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Europa es un calvario para el Barça

El Barcelona queda eliminado de los cuartos de final de la Liga Europa después de entregar la grada y la cancha a un Eintracht que impuso su mejor fútbol y pegada en el Camp Nou (2-3)

Rafael Santos Borré marcaba el jueves el segundo gol del Eintracht ante el Barcelona.
Rafael Santos Borré marcaba el jueves el segundo gol del Eintracht ante el Barcelona.ALBERT GEA (REUTERS)
Ramon Besa

El Barça entregó al Eintracht la grada y la cancha del Camp Nou. Muchos aficionados azulgrana se desentendieron del partido, la directiva gestionó muy mal la taquilla y el equipo se quedó mudo en el inicio del puente de Semana Santa. Los seguidores alemanes no dudaron en ocupar los asientos que dejaron vacíos los abonados locales y el encuentro se convirtió en un calvario para el Barcelona. Los futbolistas se perdieron en un estadio supuestamente suyo, convertido en una cancha contraria por el abandono social, retratado cuando la Grada de Animació se retiró unos minutos del Gol Nord, para jolgorio del animoso Eintracht.

BCNBarcelona
Barcelona
2
Ter Stegen, Ronald Araújo, Eric Garcia (Luuk de Jong, min. 69), Óscar Mingueza (Sergiño Dest, min. 61), Alba, Pedri (Frenkie De Jong, min. 45), Gavi, Busquets, Aubameyang (Adama Traoré, min. 61), Ousmane Dembélé y Ferrán Torres (Depay, min. 80)
EFR Eintracht Fr.
3
Eintracht Fr.
Trapp, Obite Ndicka, Almamy Touré (Makoto Hasebe, min. 99), Hinteregger, Ansgar Knauff (Chandler, min. 99), Rode (Ajdin Hrustic, min. 79), Kristijan Jakic, Filip Kostic, Daichi Kamada, Jesper Lindstrom (Jens Hauge, min. 79) y Santos Borré (Ragnar Ache, min. 89)
Goles 0-1 min. 4: Filip Kostic. 0-2 min. 36: Santos Borré. 0-3 min. 67: Filip Kostic. 1-3 min. 90: Busquets. 2-3 min. 100: Depay.
Árbitro Artur Manuel Soares Dias
Tarjetas amarillas Eric Garcia (min. 3), Kristijan Jakic (min. 24), Gavi (min. 28), Ajdin Hrustic (min. 83), Obite Ndicka (min. 94), Ansgar Knauff (min. 95), Glasner (min. 96) y Trapp (min. 101)

El castigo remitió a las peores noches barcelonistas en la Champions. Europa es un terreno prohibido también para el equipo de Xavi. Aunque ha aprendido a ganar partidos, el Barcelona no sabe todavía como alcanzar títulos como la Liga Europa. Vuelve la frustración y la impotencia en el Barcelona después de ser expulsado de los torneos continentales por adversarios que difícilmente accederán al trono como el Benfica y el Eintracht. Los fiascos han sido continuos en los últimos partidos, con y sin público a favor, siempre a rebufo del rival, alejado de su mejor versión en la Liga.

Al igual que pasó durante muchos años en el Barça, en el Eintracht el equipo se alimenta del club. Barcelona parecía ocupada por la hinchada procedente de Fráncfort. Todo ciudadano había dado en algún momento del día con centenares de fans de la entidad presidida por el emblemático Peter Fischer. La marea blanca acabó por tomar el Camp Nou en un despliegue que por momentos evocó la marcha azulgrana en la Recopa de Basilea 1979. El desafío tenía a fin de cuentas su lógica si se recuerda que el Eintracht de Fráncfort es un equipo invicto en sus salidas en la Liga Europa que acudía al encuentro de un adversario que no ha ganado ningún partido como local, si se entiende como propio el Camp Nou.

Fallos defensivos

Había mucha inquietud en el Barça por la fuerte carga ambiental adversa, la peligrosidad del rival y las limitaciones defensivas propias por la ausencia del lesionado Piqué y las molestias de Frenkie de Jong. La electricidad de la cita pareció contagiar a Xavi cuando apostó por Mingueza y Gavi. La elección del lateral resultaba muy comprometida porque tenía que defender al desequlibrante Kostic. La inestabilidad de la zaga quedó constatada nada más comenzar el partido cuando Eric cargó contra Lindström y el árbitro pitó penalti que transformó precisamente Kostic. El gol fue celebrado con bengalas por una multitudinaria afición del Eintracht que empezó su ritual con una pitada al himno del Barça.

El marco no ayudaba precisamente a la reacción del equipo azulgrana, tan impaciente como amenazado por las transiciones de los muchachos de Glasner, muy bien agrupados y organizados en su cancha a partir de una zaga de tres centrales y del portero Trapp. El Eintracht no solo se cerraba bien sino que se desplegaba de forma vertiginosa por las bandas con Kamada y Kostic. No entraban en juego los volantes Gavi y Pedri, apenas había pases interiores y el único que embestía era Dembélé. La pelota rebotaba reiteradamente en un muro y salía despedida para la contra del Eintracht. Las pérdidas barcelonistas fueron la mejor munición para los alemanes y los remates se sucedieron en el arco de Ter Stegen.

Busquets y Dembélé se equivocaron y no perdonó Santos Borré con un disparo a la escuadra para poner el 0-2. Knauff no atinó después a marcar el tercero ante el desconcierto del Barça, demasiado frágil en su área y excesivamente revolucionado en la contraria ante un rival paciente y directo en el Camp Nou. El trabajado sistema de contención de Glasner inutilizó el plan A de Xavi.

Nada nuevo si se repara el guion de los últimos partidos del Barcelona. La diferencia es que ante los alemanes tampoco funcionó el B, penalizado con el 0-3 de Kostic, y el C solamente le alcanzó para lograr un resultado decoroso en el tiempo añadido: 2-3

El Barça no supo cómo enfrentar al Eintracht. Obsesionado por convencer, ni siquiera supo ganar porque no tuvo la finura y la velocidad necesarias para abatir a un rival muy físico, sólido y poderoso como el Eintracht. Los alemanes, espléndidos en el despliegue, fueron más eficaces en la vuelta que en la ida, si es que la ronda fue a doble partido, puesto que la sensación es que el Barça siempre fue a remolque del Eintracht. Europa no quiere saber nada del Barcelona. La imagen del club se degrada además con el tiempo después del colapso vivido en la Liga Europa. El Barça se sintió un extraño en su propia casa después de que fallaran los diferentes estamentos en una noche que dejó una foto tan inédita como vergonzosa del Camp Nou.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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