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Australia alerta contra la mala influencia de Djokovic frente a las vacunas

El gobierno teme que la actitud del tenista serbio, a la espera de la resolución sobre su deportación, acentúe el sentimiento de los contrarios a ser vacunados

Novak Djokovic, durante un entrenamiento en la pista Rod Laver previo al inicio del Open de Australia.Foto: MARK BAKER (AP) | Vídeo: EPV
Oriol Puigdemont

Al margen de qué pueda ocurrir en la pista a partir de esta próxima madrugada, el Open de Australia de este año será recordado para siempre como el de Novak Djokovic, tanto si el serbio lo puede llegar a ganar o tan siquiera jugar como si no. Stefanos Tsitsipas lo definió muy bien este sábado: “Se ha hablado de todo menos de tenis. El asunto ha aparecido en todos los periódicos. Es una pena”. El huracán que ha desatado el tenista serbio, número uno del mundo, ha arrasado con todo.

Desde que aterrizó en Melbourne el miércoles de la semana pasada, con una exención médica que teóricamente le liberaba de afrontar la cuarentena obligatoria para los no vacunados contra la covid, el serbio ha sido el reactivo que ha puesto en relieve los costurones de uno de los departamentos de inmigración más estrictos del mundo. Independientemente de la resolución de la audiencia judicial de este domingo (un juicio que dio comienzo a las 9.30 hora australiana, 23.30 hora del sábado hora peninsular española), Djokovic se ha enfrentado a un doble proceso de deportación en menos de una semana. Sin embargo, las cartas de las que disponía esta vez se antojaban menos favorables que las que le permitieron regatear el primer intento de expulsión. De entrada, porque el demandante no es anónimo sino más bien todo lo contrario. Alex Hawke se amparó en la autoridad que le otorga su cargo como ministro de Inmigración para, a título personal, volver a invalidarle el visado el viernes por la tarde.

El viernes por la mañana, el de Belgrado fue detenido tras ser interrogado por los oficiales de Inmigración. Acto seguido fue trasladado a un paradero expresamente sin determinar, que luego resultó ser el Park Hotel del barrio de Carlton, el mismo establecimiento donde el tenista ya estuvo retenido y en aislamiento cinco días, desde el jueves de la semana pasada hasta el lunes de esta, a su llegada a Melbourne. Allí se congregaron un par de decenas de manifestantes que pedían la liberación de las cerca de 30 personas recluidas, en busca de asilo político.

Hawke ha tenido detrás el músculo de toda la administración dirigida por Scott Morrison, el primer ministro australiano, a quien este asunto se le ha atravesado a menos de cinco meses para las elecciones de mayo. El gobierno del país va con todo contra alguien a quien considera una amenaza para su política sanitaria. Ya no tanto por el hecho de no estar vacunado, sino más bien por su faceta de personaje público, de hipotético líder de masas, y por el desafío que se ha atrevido a plantear. A ojos de Hawke, la presencia en Australia del ganador del año pasado puede anticipar “un incremento del sentimiento contrario a la vacunación entre la población, puede reforzar la visibilidad de la comunidad que todavía no se ha vacunado y está en riesgo de contagiarse, y aumentar el número de personas que dudan acerca de si administrarse la dosis de refuerzo, algo que podría sobrecargar el sistema sanitario [en caso de que aumentaran los contagios]”. En definitiva, un glosario de argumentos sobre el papel más contundentes que los que manejan los abogados de Djokovic, que basan su defensa en catalogar la ofensiva del gobierno de “ilógica e irracional”.

Fallo definitivo

De consumarse la expulsión, considera Hawke, “podría incitar un sentimiento contra la vacunación”. Paralelamente, la estrategia de los abogados de Nole ha buscado alejar tanto como se pueda a su representado de esa etiqueta de prepotencia. “No hay ninguna evidencia de que el señor Djokovic hubiera hecho comentarios sobre su estado de vacunación, o expresado cualquier opinión sobre ello, ni desde que aterrizó en Australia ni tampoco antes”, subrayan los letrados del número uno.

Las dos partes se vieron dos veces (por videoconferencia) ante el juez (una el viernes a última hora y otra este sábado), y acordaron presentar toda la documentación disponible antes de las diez de la noche del sábado (hora local, mediodía en España). El fallo de este domingo saldrá de un tribunal formado por tres jueces y será definitivo, dado que ambas partes así lo acordaron. Eso significa que será inapelable, no admitirá recurso.

Desde que Djokovic fue detenido el 5 de enero en el aeropuerto de Tullamarine, el protagonista del sainete no ha abierto la boca más allá del comunicado colgado en Instagram, en el que básicamente se disculpaba. Tanto por el “error de juicio” que le llevó a entrevistarse con un periodista de L’Équipe [el 18 de diciembre], a sabiendas de estar contagiado por covid, como por la discrepancia en su formulario de entrada en Australia, en el que afirmó no haber viajado a ningún sitio en los 14 días previos, cuando estuvo en Belgrado y en Marbella.

“Está clarísimo que Novak es uno de los mejores de la historia, pero no hay ningún jugador que sea más importante que el torneo. Porque los jugadores pasan, y luego llegan otros. Ni Roger [Federer], ni Novak ni tampoco yo. Ni siquiera Borg, que fue brutal en su época”, convino este sábado Rafael Nadal. “Si finalmente juega, pues perfecto. Pero el Open de Australia será un gran torneo con o sin él”, remachó el mallorquín.

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