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Francia tropieza en la resaca del mercado

Griezmann marca pero no brilla, como tampoco Mbappé, en el empate del grupo de Deschamps contra Bosnia

Griezmann marca a Bosnia.
Griezmann marca a Bosnia.FRANCK FIFE (AFP)

Los rescoldos del mercado acompañaron a la selección francesa, que se encontró con un partido de fútbol después de rumores, traspasos y continuidades. Con todas las opciones para desenfocarse del foco del tinglado futbolístico, que en teoría es la pelota, la vigente campeona del mundo sumó su segundo tropiezo en los cuatro partidos que ha disputado en su lucha por llegar a Qatar y defender su entorchado. En primavera había empatado como local contra Ucrania y esta vez lo hizo contra Bosnia (1-1), también en casa, en una cita en la que sus estrellas no tocaron bola. Con todo, no deben sonar las alarmas. Los ucranianos, que no pudieron ganar en Kazajstán, han empatado en todos sus partidos. Y Francia ya había ganado en Bosnia. Restan, con todo, en esta ventana, dos incómodas pruebas para los chicos que dirige Didier Deschamps, que viajan ahora a Kiev y luego recibirán a Finlandia en Lyon.

Francia dejó su feudo de Saint-Denis y se trasladó a Alsacia, donde no jugaba desde hace 25 años. Le aguardaba un estadio atestado y enfervorizado, detalle que en los tiempos que corren se valora. Tras tanto gris, los jugadores disfrutan del color y el calor del graderío, así que el público fue el motor de Francia, que aún así anduvo gripada. No pudo disponer, lesionado en un tobillo, de Kanté, el futbolista que le ayuda a subir metros sin balón. Como Deschamps anda en la búsqueda de soluciones en la medular le dio cancha a dos incorporaciones respecto a la última Eurocopa. Veretout, mediocentro de la Roma, partió de inicio. Tchouaméni, uno de esos exuberantes centrocampistas que parecen clonarse en Francia, debutó tras el descanso para suplir a Lemar, que estuvo desastroso. Un error suyo propició que Bosnia se adelantase en el marcador apenas superada la media hora de juego.

El jugador del Atlético trazó un borrón con un mal pase horizontal cuando su equipo trataba de desplegarse y Dzeko castigó a los campeones del mundo con un disparo imposible para Lloris. Pero Francia ya transitaba cruzada por el partido, sin capacidad para lanzar a su trío de delanteros. Griezmann fue el más activo porque supo interpretar que el partido necesitaba desorden. Benzema estuvo desnutrido, quizás demasiado adelantado para lo que requiere un equipo que precisa luces en la mediapunta. A Mbappé parecieron faltarle metros para dispararse. Bosnia, balcánica y competitiva, siempre estuvo ordenada.

Parece probable que el partido les llegase a un buen número de piezas galas como un postre tras una pesada digestión. Griezmann había cambiado de equipo la noche anterior. Mbappé y Koundé estuvieron en los rumores de traspasos casi hasta última hora. El zaguero sevillista jugó como lateral derecho, que es ahí donde le gusta a Deschamps, y al inicio de la segunda parte se fue a la caseta tras una entrada temeraria que, pese a cogerle de refilón, envió a Kolasinac a la enfermería.

Francia al menos había igualado el marcador antes del descanso. Griezmann marcó con la espalda tras una carambola, un remate en el primer palo a la salida de un córner que peinó para que golpease en Dzeko y rebotase en él para envenenarse no a la red, que no llegó a tocarla, pero sí tras la línea de gol.

Benzema y Griezmann no acabaron el partido. Se fueron al banquillo a un cuarto de hora del final para refrescar el ataque con Coman y Martial. Mbappé también se marchó cuando quedaban tres minutos para el final. Pero nadie le hizo cosquillas a Bosnia, que movió la pelota con comodidad con Pjanic al mando y hasta pudo ganar, con dos remates finales de Prevljak y el propio jugador del Barcelona.

Deschamps tiene donde elegir. La nómina que maneja parece lustrosa. Pero le faltan un par de centrocampistas finos. Los clásicos llamarían a Giresse y Genghini. Hace mucho tiempo que Francia no es eso. Tampoco es que le vaya mal, aunque a veces el fútbol quede en segundo plano.

Cristiano marca de cabeza.
Cristiano marca de cabeza.ANTONIO COTRIM (EFE)

Otro récord de Cristiano

Eterno Cristiano Ronaldo, salvador tantas veces de la selección portuguesa. Una vez más el delantero, de 36 años y ahora de nuevo en el Manchester United, rescató al equipo de su país. Esta vez, y pese a fallar un penalti, fueron dos testarazos, dos goles que valieron para remontar (2-1) en el minuto 89 y 96 a Irlanda en el Algarve. CR7 agregó además otra muesca en su colección de plusmarcas: ya es el futbolista que más tantos ha logrado con una una selección en toda la historia. Con 111 dianas, deja dos atrás al iraní Ali Daei.

Si Portugal sufrió para ganar, Holanda bastante hizo con empatar (1-1) en su visita a Oslo. Noruega se adelantó con un gol de Haaland, que luego igualó Klaessen. Tampoco ganaron Rusia y Croacia, que empataron (0-0) en Moscú. Y Turquía dejó escapar una ventaja de dos goles ante Montenegro para conceder un empate (2-2).

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