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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Adiós a Jimmy Greaves, el Torpedo Müller de la mejor Inglaterra

El delantero, cuarto máximo goleador histórico de la selección, fallece a los 81 años tras décadas de problemas con el alcoholismo

Jimmy Greaves bate al portero yugoslavo Milutin Soskic en un partido con Inglaterra disputado en Wembley
Jimmy Greaves bate al portero yugoslavo Milutin Soskic en un partido con Inglaterra disputado en WembleyRobert Rider (AP)

A Jimmy Greaves no le hizo falta ganar una liga para estar incrustado en la historia de la mejor Inglaterra, la de los años sesenta: le bastó con sus goles. Era un depredador que podía estar desaparecido durante todo el partido para sorprender a su víctima en el momento más inesperado y marcar el gol del triunfo. Su gran frustración fue la final de la Copa del Mundo de 1966: Greaves había empezado el torneo como titular pero una lesión en el último partido de grupos le dejó fuera del equipo en el siguiente envite, los cuartos de final frente a Argentina. Su sustituto, Geoff Hurst, marcó ese día el gol del triunfo, se mantendría de titular y acabaría marcando un triplete en la final contra Alemania (4-2, gol fantasma incluido). Dicen que ese disgusto es el origen del alcoholismo en el que Greaves cayó años después y que marcaría el final de su carrera. El delantero se quedó sin medalla por no haber jugado la final. Una injusticia que la FIFA no rectificó hasta 2009.

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Nacido en el Este de Londres en 1940, Jimmy Greaves fue descubierto por un ojeador del Chelsea, que lo fichó con apenas 15 años. A los 17 debutó en el primer equipo y marcó el gol que le daría al Chelsea el empate (1-1) en White Hart Lane. Entonces no lo sabía, pero sería en el Tottenham donde realmente acabaría triunfando.

En aquellos tiempos los futbolistas no ganaban demasiado dinero en Inglaterra. El Chelsea le pagaba 17 libras a la semana más otras dos por victoria y una por empate. Tras cuatro años, 169 partidos y 132 goles, Greaves dejó el Chelsea en el verano de 1961 y firmó un contrato de tres años con el Milan, que le pagó 15.000 libras de prima de fichaje y un salario anual de 7.000 libras. Pero el ariete londinense se arrepintió nada más firmar, intento sin éxito dar marcha atrás y duró solo unos meses en Italia: en diciembre de ese mismo año volvió a Inglaterra. El Chelsea (que lo había traspasado por 80.000 libras) y el Tottenham ofrecieron por él 96.500 libras. Las dos ofertas fueron aceptadas y acabó fichando por los Spurs, que habían aumentado su oferta hasta las 99.999 libras. Una por debajo de las 100.000 para que no se convirtiera en el primer jugador inglés que rompía esa barrera.

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Con los Spurs acabaría jugando 379 partidos en los que marcó 266 goles, un récord todavía vigente en White Hart Lane, y ganando dos Copas de Inglaterra y la Recopa de Europa. Con Inglaterra jugaría 57 partidos y marcaría 44 goles, una cantidad que solo han superado Wayne Rooney (53), Bobby Charlton (49) y Gary Lineker (48). Acabaría su carrera en el West Ham, donde llegó en marzo de 1970 pero solo aguantó hasta mayo de 1971. Había ido perdiendo la ilusión por el fútbol y dependía cada vez más del alcohol. En enero de ese año el West Ham viajó a Blackpool para un partido de Copa pero el campo estaba helado y los jugadores pensaban que no se podría jugar. Greaves se fue de copas con sus compañeros Bobby Moore, Brian Dear y Clyde Best. Se tomó 12 pintas de Lager y llegó al hotel casi a las dos de la mañana. El partido se jugó y el West Ham perdió 4-0.

Tras retirarse del West Ham se agravó su dependencia: se tomaba 20 pintas de día y una botella de vodka por la noche. Volvió al fútbol para intentar superar su alcoholismo y jugó hasta los 40 años en equipos menores, como el Brentwood, el club de su barrio. En 1977 pidió ayuda a Alcohólicos Anónimos y acabaría superando su dependencia. En 1980 empezó una exitosa carrera como comentarista en prensa y televisión, que se prolongaría hasta 1998. En 2012 sufrió un derrame cerebral del que se recuperaría. Un segundo derrame en 2015, sin embargo, le dejó muy deteriorado, sin poder hablar y en silla de ruedas. Falleció esta madrugada, a los 81 años. Fue, sin duda, el Torpedo Müller de Inglaterra. De la mejor Inglaterra.

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