España define su delantera
Luis Enrique cierra el círculo de los atacantes que pueden acudir al Mundial apoyado en los que considera que presionan con alta intensidad e intercambian su posición
En la medida en que el Mundial se acerca, Luis Enrique emite señales que delatan que el grupo de aspirantes a conformar la lista de España cada vez es más cerrado. El caso de los delanteros es muy significativo, como ha puesto de manifiesto la baja de Raúl de Tomás y que este no fuera reemplazado por otro jugador. Ni Iago Aspas (13 goles), ni Juanmi (12) ni Joselu (12) fueron reclamados por el seleccionador, que esta noche volverá a medir ante Islandia, en Riazor (20.45, TVE1) la capacidad del equipo para sacar rédito del alto porcentaje de posesión que registra en cada encuentro. Llamar a cualquiera de los tres mejores goleadores nacionales podría tener sentido y no hubiera sido cuestionado, pero Luis Enrique no lo creyó conveniente.
La explicación que dio el técnico al término del amistoso contra Albania (2-1) en Cornellà para justificar su decisión de no citar un sustituto para De Tomás, lesionado en un hombro, fue reveladora de que el círculo está muy cerrado. Luis Enrique solo llama a los atacantes que considera que se ajustan a lo que demanda su exigente libreto. Con su argumentación transmitió que, con Gerard Moreno, Oyarzabal y Ansu Fati lesionados, ahora mismo no hay ninguno que termine de convencerle para lo que necesita. El seleccionador parece dar por bueno el ramillete de atacantes que viene manejando. “Estoy encantado con los nueves que tengo. Morata está en un momento espectacular... Raúl de Tomás, que sabemos por qué no está aquí, Gerard Moreno, Oyarzabal... No me puedo quejar, son jugadores de altísimo nivel. Y luego podemos jugar con falsos nueves porque tenemos jugadores por fuera que pueden jugar por dentro como Ferran Torres, Pablo Sarabia o Dani Olmo”, argumentó. Salvo una irrupción espectacular o una apuesta inesperada, de los citados y Yeremy Pino saldrá la nómina de delanteros que acuda al Mundial. Solo se abre alguna expectativa para dos especialistas de banda como Adama Traoré y Bryan Gil.
Los dos tantos marcados contra Albania ejemplificaron lo que Luis Enrique le exige a sus delanteros y el cambio de posiciones que le permiten realizar los que convoca habitualmente cuando tiene que alterar el rumbo de los encuentros. En el primer tanto, Yeremy Pino hizo una recuperación en la frontal del área y habilitó a Ferran Torres para que marcara. Previamente había ordenado al delantero del Barcelona que ocupara el centro del ataque cuando Morata fue reemplazado por el extremo del Villarreal.
El segundo gol también vino precedido de otra permuta de posiciones cuando Albania logró el empate. Ferran volvió a la banda y Dani Olmo, que había entrado por Sarabia, fue el que ocupó el medio del ataque y ganó el partido con una parábola majestuosa desde el borde central del área. Antes había intervenido poco en el juego, pero llenó el ojo del seleccionador con cuatro recuperaciones que hicieron buena la presión.
Luis Enrique tiene asumido que no hay un goleador como lo fue David Villa. Ayer, cuando fue preguntado por la aportación de Ferran Torres, volvió a explicar que la solución a la falta de ese delantero tan determinante, más allá de considerar a Morata como su nueve de referencia, ha sido no designar un especialista como tal. “Ferran nos aporta desborde, trabajo con y sin balón, calidad, es muy buen asistente, tiene gol, pero no es un nueve puro que pensemos que va a marcar 30 goles. Si los hace, perfecto, pero no es el objetivo. Nosotros no señalamos quién tiene que marcar más goles. Llegamos al gol de manera asociativa y colaborativa y es cosa de los extremos, del nueve, de los interiores e incluso de los centrales”, explicó el seleccionador.
El ejemplo de Dani Olmo
Durante la pasada Eurocopa, los delanteros convivieron bajo una exhaustiva exigencia. La falta de gol en los primeros encuentros y los silbidos de parte de la hinchada a Morata contribuyeron a generar una presión sobre los atacantes de la que solo se liberaron a medida que España iba avanzando en el torneo. Las semifinales contra Italia depararon una decisión de Luis Enrique que también ejemplifica sus preferencias por un determinado tipo de atacantes. Tras hacer una defensa a ultranza de Morata durante todo el torneo, dejó a este en el banquillo para que jugara Dani Olmo como falso nueve y sacar de posición a Chiellini y Bonucci. El delantero del Leipzig firmó un partido memorable en Wembley y los dos veteranos centrales italianos le padecieron.
Olmo representa el prototipo ideal de delantero que demanda el preparador asturiano. Por ello le tiene tanta fe. Nunca ha dejado de llamarle cuando ha estado disponible y suele ser el primer cambio cuando no es titular. Tiene talento, comprende el juego como extremo, como mediapunta y como interior, posición en la que también ha sido utilizado en la selección. Su resistencia física le sitúa entre los cinco mejores en las pruebas en las que es sometido en su club y en la Roja.
Más que goleadores al uso, ya que no hay uno con cifras deslumbrantes, Luis Enrique ha cerrado su círculo de delanteros con los que le ofrecen calidad, movilidad y le garantizan un trabajo innegociable en la presión.
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