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Xavi: “Hay mucho que aprender”

El técnico del Barcelona afirma que los jugadores deben mejorar en el fútbol de ataque y tener “más paciencia y personalidad con un resultado corto”

Jordi Quixano
Xavi da indicaciones durante el encuentro ante el Espanyol.
Xavi da indicaciones durante el encuentro ante el Espanyol.ALBERT GEA (Reuters)

“¡Xavi, Xavi, Xavi!”, entonaron los 74.418 aficionados que se reunieron en el Camp Nou nada más comenzar el encuentro, enérgica bienvenida para el nuevo técnico del Barcelona que desde que llegara, hace 12 días, ha contagiado un halo de optimismo y hasta de identificación con el equipo. Así se apreció en los aledaños del estadio dos horas antes del encuentro, con una quedada para recibir al equipo y llevarlo en volandas. Cánticos que no cesaban, petardos y hasta fuegos artificiales. Y cuando el autobús azulgrana hizo acto de presencia se desataron las pasiones, mar rojo de bengalas y bufandas. “No venía al campo hace seis años y he notado un gran cambio porque seguían animando cuando no estábamos dominando. El público nos ha ayudado mucho para ganar estos tres puntos y el triunfo, vital, nos ayudará para que el equipo crea en la victoria”, resolvió Xavi, que dio poco espacio a los sentimientos y mucho a cuestiones de balón.

“El equipo tiene que aprender cómo atacar, dónde hacer daño, diferenciar cuándo atacar por dentro o fuera o cómo atacar los espacios, cómo generar superioridades por dentro o por fuera... Son muchas cosas que hay que trabajar”, soltó Xavi como una ametralladora. Por lo que rechazó que el bajón del Barça en el segundo tiempo —como ocurriera en Balaídos cuando desaprovecharon una renta de tres goles— fuera físico. “No, no lo es. Es una cuestión futbolística, es un problema de interpretación del juego porque debemos tener más paciencia, más personalidad con un resultado corto… Pero el equipo se ha vaciado y trabajado muy bien”.

También se vació él en el área técnica, pues no se sentó en ningún momento del encuentro, bien pegado al tapete, vociferando y corrigiendo, azuzando y ordenando. “¡Tira, tira!”, le reclamaba a Ilias, extremo con 17 años y 218 días al que hizo debutar en el primer equipo dándole la titularidad (en el entreacto lo cambió también por el juvenil Abde, de 19) ante la ausencia de los lesionados Ansu Fati y Dembélé. “¡Presión, presión!”, repetía con persistencia. Y cuando el partido daba un respiro, llamaba a Piqué para reorganizar al tiempo que el central asentía con convicción al contrario de lo que ocurría, por ejemplo, con Sergi Barjuán por su interinidad o con Koeman por su diferencia de criterios.

Aunque sí que se enfadó de lo lindo cuando Raúl De Tomás remató al palo y Nico estaba tendido en el área rival lesionado. “Hay un árbitro para parar el juego y poco puedo opinar de la jugada. Le deseo lo mejor a Xavi a partir de ahora”, resolvió Vicente Moreno, entrenador del Espanyol, que tampoco quiso valorar el penalti que decidió el partido. Para eso salió De Tomás, enrabietado por la decisión arbitral. “El penalti me parece de chiste. Puede que le toque, pero primero da al balón, no es penalti”, lamentó. “Parece que el defensa toca balón y luego a Memphis. Pero si vas al suelo corres esos riesgos y si el VAR no lo ha rectificado será por algo. Cada uno tira para su lado”, replicó Busquets.

Xavi cerró el puño al acabar el encuentro. Lo suyo había costado. “Se disfruta más jugando, eso está claro”, reconoció; “he sufrido más de lo normal en los últimos minutos, pero ha valido la pena y es un gran día”. Pero él siguió a lo suyo. “Hay muchas cosas a mejorar”. Así, tras piropear a Abde y a Ilias —”han hecho un partido extraordinario dando profundidad y retando al rival en el uno contra uno”, concedió— y señalar a Busquets como el mejor del mundo en su posición, insistió “Hemos de finalizar más en el área, buscar el dos contra uno en la banda, el tercer hombre...”. Tiempo tendrá.

Un 65% de posesión y 663 pases, lejos de las mejores cifras

Cuando Pep Guardiola llegó al banquillo del Barcelona, se tardaron unos cuantos partidos en tornar los abucheos en aplausos a cada ocasión que se daba el pase hacia el portero. Pero con el tiempo se entendió que el equipo quería la pelota y en ocasiones se requería jugarla desde atrás para organizar un buen ataque. Quizá por eso los primeros aplausos de Xavi en el encuentro —acción que repitió después en innumerables ocasiones— fueron en un pase de Eric García a Ter Stegen.

“Quiero la posesión y el umbral tiene que estar entre el 60 y el 80 por ciento [ante el Espanyol fue del 65%]. Pero ellos tenían cinco centrocampistas en el medio...”, se arrancó el técnico. Aunque matizó: “Más que la posesión en sí, lo que quiero es la posesión para generar cosas en ataque y para ser mejores. Es que se puede hacer un tiro, una pared, una superioridad... Podíamos haber arriesgado más”.

El Barcelona, en cualquier caso, consiguió dar en el encuentro 663 pases —de los cuales, 592 fueron buenos; lo que supone un 89,3% de acierto—, lejos de las mejores cifras de la temporada y con Koeman. Contra el Alavés, el Barça llegó a conectar 811 entregas (737 buenas; 90,9% de éxito), ante el Atlético y en el Wanda Metropolitano logró 728 (649; 89,1%) y frente al Dinamo de Kiev materializó 708 (626; 88,4%). “Debemos tener más paciencia”, resolvió Xavi.

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