El Baskonia arrolla a Olympiacos
Los de Ivanovic superan al cuadro griego (91-66) y logran su quinto triunfo consecutivo para seguir en la pelea por entrar entre los ocho mejores
Rodeado de problemas, con su estandarte Spanoulis, 351 partidos de Euroliga le contemplan, en claro declive, el Olympiacos cayó en Vitoria y enlazó su octava derrota consecutiva. En situación desesperada, el equipo griego no respondió a la agresividad del Baskonia que, jugando a ráfagas, después del acostumbrado mal comienzo de cada partido, no tuvo demasiados problemas para resolver a su favor y acercarse un poco más al objetivo de entrar entre los ocho mejores, algo que hace algunas semanas parecía casi imposible, una entelequia que los buenos resultados de los últimos choques han convertido en posibilidad. Después de cuatro derrotas, las cinco victorias seguidas, meten a los vitorianos en la pelea.
El Baskonia fue el equipo de siempre: aguerrido, rápido en los contragolpes, incansable y, esta vez, acertado en el tiro y tal vez no tan eficaz en el rebote. En ese apartado ganó el equipo griego pero le sirvió más bien de poco.
En un último cuarto letal, Olympiakos se despidió de sus posibilidades. Mientras el Baskonia acertaba con todo y defendía con fe de converso, el equipo griego se hundió sin remisión, acosado por sus propias dudas. Sloukas, que había comenzado efervescente, liderando a su equipo, desapareció después de su primer paso por el banquillo, y nadie pudo suplirle, ni el veterano Spanoulis ni el novato Nikolaidis, de 18 años, con buena pinta pero escasa experiencia. Poco maduro, vamos.
Cuando Sloukas regreso, su equipo ya no estaba allí. En los diez minutos finales, mientras el equipo vitoriano hacía sus deberes en ataque más o menos como en los anteriores parciales, el grupo de El Pireo había anotado apenas dos puntos a falta de dos minutos y medio para el final, con un porcentaje desastroso de lanzamientos. Acabó con un 56% en tiros de dos y un catastrófico 15% en tiros de tres: cuatro aciertos en 27 intentos.
El Baskonia no tiuvo que hacer nada del otro mundo. Simplemente jugar, enredar el partido con el caos que provoca Henry, y con el gran acierto de Vildoza en todas las acciones. El jugador argentino estuvo inspirado e impulsó a su equipo, además de ser el máximo anotador del partido. Además, cuando hacía falta surgían Gedraitis o Polonara. Ni siquiera tuvo Ivanovic que recurrir más de la cuenta a la intimidación de Fall bajo los aros. Se cargó rápido de personales y vio muchos minutos desde el banquillo, pero no hizo falta. Desde el segundo cuarto quedó clara la manifiesta superioridad del Baskonia, que en los minutos finales superó los 30 puntos de diferencia, maquillada con un par de canastas intrascendentes del Olympiacos.
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