejor día y perdieron sin paliativos.
La suave tarde primaveral de Vitoria escondía un drama por detrás, como la trama de una novela de Eva García Sáenz de Urturi, una crónica negra como la de El silencio de la ciudad blanca. El sol descendía con pereza sobre la capital alavesa mientras en el césped de Mendizorroza los aficionados locales aguardaban el desenlace, para saber si tras el pitido final de Pizarro Gómez tendría que bajar el forense para certificar la muerte deportiva de un Alavés descendido. Y el culpable no podía ser el mayordomo, ni los tres entrenadores que han desfilado por el eléctrico banquillo vitoriano, ni la plantilla hecha jirones a principio de temporada y remendada con desigual acierto en el mercado de invierno, sino, tal vez, quienes la diseñaron al estilo Baskonia.
Por eso, después de varios años en el alambre, al Alavés sólo le quedaba la heroica, y a ello salió desde el inicio, y si empezó todo sobre ruedas con el gol de Miguel después de un robo y el pase de Joselu, las cosas se torcieron un minuto más tarde cuando Escalante desperdició el segundo con toda la portería para el disparo. Así que cuando De Tomás, que volvía al equipo después de su desencuentro con su técnico, fue derribado en el área por el leve toque de Tenaglia y el delantero internacional transformó el penalti, cayeron las sombras sobre el Alavés, y más todavía cuando el árbitro anuló un gol vitoriano después de pitar peligro.
Jugaba el Alavés más motivado que el Espanyol, pero estaba con el gafe, hasta que comenzó la segunda parte. Yangel Herrera cometió una imprudencia a los 40 segundos, vio la segunda amarilla y dejó a su equipo en inferioridad. Lo aprovechó el equipo local para asediar el área de Diego López. Acertó lo justo, en un saque de falta que Jason apuntó hacia el avispero del área pequeña, donde Escalante metió el pie para desviar la pelota. No se echó atrás el Alavés, salvo en los minutos finales, cuando pensar en el empate españolista causaba pavor en el césped y la grada, pero al final no sucedió nada trascendente para el marcador y los vitorianos siguen vivos, aunque con respiración asistida.
En Pamplona, mientras, el Getafe dio un pasito para la salvación después de empatar frente a Osasuna, que se adelantó con un gol de Oier Sanjurjo el día de su despedida; el veterano capitán mejoró su hoja de servicios y lo celebró la grada de El Sadar, aunque un gol de Lucas Torró en propia puerta enfrió la euforia.
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