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La travesía de Lluís Cortés: dos días para salir de Ucrania y llegar a Polonia

El seleccionador del equipo femenino de fútbol del país bombardeado por Rusia cruzó la frontera en tren después de un viaje de más de 18 horas en furgoneta hasta Leópolis

Lluís Cortés y Jordi Escura, a su llegada a Leópolis. En vídeo, el relato en primera persona de la travesía de ambos desde Kiev.
Nadia Tronchoni

Después de una travesía de más de 18 horas en una confortable furgoneta, Lluís Cortés, entrenador de la selección femenina de fútbol de Ucrania, y el preparador físico del equipo, Jordi Escura, se permitieron el lujo de disfrutar de una ducha y un buen desayuno en uno de los mejores hoteles de Leópolis, más conocida como Lviv, la ciudad más cercana a la frontera con Polonia. El destino más esperanzador para aquellos que trataban de escapar de Járkov o Kiev, algunas de las zonas más arrasadas por el ejército ruso, al oeste y al centro del país. Como ellos. Que dos días después de escapar de la capital pisaron tierras polacas y se sintieron, por fin, a salvo del ataque ruso. Cruzaron la frontera finalmente en tren, tras dejar Leópolis en coche en plena noche del viernes. Con incertidumbre y dudas. La espera ahora para tomar un vuelo que les lleve de vuelta a casa, en Barcelona, será lo de menos.

Cortés y Escura se encontraban en Kiev la noche que estalló la guerra en Ucrania. De madrugada escucharon el estallido de tres bombas y cómo empezaron a sonar las sirenas antiaéreas. Y se pusieron a hacer las maletas de inmediato. Bajaron al restaurante del Hotel President, en pleno centro de la ciudad, a organizar su huida. La federación ucrania de fútbol les recomendó dejar el país cuanto antes, les buscó vehículo y chofer y les envió hacia el oeste.

Miles de ciudadanos ucranios tomaron la misma decisión que ellos, que se subieron a la furgoneta poco antes de la una del mediodía cuando todavía la ciudad estaba tranquila.

El viaje, de casi 600 kilómetros de distancia se alargó durante el día y la noche. Llegar hasta la autopista y recorrer apenas 35 kilómetros les costó seis horas. El tráfico era denso. Las gasolineras que se encontraban a su paso acumulaban largas colas. Y quienes no tenían coche, no dudaban en coger la maleta y echarse a andar. Para ganar tiempo y metros.

Acabaron por conducir por el carril en dirección contraria, con permiso de la policía, que facilitaba así la fluidez del tráfico. “Vamos a 57 km/h, lo que nos parece una barbaridad, nos sentimos Fernando Alonso, porque hasta ahora íbamos realmente parados. Esto es una alegría”, explicaba Cortés.

Cayó la noche. Tras más de diez horas en ruta apenas habían recorrido unos 110 km. “Ahora ya estamos relativamente lejos de Kiev, que es donde teníamos más sensación de peligro”, relataba el entrenador, de 35 años y natural de Lleida. Asumía que tendrían que pasar la noche en la furgoneta. Pero también advertía que tendrían que descansar; o, al menos, hacer turnos al volante y liberar al chofer para que también él pudiera tomarse unas horas de sueño. Este era el segundo chofer del trayecto. Relevó al primero, que tuvo que recorrer luego a pie los 35 kilómetros de vuelta a Kiev para encontrarse con su familia y buscar también una vía de escape para ellos.

Cortés, Escura y el nuevo chofer siguieron su camino. A unos 200 kilómetros de Leópolis, su destino, empezaban a atisbar un final: “Seguimos sin ver bombas, estallidos o fuego. El cielo está despejado. Lo voy mirando y no percibo nada especial”. Eso sí, el éxodo era un hecho. La mayoría de coches se dirigía al mismo sitio que ellos. Los bombardeos se intensificarían esa madrugada de viernes y caerían sobre Kiev.

“Acertamos al intentar salir de allí lo antes posible. Cada vez es más difícil cruzar el país. Está siendo un viaje caótico, de muchas horas e incertidumbre. Pero, al menos ya estamos bastante lejos de la capital, en una zona más segura”, asumía Cortés. Poco después de las siete de la mañana llegaban a Leópolis.

Las calles estaban tranquilas y los árboles secos. Había poca gente al aire libre a primera hora de la mañana. Apenas unos minutos antes sonaban las sirenas antiaéreas. Pero lucía tímidamente el sol. Esta es la ciudad de la esperanza para muchos. El destino soñado desde donde poder cruzar la frontera y llegar a Polonia.

Es la ciudad en la que conocieron a Tania, que les acompañó a dar una vuelta por el centro de Leópolis, para estirar las piernas y que les diera el aire fresco. “Nos explicó que no tenía ningún problema en salir a pasear, que no era peligroso y que sabía que iba a morir aquí, en su tierra, que sería ahora o más tarde, pero que algún momento moriría”, relataba Cortés, impactado. “Nos ha hecho de excepcional guía turística por una ciudad muy interesante y bonita en la que siempre han convivido muchas culturas”.

Tras el paseo, comieron en una pizzería cercana y siguieron conociendo a gente interesante, a un grupo de estudiantes de Ecuador y a otro de periodistas franceses. “Es curioso como unos vamos como locos en busca de la frontera y otros hacen el camino a la inversa”, explica, en referencia a los reporteros. Mientras tanto, su cabeza seguía también pendiente de sus jugadoras. La mitad del equipo había regresado a Ucrania tras ganar un día antes de que estallara la guerra la Copa de Turquía. Se encontraban en Járkov cuando empezaron los bombardeos. Algunas pasaron la noche en el metro, otras vieron a sus padres marcharse al frente. Y las que se habían quedado en Turquía, en una concentración con su equipo no eran capaces de contactar con sus familias.

No es tan sencillo el éxodo de quienes no quieren dejar a sus familias lejos o abandonar su tierra que el de extranjeros como Cortés o Escura, que al fin están a salvo en Polonia. Allí esperarán los dos técnicos españoles un avión que les traiga de vuelta a España. Ya lejos de un país en guerra.

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Sobre la firma

Nadia Tronchoni
Redactora jefa de la sección de Deportes y experta en motociclismo. Ha estado en cinco Rally Dakar y le apasionan el fútbol y la política. Se inició en la radio y empezó a escribir en el diario La Razón. Es Licenciada en Periodismo por la Universidad de Valencia, Máster en Fútbol en la UV y Executive Master en Marketing Digital por el IEBS.

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