Pau Gasol se retira: “He superado mis sueños”
El pívot catalán, que rompió moldes con los Lakers, el Barcelona y la selección, pone fin a los 41 años a una carrera plagada de éxitos sin precedentes y tras superar una gravísima lesión
Pau Gasol eligió la sala Foyer del emblemático Liceo de Barcelona para anunciar su adiós al baloncesto en activo. “Es una decisión difícil, pero meditada. Hay que cambiar de marcha”, declaró en una emotiva exposición de media hora. Su familia; su esposa, Catherine McDonnell; su hija, Elisabet Gianna; sus padres Agustí y Marisa, sus hermanos, Marc y Adrià; amigos y compañeros como Juan Carlos Navarro, Raúl López, Felipe Reyes y Rudy Fernández; entrenadores como Saras Jasikevicius y Joan Montes; y directivos como el presidente del Barcelona Joan Laporta y el de la Federación Española de Baloncesto Jorge Garbajosa, entre otros, le acompañaron en una ceremonia que escenificó el broche solemne y atípico de una carrera excepcional que concluye a los 41 años.
El templo operístico conmemora 22 años de su reapertura tras el incendio que lo devastó en 1994. Ese periodo coincide con la extraordinaria carrera profesional de uno de los mejores jugadores de la historia del baloncesto. El espacio elegido por Pau cierra el mágico ciclo de aquel niño que empezó a entretenerse en las canastas de la cancha anexa a la Sagrada Familia que custodiaban sus abuelos. “Mi carrera ha sobrepasado todos mis sueños y expectativas. Me he centrado en trabajar sin ponerme limitaciones. Siempre he querido llegar a un nivel superior y siempre he creído que podía conseguirlo”, resumió después de agradecer a su hermano Marc: “Empezamos jugando siendo niños. Siempre tuviste mucha pasión. Poder jugar contigo y asimilar cómo competías conmigo fue muy especial. Yo pensaba: ‘Al hermano mayor no se le gana’. Siempre me motivó ver tu capacidad de superación y tu corazón”.
Tras casi 23 años, se cierra definitivamente la carrera que empezó el 17 de enero de 1999 en la cancha del Cáceres, en su primer partido como jugador profesional con el Barcelona. Gracias a su espíritu optimista y ambicioso y a la diligencia con la que ha gestionado su carrera se marcha con las botas puestas, por decisión propia. No le doblegó la gravísima lesión que le mantuvo varado durante 25 meses. “Sabía que estaba estirando el chicle. Estaba asumiendo un riesgo. Los médicos me decían que si se rompía de nuevo el pie solo podría ir en bici y nadar. Tomé cierto riesgo. Al final, que todo se paralizara por la pandemia nos dio un poco más de tiempo y de margen”, afirmó.
Escribió su epílogo con los últimos 23 partidos que disputó con el Barcelona y los ocho con la selección. “Una de las cosas que quería era acabar jugando, y no con muletas. Muchas gracias a los que me habéis dado la oportunidad de ganar otra Liga con el Barça y jugar los Juegos Olímpicos”.
La despedida del número 16 en la NBA y en el Barça, el número 4 en la selección española, enmarca una era de éxitos inéditos para el baloncesto español. El recuento de sus victorias, medallas (11, cuatro de oro con España), títulos (tres Ligas y una Copa con el Barça, tres finales y dos anillos de la NBA con los Lakers, además de Rookie del Año y seis veces All Star) define el salto exponencial que supuso su llegada cuando cambiaba el siglo. Las asombrosas actuaciones con las que llevó al Barça a ganar la Copa y la Liga en 2001 dejaron intuir hasta qué punto iba a romper moldes. Fue el MVP en ambas competiciones. No había cumplido 21 años.
Ya en Memphis superó claramente a todos sus compañeros de generación y fue elegido el Rookie del año. Fue el primer no estadounidense que lo conseguía, un aviso de lo que estaba por llegar. Lo vio claro Kobe Bryant y lo corroboró Phil Jackson. El traspaso de Memphis a los Lakers, en febrero de 2008, cambió la carrera de Pau y la jerarquía en la NBA. Tres finales seguidas y los títulos de 2009 y 2010 acabaron de consagrarle. “Sin él hubiera sido imposible ganar estos campeonatos. Es un gran jugador, ha sido mi hermano y siempre será mi hermano”, dejó dicho Kobe Bryant tras la apasionante final ante los Celtics en 2010. Pau recordó ayer a su legendario amigo y compañero, fallecido en enero de 2020: “Quería agradecer a mi compañero Kobe. Me hubiera gustado que estuviera aquí. Pero así es la vida”, dijo emocionado. “La vida es muy injusta a veces y le echamos de menos. Él me enseñó a ser un mejor competidor y realmente un ganador. Siempre lo he considerado como un hermano mayor. Gracias Kobe”.
