En el nombre del padre y del hijo: los Haaland
Alf-Inge entró en la historia de la Premier League por sus enfrentamientos con Roy Keane
En la vida es corriente que los hijos sigan la carrera profesional de los padres. En el fútbol hay casos a patadas. Hay, incluso, tres generaciones consecutivas de futbolistas, como Marquitos, Marcos y Alonso, que triunfaron en el Real Madrid, Atlético-Barcelona y, aún hoy, en el Chelsea. O en Italia con los Maldini: Cesare, Paolo y, ahora, Daniel.
En ocasiones, los hijos apenas pueden despuntar ante la grandeza del padre, como ocurrió con Johan y con Jordi Cruyff y ahora pasa con el joven Enzo y el gran Zinedine Zidane. En otras ocasiones, el nivel es bastante parejo. Es el caso de dos parejas de porteros: Miguel Reina (que jugó en el Barcelona de los sesenta y el Atlético de los setenta) y el incombustible Pepe; y Kasper Schmeichel, que no ha alcanzado la gloria que tocó el padre, Peter, en el Manchester United de los años noventa, pero está teniendo una carrera más que decente en el Leicester City. En muchos casos, el hijo ha superado ampliamente al padre: la deslumbrante carrera de Sergio Busquets no tiene comparación con la de su padre, Carlos. Lo mismo se puede decir de Xabi Alonso y Perico. Más dudas puede suscitar el caso de los Sanchis o ahora mismo el de Mazinho y Thiago Alcántara (el hermano pequeño, Rafinha, no ha acabado de cuajar al mismo nivel).
La familia ahora mismo de moda son los noruegos Haaland. El padre, Alf-Inge, no fue ni mucho menos una figura mundial, pero entró en el Olimpo de la Premier League gracias a sus legendarias tribulaciones con Roy Keane. El hijo, Erling, es hoy el futbolista que todos quieren y está ya calentando el mercado del próximo verano.
Alf-Inge Haaland, un todoterreno defensivo, llegó al Nottingham Forest en 1993, pasó al Leeds en 1997 (allí nacería Erling) y al Manchester City en 2000. A las pocas semanas de debutar en el Leeds, Haaland y Keane tuvieron un forcejeo en Elland Road que acabó con el irlandés en el suelo dando grandes muestras de dolor y el noruego acusándole a gritos de piscinero. Pero no era teatro: Keane se acababa de reventar el ligamento anterior cruzado y se perdió casi toda la temporada.
El teatro llegó cuatro años después, en un derbi entre el United y el City en septiembre de 2001 en el que Keane se vengó de la afrenta de Haaland de acusarle de fingir y fue a por él en una entrada escalofriante y deliberada que alcanzó la rodilla derecha del noruego. El irlandés fue expulsado de inmediato (se jugaban los últimos minutos) y luego multado y suspendido por tres partidos.
El incidente entró en los anales de la Premier al año siguiente, cuando Keane desveló en una autobiografía que aquella entrada fue deliberada, aunque nunca tuvo intención de lesionar “a ese gran capullo”. El desprecio era mutuo: “Realmente tengo aversión por el United y no soporto a sus jugadores”, opinaba Alf-Inge. Tras aquella confesión, Haaland y el City anunciaron una querella contra Keane por daños y perjuicios, pero al final desistieron: Alf-Inge había admitido en comentarios en su página web que en realidad la lesión que marcó el resto de su carrera no fue la que le provocó Keane en la rodilla derecha, sino una anterior en la rodilla izquierda.
Alf-Inge Haaland no es el único jugador noruego que ha hecho historia en la Premier. Tore André Flo tuvo una corta pero intensa estancia en el Chelsea de finales de los noventa. Gunnar Solskjaer fue el gran héroe del United en la histórica final de la Champions de 1999 en el Camp Nou contra el Bayern. John Arne Riise maravilló en el lateral izquierdo del Liverpool de principios del siglo XXI. John Carew llegó a la Premier tras haber ganado dos ligas con el Valencia (2002 y 2004). Y Joshua King, poco conocido por el gran público pero un héroe en Noruega, lleva años en la Premier y ha fichado esta temporada por el Everton.
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