Warriors y Bucks sacan el orgullo de campeón y vencen en el arranque de las semifinales de conferencia
Los puntos de Ja Morant (34) y Jaren Jackson Jr (33) no fueron suficientes para los Grizzlies. En Boston, Antetokounmpo impuso su ley de principio a fin
Menos de 48 horas después de eliminar a Minnesota, los Memphis Grizzlies recibían en el FedEx Forum a los Golden State Warriors para estrenar las semifinales de la Conferencia Oeste. Los visitantes, que llegaban con más descanso en las piernas tras arrollar a Denver en la primera ronda (4-1), tenían claro el plan de partido desde el principio: igualar la intensidad de los Grizzlies y minimizar el daño en las transiciones. Para ello surgió, como siempre, la figura de Draymond Green, pegamento de su equipo desde el primer título bajo las órdenes de Steve Kerr, allá por 2015.
Tras un arranque igualado y de gran acierto ofensivo en ambos equipos, Green, buque insignia de la defensa visitante, fue expulsado al borde del descanso por un agarrón sobre Brandon Clarke que los árbitros consideraron antideportivo. Algo riguroso, a juicio de Kerr. Incomprensible para el resto del banquillo.
Draymond Green was ejected for this flagrant 2 foul. pic.twitter.com/QPYnODEXt1
— ESPN (@espn) May 1, 2022
Con más de dos cuartos por delante, y sin grandes ventajas en el marcador, los Warriors, desnudos en defensa, se encomendaron a sus estrellas habituales —Stephen Curry y Klay Thompson— y, cómo no, a Jordan Poole, la nueva amenaza ofensiva. Tras un verano cargado de sesiones de tiro y horas en el gimnasio, el escolta de 22 años promedia 23 puntos y 6 asistencias por partido en su primera aparición en los play offs. Una bendición para su entrenador, carente de artillería lejos de los sospechosos habituales.
Empujada por el fervor del pabellón tras la expulsión de Draymond Green, la mínima ventaja de Memphis (61-55) se vio aplacada muy pronto por un triple —tiro libre incluido— de Stephen Curry al poco de empezar el tercer acto.
En el aro contrario, Jaren Jackson Jr mostraba su calidad con una exhibición desde el triple (seis anotados en nueve intentos) y Ja Morant, inconmensurable, atropellaba a los defensores visitantes de camino a la canasta con la velocidad que acostumbra. Ambos, Morant y Jackson, sumaron 67 puntos al final del encuentro. Insuficiente para tumbar un alma de campeón. Incluso sin Draymond Green.
Con una defensa férrea en el perímetro, Memphis dejó las espaldas descubiertas más de lo aconsejable y los Warriors, que optaron por jugar con small ball (quinteto sin pívots) en varias fases del partido, aprovecharon la situación con la pillería que todavía le falta al joven cuadro local en los momentos decisivos.
A la recta final se llegó con el marcador igualado, pero una canasta de Brandon Clarke inclinó la balanza para los locales antes de entrar en el último minuto. Con todo el pabellón de pie, Klay Thompson, apartado de la competición durante 31 meses tras encadenar dos graves lesiones, se quitó a su defensor de encima con una finta y, desde el triple, como en los viejos tiempos, puso a su equipo por delante a treinta segundos de la conclusión.
A seis segundos del final, con los Warriors ganando de un punto, Thompson abrazó el balón para recibir la falta y tratar de cerrar el partido desde la línea de tiros libres. Allí, donde el escolta anota más del 90% de sus tiros, Thompson falló los dos lanzamientos y, para sorpresa de todos, entregó las llaves del partido a Memphis con menos de cuatro segundos por disputarse.
En un tiempo muerto rápido, Taylor Jenkins, entrenador local, dibujó la jugada definitiva en la pizarra y los jugadores acudieron a sus puestos. Como era de esperar, el balón acabó en las manos de Ja Morant, que tras cruzarse la pista en carrera junto a su defensor, intentó con la mano izquierda una bandeja forzada que el aro escupió antes de la bocina final. Alivio para Thompson y para los Warriors, que incluso sin Green, golpean primero en la serie (0-1) y roban la ventaja de campo a los Grizzlies.
Antetokounmpo impone su ley en Boston
En el otro partido de la noche, en la Conferencia Este, los Milwaukee Bucks vencieron con autoridad a los Celtics en el TD Garden (89-101) con un partido descomunal —otro más— de Giannis Antetokounmpo (24 puntos, 13 rebotes y 12 asistencias). El griego, que a pesar de sus números solo anotó el 36% de sus tiros, dejó una jugada para el recuerdo en el que su poderío físico y su talento, en ocasiones infravalorado, le sirvieron para arrollar a la defensa verde, ayer de negro, y despertar la admiración del pabellón rival.
Junto al griego, y ante la ausencia de Khris Middleton, la intimidación defensiva de Brook Lopez y Jrue Holiday, muy acertado también en el triple, sirvió para secar el ataque de los Celtics en el primer partido de la serie. Jasyon Tatum, que venía de sellar una eliminatoria brillante ante los Brooklyn Nets, se quedó en 21 puntos. Junto a él, Jaylen Brown (12) y Al-Horford (12) no estuvieron a la altura en el primer envite frente a los Bucks, vigentes campeones de la NBA y máximos favoritos para revalidar el título.
Marcus Smart, pieza clave del engranaje defensivo de Boston, se marchó lesionado del hombro justo antes del descanso, pero pudo regresar en la reanudación. El escolta, que jugó con el pelo teñido de verde en un acto de populismo acorde a su excéntrico personaje, es el equivalente a Draymond Green en los Warriors: el perro de presa que todo entrenador necesita.
Otro de los jugadores más ilustres de los locales, Robert Williams III, hizo valer su indomable talento defensivo ante Giannis Antetokounmpo. Con Williams como sombra inseparable, el griego falló los cinco lanzamientos que intentó. El ala-pívot de 24 años, ausente en las últimas semanas por un desgarro en el menisco de la rodilla izquierda, recibió antes del encuentro el premio Red Auerbach, galardón que concede la afición de Boston al jugador que sea el mejor ejemplo del espíritu y de lo que significa ser un celtic.
Con Milwaukee liderando y Boston resistiendo sin despegarse, el arreón visitante llegó en el inicio del último acto. Fue ahí cuando Antetokounmpo impuso su ley. Ante la desesperada defensa de los Celtics, el griego sacó a relucir un repertorio de recursos mejorados hasta casi la perfección.
Nada pudo hacer el cuadro local, que veía como el partido se escapaba y el ruido ensordecedor del TD Garden se diluía. Al final, la consistencia de los Bucks de principio a fin mandó y Udoka deberá ingeniar varios reajustes para el segundo partido de la serie si no quiere que los campeones se marchen de Boston con una ventaja insalvable. En dos días, la siguiente batalla (madrugada del martes al miércoles, a la 1).
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