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La hora decisiva del mutante Ferran Torres

Guardiola quiere convertir al goleador de España en goleador del City

Ferran Torres Manchester City
Guardiola instruye a Ferrán Torres durante el último Leicester-Manchester City.MARTIN RICKETT (Reuters)
Diego Torres

Ferrán Torres siempre admiró a Cristiano Ronaldo. Pero últimamente, además, ha empezado a estudiar vídeos para intentar reproducir sus movimientos. Sus amigos aseguran que en su casa de Manchester se ha hecho instalar porterías para practicar la definición. Como Cristiano, es presa de un carácter obsesivo.

Los dos goles que le hizo a Italia en la semifinal de la Liga de las Naciones le reafirman en la senda que ha emprendido desde que llegó al Manchester City en el verano de 2020 para descubrirle a Guardiola algo que ni el técnico español ni el propio futbolista sabían muy bien hasta que se conocieron. Su verdadero talento no aflora cuando tiene la pelota en los pies sino cuando no la tiene.

Ferrán regresa a Inglaterra condecorado con España tras exhibirse como falso nueve en virtud de un sentido del desmarque que afinó con Guardiola desde 2020. Hasta entonces había despertado el interés de varios clubes, entre ellos el Madrid, por desplegar un repertorio relacionado con la velocidad y la clase. Sus seis goles en 44 partidos en la última temporada con el Valencia hablaron menos de su valor que sus ocho asistencias.

Basta con ser hábil y potente para jugar de extremo. Pero no basta con ser hábil y potente para jugar de extremo en el City. Lo supo bien Ferrán, que se pasó dos meses sin prácticamente participar después de fichar por unos 23 millones de euros que, a decir de muchos intermediarios, constituyó una ganga. También lo supieron los futbolistas del City que, incluso con más condiciones que él para brillar pegados a la raya, se plantaron por primera vez ante Guardiola puestos a oficiar de extremos.

Sterling, Bernardo, Mahrez o Sané precisaron de un periodo de iniciación a una batería de maniobras destinadas a implicarlos mucho más de lo normal en las funciones propias de los centrocampistas. También Jack Grealish, el fichaje más caro de la historia de Inglaterra, contratado por 100 millones de libras este verano.

Después de encabezar la lista de los jugadores que más faltas provocaban en las pasadas tres ediciones de la Premier, el joven de Birmingham ahora ocupa el cuarto puesto. Sin las praderas desiertas que se le abrían a cada contragolpe del Villa, a Grealish le cuesta ser desequilibrante. Su valor, su osadía, su gambeta y su amor por el juego no son suficientes cuando se trata de interpretar los momentos, los espacios y las asociaciones en zonas atestadas de defensas rivales. Su paso por la posición del falso nueve, en Anfield, le resultó tortuosa, acostumbrado como estaba a recibir los pases al pie.

Ferrán le aventaja como definidor. A sus 21 años no pudo igualar el ingenio de Mahrez en el regate, ni logró elaborar como Bernardo. Pero ya en los entrenamientos comenzó a destacar como llegador y Guardiola le suministró ideas para alcanzar el primer palo con mayor frecuencia y menos roce. Su asombrosa facilidad para atacar los espacios descubiertos le valió 13 goles en 36 partidos en su temporada inglesa de debut y ahora suma tres en siete partidos. “Tiene unos números increíbles”, dijo Guardiola en mayo. “Vino como extremo pero quizás debería plantearse jugar como delantero centro. Tiene intuición para saber exactamente adónde irá la pelota”.

Embarcado en la búsqueda de un goleador, Guardiola lo alineó como falso nueve en sus tres últimos partidos con el City —Arsenal, Leicester y Leipzig—. En los tres siguientes —Chelsea, PSG y Liverpool— lo reemplazó por Foden, Sterling y Grealish respectivamente. Ninguno se encontró cómodo. . Ferrán tampoco.

Igual que Cristiano, prefiere partir del costado para terminar adentro. Luis Enrique, que situó en el eje a Sarabia, o a Oyarzabal, le brindó esta posibilidad. Con buenos resultados.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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