Memphis, Lakers, Chicago, San Antonio y el paso casi testimonial por Milwaukee y Portland, conforman una carrera que también se define por sus números. Con la selección, la gloria y la desgracia se superpusieron en el Mundial de Japón en 2006, en el Saitama Super Arena, el mismo pabellón donde el pasado 3 de agosto iba a disputar su último partido de su carrera, el de cuartos de final de los Juegos ante Estados Unidos (81-95). Aquella medalla de oro que cambió la historia del baloncesto español hace 15 años la ganó la selección que dirigía Pepu Hernández tras una final en la que arrasó a Grecia (70-47). Pau no pudo jugar. Había pagado un peaje carísimo. Se lesionó cuando faltaba un minuto para la conclusión de la semifinal ante Argentina (75-74).
Los dos anillos que obtuvo con los Lakers en 2009 y 2010, especialmente el segundo, tras una apasionante final ante los Celtics, en que se desquitaron de su derrota en la final de 2008, retratan su éxito en la NBA. Y en paralelo triunfaba igualmente en la selección con las medallas de plata en los Juegos de Pekín 2008 y de Londres 2012. Los Juegos londinenses, en los que fue el abanderado español, dejaron otra imagen definitoria cuando nada más concluir la final (107-100) el seleccionador Mike Krzyzewski y todos los jugadores de Estados Unidos, con Kobe Bryant y LeBron James al frente, acudieron al banquillo a consolarle. “Que los que acaban de ganar la medalla de oro te vengan a felicitar uno por uno por el esfuerzo y la competitividad que has demostrado es muy atípico. No recuerdo algo así en ningún partido”, ponderó Pau. Ayer evocó a varios de sus entrenadores. “Joan (Montes) me enseñó que la humildad es clave en la vida y también a defender un poquito. Me decía que me imaginara que estaba defendiendo a Kukoc, a quien admiraba. A Aíto le doy las gracias por hacerme debutar y explicarme que hay más cosas que el baloncesto en la vida. Como Phil Jackson y como Gregg Popovich, enfatizaron la necesidad de preocuparse por otras cosas. Les agradezco por ayudarme como jugador y como persona”.
All Star de 2015
El 16 de febrero de 2015 Pau y Marc Gasol dejaron otra huella indeleble en el baloncesto español al disputar el salto inicial en el All Star celebrado en el Madison Square Garden. Siete meses después, Pau escaló otra cumbre en su carrera. Su liderazgo en el Eurobasket de 2015 asombró al mundo entero. Llevó al oro a España. Su actuación en la semifinal ante Francia (75-80), el equipo anfitrión apoyado por 27.000 espectadores en Lille, fue antológica, con 40 puntos y 11 rebotes. Dejó una recuerdo imperecedero.
Pau ha sufrido un frenesí emocional en los dos últimos años. Fue operado del pie (9 de mayo de 2019), se casó con Catherine McDonell (7 de julio), firmó y rescindió su contrato con Portland (25 de julio y 20 de noviembre). 2020 no pudo empezar de peor manera con el fallecimiento de Kobe. Fue un año aciago pero con contrastes. Pau también pudo gozar de algunos momentos de enorme felicidad como el nacimiento de su primera hija, Elisabet Gianna. La pandemia sacudió el mundo entero mientras que el pívot de Sant Boi intentaba recuperarse en su casa de Estados Unidos de la lesión que le había obligado a pasar dos veces por el quirófano. Se recuperó y con 40 años y nueve meses, reapareció el 9 de abril de 2021 con el Barça, tras casi dos años de ausencia y de lucha constante contra el dolor y las incertezas. Se emocionó en su despedida al recordar a su primer preparador físico Pepín Casal y a su inseparable fisioterapeuta Joaquín Juan. “Han sido 17 años trabajando juntos. Si he podido alargar mi carrera ha sido gracias a tu implicación”, le reconoció. Después de aquel calvario, Pau volvía a jugar y a vestir 20 años después la camiseta del Barcelona, de la mano de su amigo y excompañero Navarro, ahora director deportivo. “Quiero resaltar la figura de Juan Carlos. Además de que ha habido muy pocos jugadores en la pista con tu talento, me enseñaste el valor de la amistad. Mi vida era la casa, los estudios y el baloncesto y tú me abriste las miras. Te lo agradezco y es algo que quedará para siempre”.
Pau explicó que ahora piensa dedicar más tiempo a la fundación contra la obesidad infantil que preside junto a su hermano, a su tarea como miembro de la Comisión de Deportistas del Comité Olímpico Internacional, embajador del Barcelona y a diversos proyectos empresariales.
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