El relato blanco
Guerrero propone un recorrido sentimental por las últimas décadas del club de Chamartín, arrancando en 1995, aquel año en el que todo pareció empezar y acabar al mismo tiempo con la llegada de la ‘ley Bosman’
Uno de los mayores rugidos que emanaron del Santiago Bernabéu durante la semifinal de Champions entre el Real Madrid y el Manchester City se oyó en el momento en el que se anunció el tiempo añadido. En ese instante, la grada bramó, terminando de convencer a los que ya habían abandonado el estadio de que volvieran, de que todo era posible una vez más en esta emocionante temporada que está ofreciendo el equipo blanco a su hinchada. La clave del fútbol es que los pequeños milagros —una remontada épica, un gol en el último minuto, un tanto desde el centro del campo…— se renuevan con la suficiente cadencia como para que la afición mantenga la esperanza. En esta campaña, el Real Madrid está cimentando el relato para las próximas generaciones. Como si todo el material de comunicación almacenado durante décadas —lo largos que son 90 minutos en el Bernabéu y demás eslóganes— hubiera decidido mostrarse en formato real en un mismo año.
Explica Juan Carlos Guerrero en Fondo Blanco, un libro de autoedición, que lo de las remontadas de su equipo del alma van mucho más allá de lo deportivo. Que por darle la vuelta, se la dieron hasta a aquel famoso cántico surgido en 1979 en El Molinón. El de “Así, así, así gana el Madrid”, que hoy la grada blanca corea con orgullo ante las victorias importantes. Guerrero propone un recorrido sentimental por las últimas décadas del club de Chamartín, arrancando en 1995, aquel año en el que todo pareció empezar y acabar al mismo tiempo con la llegada de la ley Bosman, que permitía la libre circulación de jugadores de la Unión Europea. Periodista en la reserva por prescripción médica, en los últimos tiempos de ejercicio de la profesión empezó a notar cierto desencanto —su pareja le señalaba que siempre tenía voz de enfadado en los vídeos que locutaba—, se reenganchó con pasión gritando el gol de Sergio Ramos en Lisboa y ahora desea que su hijo Mario, nacido en plena pandemia, salga igual de madridista que él, para poder compartir pasión en el futuro.
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