La dieta rara y estricta de Carvajal
El lateral del Madrid, de vuelta a la selección, prueba con nuevas rutinas alimenticias, de entrenamiento y descanso para salir del círculo fatal de lesiones
A principios de su segunda temporada en el Madrid, en el verano de 2014, Dani Carvajal se animó a compartir con todo el mundo en redes su desayuno. El menú parecía intachable para un futbolista de alto nivel: dos tostadas con tomate, un yogur natural, zumo de naranja y un cuenco generoso de fruta. Sin embargo, siete años después, las lesiones recurrentes le han empujado a introducir cambios en sus rutinas alimenticias en un intento de escapar de la enfermería. También a gestionar de diferente manera los entrenamientos, la fuerza y el descanso, según desveló él mismo de forma lacónica. Desde 2015 se ha perdido 87 partidos con el conjunto blanco por problemas físicos (al margen de procesos víricos). Un carrusel de caídas que ha tocado techo en 2021: en la segunda mitad de la pasada temporada apenas pudo disputar cuatro partidos, y en esta su salud volvió a quebrarse al cuarto encuentro y lo dejó fuera otro mes.
Celoso de su privacidad —tras la recaída de septiembre pidió al club no sacar parte médico—, en las últimas intervenciones públicas, el madrileño, de 29 años, ha comentado algunos detalles de su nueva vida: una dieta en la que ha desaparecido el gluten, el trigo, la leche de vaca (solo toma vegetal), la carne roja y las solanáceas, la familia de plantas a la que pertenecen, por ejemplo, las patatas, el tomate, las berenjenas o los pimientos. “Como si hay que comer brócoli mañana, tarde y noche”, exclamó recientemente. Un plan “raro y estricto” que acompaña con otros hábitos físicos y de recuperación en su día a día, aunque sin especificar en este caso en qué consisten. “Su acierto ha sido abrirse a nuevas fórmulas. Se podía haber cerrado en banda, pero se ha interesado por escuchar”, aseguran fuentes del equipo con acceso al vestuario. “Parece que se está encontrando la manera de fortalecer el capítulo preventivo”, añaden con toda la cautela que exige un asunto tan imponderable como el físico.
A dos meses de cumplir los 30 y con un largo historial de desgracias musculares, Carvajal afronta un momento bisagra en su carrera. Como todos los futbolistas que llegan a la treintena, ser capaz o no de afinar los reglajes de la carrocería será la diferencia para estirar dos o tres cursos más la trayectoria al máximo rendimiento. En Valdebebas cuenta con ejemplos muy cercanos. Benzema (33 años) y Modric (36) lo han conseguido. Como acicate a medio plazo, dentro de un año tiene el Mundial. Con España, con la que regresó ahora 14 meses después, debutó en 2014 y apenas acumula 26 choques pese a ser considerado una opción prioritaria, una cifra escasa para estos tiempos de calendarios abrasivos como consecuencia de sus continuas lesiones.
Con la Roja
En la libreta de Carlo Ancelotti, como en la de Luis Enrique, el madrileño siempre ha sido primer plato. Debutó en el Bernabéu con el italiano hace nueve temporadas y ahora le ha dado pista en cuanto ha podido. Al inicio de la campaña, el de Reggiolo no ocultó el agujero que le causaba su ausencia, igual que la de Mendy por la izquierda, en un momento en que el entrenador blanco no paraba de lamentar las grietas del sistema defensivo. Si Zidane encontró en Lucas Vázquez un sustituto fiable para ese flanco, Carletto no ha depositado en el gallego una fe tan inquebrantable. Cuando ha faltado Carvajal, por esa zona también han pasado Nacho, que ya solo actuaba como central, y hasta Valverde. A ojos del técnico, la diferencia entre el primer y segundo plato es amplia.
Los esfuerzos del Madrid por encontrarle en el último lustro un relevo natural nunca han fructificado y solo ha hallado alivio sostenido en la infantería de Lucas Vázquez. Lo intentó con Danilo en 2015 (31,5 millones) en una adquisición que perturbó a Carvajal y le hizo sentirse vulnerable, pero dos años después el brasileño se marchó al City casi por lo mismo que costó. Surgió de la cantera Achraf y, cuando terminó la instrucción en el Dortmund, la entidad lo vendió al Inter por unos apetitosos 43 millones. Y se gastó 30 en Odriozola, pero esa vía pronto se reveló fracasada. Ninguno le hizo sombra ni echó raíces y ahora Carvajal, al borde de los 30, renovado hasta 2025 y después de tanto percance, se investiga a sí mismo en la mesa, en el campo y en el reposo para mimar su cuerpo.
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