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El Barça abre las alas

El equipo de Koeman, condicionado por la marcha de Messi, es el segundo que más centros pone al área en la Liga cuando en las últimas temporadas fue el último

Jordi Quixano
Piqué remata de cabeza en el duelo ante el Dinamo de Kiev.
Piqué remata de cabeza en el duelo ante el Dinamo de Kiev.Alberto Estévez (EFE)

El Barcelona ha incorporado un ejercicio al final de los calentamientos que sustituye a la rueda de lanzamientos de faltas que hacían unos cuantos jugadores cuando solo Messi chutaba durante los encuentros. Ahora es Juanjo Brau —entrenador de porteros— el que inicia desde el centro las jugadas para abrir el balón a las bandas. Después, se marcan una pared entre los dos jugadores que ocuparán el costado para sacar un centro al tiempo que los atacantes pisan área en busca del remate. Una práctica que en este Barça no es baladí, pues ha pasado de ser un equipo que atacaba por defecto por los pasillos interiores a convertirse en un auténtico surtidor de centros. El último ejemplo, aunque es una constante, se dio en el duelo europeo ante el Dinamo de Kiev, cuando puso 19 balones al área desde las alas para situarse el séptimo que más centra de la competición (59), lejos en cualquier caso del Chelsea (78). No ocurre lo mismo en la Liga, donde domina los registros con 22,13 centros de media por partido, solo por detrás de Osasuna (23,67). En esta clasificación, el Real Madrid y el Atlético son quintos con 20,13. Un giro a la identidad futbolística azulgrana explicado por la ausencia de Messi.

Cuando Guardiola se inventó a Leo de falso punta para destrozar al Madrid (la noche del 2-6 de 2009), el Barça reforzó la idea de atacar por los pasillos interiores para que el 10 participara más del juego. Idea que prolongó Vilanova y que Martino no acabó de afinar. Con Luis Enrique, se expresaban más a la contra, pero también se definían por dentro porque los medios eran los mismos, también porque Messi y Neymar jugaban a pierna cambiada. Sí que con Valverde se procuró equilibrar las ofensivas por dentro y por fuera, cosa que no funcionó con Setién y su intención de recuperar las esencias cruyffistas. Esas que ahora, con Koeman, parecen algo perdidas. Al menos el concepto del tercer hombre o el intercambio de posiciones, también la profundidad a falta de la puesta a punto de extremos como Dembélé y Ansu. Por lo que sin Messi y con extremos pegados a la línea de cal —el ejemplo es la reconversión de Dest—, el Barça centra más que nunca.

Preguntado Koeman sobre si el mejor partido del curso había sido la última victoria liguera ante el Valencia, el preparador recordó el primer duelo ante la Real (4-1). Quizá porque los cuatro goles llegaron tras cuatro centros; fútbol que propone el técnico holandés porque de los 14 tantos que suma en la competición siete llegaron de esta forma y el penalti que convirtió Memphis ante el Valencia fue precedido por un centro de Alba a Ansu. Solo así se entiende que el equipo sea el segundo de la Liga que más centros realiza cuando en las dos temporadas anteriores fue el último en este listado con 13 y 10,97 balones colgados al área de media por choque, respectivamente en cada campaña.

Falta de centímetros

El problema es que al Barcelona no le sobran centímetros porque ningún delantero gana demasiados duelos aéreos, tarea que se le encomendó durante unos partidos a Luuk de Jong (1,88 m), que fracasó en el intento, recordados los errores ante el Granada y de nuevo frente al Dinamo. De hecho, su único gol llegó con un chut desde el balcón del área. Una laguna —valga de ejemplo que de 25 córners entre Liga y Champions no ha marcado un solo tanto este curso— que los analistas del Valencia remarcaron al técnico José Bordalás antes y durante el encuentro del Camp Nou, porque tenían apuntados en papeles las jugadas de estrategia y los emparejamientos que querían buscar para las faltas laterales.

Ocurrió, sin embargo, que no se salieron con la suya porque en una falta Carlos Soler no hizo el movimiento a tiempo y porque Piqué sí que manda en su área. También en la contraria; lo hizo al abrir la Liga para completar una falta lateral de Memphis (premio que Araujo y Braithwaite en dos ocasiones repitieron al poner la cabeza) y que calcó ante el Dinamo de Kiev para no dejar al Barça en la cuneta europea antes de tiempo. No sucede lo mismo con los atacantes, pues Memphis, Ansu e incluso Dest, que ha actuado de extremo en los dos últimos envites para abrir el campo y provocar el uno contra uno, reclaman los centros rasos, faltos de un gol con la testa. Un laberinto por resolver ahora que el Barça juega a otra cosa con Koeman y sin Messi y que ha abierto las alas.

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