El gran susto de Dembélé
El francés se vio obligado a cambiar de rutinas para estirar su carrera en el Barça
”¿Qué le ha pasado a Dembélé? Es simple, se ha asustado”.
Ousmane Dembélé (Vernon, 23 años) continúa viviendo desde que llegó a Barcelona con su amigo de toda la vida, Moustapha Diatta, y con su tío, Malick Dembélé. Sigue pasando largas horas jugando a la consola y todavía le da pereza levantarse cuando suena el despertador. Sin embargo, algo ha cambiado en las rutinas del delantero francés.
Dembélé acumula 16 partidos sin ningún problema muscular. Su récord de encuentros consecutivos, en cualquier caso, lo tiene en la temporada 2018-2019, hasta 30 con Ernesto Valverde en el banquillo del Camp Nou. Aquella campaña, en la que sufrió tres de las 10 lesiones que ha pasado desde que fichó por el Barça en la temporada 2017-2018 a cambio de 105 millones más 40 en variables, la terminó con 42 partidos (2.503 minutos), 14 goles y ocho asistencias. A falta de un mínimo de 14 encuentros para el cierre de la temporada, el extremo ha disputado 32 duelos (1.999), ha marcado ocho goles y ha dado cuatro asistencias. En este curso, Dembélé solo se ha perdido cinco partidos por lesión, el 5,8% a los que faltó por estar de baja desde que viste la camiseta azulgrana (85).
“Ousmane se dio cuenta de que si seguía de la misma manera se le terminaba su carrera profesional. Había agotado todas las oportunidades. Se encontró en un callejón sin salida y se asustó”, explican en la Ciudad Deportiva del Barcelona. Mucha gente había intentado rescatar a Dembélé: Valverde, Abidal, Lenglet y Griezmann, hasta Messi y Luis Suárez estaban preocupados por la actitud del talentoso extremo. Su representante, Moussa Sissoko, que vive en Londres, se pasó largas temporadas en Barcelona para reconducirlo. “Tienes que cambiar, hijo”, le pedía su madre. Pero nada. Dembélé seguía con sus malas rutinas, con su desorden en los horarios y con su pésima alimentación. No tenía más atención que para Moustapha Diatta y Malick Dembélé, que le aseguraban que era “mejor que Mbappé”. “Tú puedes ganar el Balón de Oro”, lo animaban sus compañeros de piso.
Pero el miedo puede ser más poderoso que la vanidad. Y Dembélé, convencido de que su talento estaba por encima del profesionalismo, se encontró con que la oferta del Manchester United del verano pasado era una maniobra de distracción de su represente y que la propuesta de renovación de Barça pendía de un hilo sino cambiaba de actitud (su contrato vence en junio de 2022). Lo primero que hizo fue contratar a un cocinero francés que le prepara las cuatro comidas diarias. “Tiene prohibida la Coca-Cola, si tiene sed le prepara un batido. Está todo el día pendiente de él”, explican en el Barça. Además, Dembélé contrató a un preparador físico y trabaja con un fisioterapeuta personal. “Todas las rutinas de entrenamiento que hace de manera individual están coordinadas con las del club”, aseguran las mismas fuentes.
“Cuando llegué al club, Ousmane estaba físicamente muy frágil. Incluso cuando estaba en el Borussia o Rennes era frágil. Aquí he evolucionado mucho con los preparadores físicos. El entrenador tiene que intentar crear un ambiente dentro de la plantilla y poner los entrenos necesarios, pero gran parte de su cambio es mérito de Dembélé”, subraya Koeman. En la dirección deportiva del Barça meditaban una oferta para el francés. La llegada de Joan Laporta a la presidencia del club beneficia al jugador. “Soy un gran fan de Dembélé. Se ha ido aposentando y está en un momento espectacular de forma y mentalmente también está fuerte. Son jugadores que intentaré que estén muchos años en el Barça. Siempre me he manifestado a favor de Ousmane, creo que merece un trato especial porque a este tipo de jugadores geniales hay que cuidarlos”, le aseguró el actual presidente al periodista Gerard Romero en su canal de Twitch.
Dembélé siempre tuvo a Messi a su favor, como también contó con el cariño de Valverde y Setién. Koeman no solo lo apoya, sino que su apuesta es tan decisiva y continuada que le mima y le alinea por delante de Griezmann. La diferencia es que ahora el que se cuida es él.
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