La Real acierta ante el Granada
El conjunto donostiarra vence después de un buen partido a un rival que sólo asustó un par de veces (2-0)
Vuelve a ganar la Real Sociedad después de hacer un partido aseado, y es noticia que marque dos goles tras un periodo de sequía insufrible para un equipo con vocación atacante. Frente al Granada se empeñó, como un estudiante tozudo que se conjura para aprobar un examen. Se llevó los puntos el equipo de Imanol, fue mejor y por una vez tuvo acierto.
El Granada se pudo adelantar. En dos minutos puso dos veces patas arriba a la defensa de la Real Sociedad. Collado, un zurdo con maneras criado en La Masía, que recuerda por sus hechuras y sus movimientos a David Silva, al que tenía enfrente, recibió un par de veces en la medular y entregó sendos balones deliciosos, primero a Arezo y después a Uzuni. Los dos se plantaron delante de Remiro. La primera vez, el portero realista le tapó los espacios al delantero granadino; la segunda le sacó la pelota al atacante que se lio cuando vio la sombra de negro del guardameta.
Sin embargo, las dos opciones cristalinas no enturbiaron las ideas de la Real, que dedicó gran parte de sus esfuerzos a torpedear las débiles defensas del Granada por los flancos. Dando la matraca Januzaj por la derecha, Oyarzabal por la izquierda, Isak en un lado y en otro, taladraron el punto flaco de los visitantes de Anoeta. Pero andan los donostiarras en una relación extraña con el gol. Salen a buscarlo, pero aunque siempre andan cerca les cuesta encontrarlo. De hecho, lo consiguieron después de que Oyarzabal transformara un penalti por una de esas manos que se deben pitar en la nueva era del fútbol,
Desde el gol la Real Sociedad jugó tranquila, sin sobresaltos, porque no encontró la respuesta inmediata del Granada, que perdió las bandas definitivamente y se encomendó a la falta de puntería de los delanteros donostiarras, que seguían sin atinar en el corazón del área, pese a que Januzaj penetraba como un cuchillo por su banda y Oyarzabal por la suya.
Después del descanso, Imanol puso a los suyos en modo ahorro y cedió más campo al Granada, que no sabía cómo aprovechar el latifundio que se le abría por delante. Robert Moreno quiso cambiarle la cara al partido con los cambios, pero poco después de hacer los tres últimos, otra acometida donostiarra por la banda, a cargo del incombustible Oyarzabal, acabó en un pase atrás que el recién ingresado Rafinha convirtió en el segundo gol, el primero que consigue con la camiseta txuriurdin.
La diferencia era ya insalvable para el Granada, por mucho que se aplicara en los minutos finales, en los que llegó más que en el resto del partido, aunque sin remate y mucho menos, acierto. La Real ya había hecho lo que debía y se dedicó a administrar una merecida renta hasta el final del partido.
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