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CORREDISSES
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La patada de Luis Suárez

Los goles del uruguayo son una respuesta al trato recibido del Barça, que gestionó mal una salida necesaria

Ramon Besa
Luis Suárez celebra un gol con el Atlético de Madrid.
Luis Suárez celebra un gol con el Atlético de Madrid.AFP7 vía Europa Press

Luis Suárez no necesita a Messi para marcar goles; siempre ha metido muchos, solo y acompañado, de joven y ahora que acaba de cumplir 34 años, sea el entrenador Luis Enrique o el Cholo Simeone, con el Nacional de Montevideo, el Groningen, el Ajax, el Liverpool, el Barça y el Atlético de Madrid. El uruguayo es un goleador de raza que hoy triunfa en el club que regenta el Wanda Metropolitano después de ser regalado por el Barça.

Al delantero le estimulan especialmente los retos y nada le motiva más que sentirse maltratado como ha sucedido con el Barça y antes también durante el Mundial de Brasil. Luis Suárez mordió a Chiellini, fue sancionado con nueve partidos e inhabilitado para cualquier actividad relacionada con el fútbol, incluso se le prohibió entrar en su querido Camp Nou cuando el Barça había apostado por él después de ser expulsado de la Copa del Mundo. Su respuesta fue ganar la Champions con Neymar y Messi.

Ahora, lidera el Pichichi con el Atlético (12 goles en 18 remates) cuando el Barça paga todavía una parte de su ficha millonaria. El club azulgrana no solo entregó al jugador al club rojiblanco para ahorrarse su sueldo y rebajar la masa salarial, sino que dejó que se fuera a un rival que es el máximo candidato a ganar LaLiga. Justamente lo contrario de lo que ha pasado en el baloncesto con Heurtel: no le han dejado fichar de momento por el Madrid después de ser descartado por Jasikevicius.

La situación que se da con Luis Suárez ya pasó también más o menos en su día con David Villa. La diferencia es que entonces el Barcelona fichó a Neymar y ahora tiene a Braithwaite y no a Lautaro Martínez, el delantero del Inter prometido, ni tampoco a Memhpis Depay, como quería Koeman. Este es el drama del equipo y no el haber prescindido del uruguayo, que si se hubiera quedado continuaría marcando goles en el Camp Nou. El problema es que difícilmente habrían servido para ganar títulos si se tienen en cuenta los últimos resultados del Barcelona.

El club azulgrana necesitaba dejar de pagarle y el equipo exigía cambios, de manera que Luis Suárez entraba en todas las quinielas para que se fuera el pasado verano. El Barça envejecía mal y no ha sabido reconstruirse desde que perdió a Neymar. Los tridentes no son eternos, no acostumbran a durar más de cuatro temporadas, como recordaba en este mismo diario Diego Torres. Alcanza con ver qué le pasa al Liverpool con Salah-Firmino-Mané.

Neymar se largó del Barça, después se prescindió de Luis Suárez y Messi pidió irse en verano del año pasado sin que todavía se sepa que hará el 30 de junio. A Messi, que no para de extrañar a Neymar —y Neymar no para de decir que volverá a jugar con Messi— le dolió la salida de su amigo Luis Suárez. No era fácil para el Barça mantener aquella sociedad porque ya no garantizaba trofeos y además condicionaba el juego del equipo y la vida en el vestuario, hasta el punto de que se creó un ecosistema que convenía cambiar sin demora. Las revoluciones futbolísticas exigen un cabeza de turco que a menudo acostumbra a ser aquel jugador con el que se inició una época victoriosa. Ya pasó también, por ejemplo, con Ronaldinho.

Al Barcelona le convenía desprenderse de Luis Suárez y el jugador necesitaba irse del Camp Nou. Llegados a este extremo, y a diferencia del club, el delantero supo positivar o, si se quiere, encontrar un sentido a su salida: le dio la vuelta a una situación que jugaba en su contra, de manera que hoy le favorece tanto como perjudica al Barcelona. Cada remate de gol es una respuesta a la patada en el club que le dieron en el Camp Nou después de una operación que dejó en evidencia a Bartomeu. El Atlético no ha tenido un mejor cliente que el expresidente azulgrana si se tiene en cuenta los casos de Luis Suárez, Griezmann, Arda Turán y el dinero pagado todavía no se sabe muy bien en concepto de qué por una operación que se vendió como una opción de compra sobre Saúl. Es uno de los muchos misterios económicos del Barcelona, un club arruinado y ahora apuntado por el Pistolero que hizo fortuna disparando con las cartucheras azulgrana.

Al jugador le ríen todas la gracias después de haberle recordado todos sus defectos cuando era azulgrana. A menudo se pedía que le sancionaran por jugar sucio o simular faltas y penaltis y que le multaran porque desafiaba al entrenador cuando le sustituía o anteponía sus intereses a los del club con decisiones como la de operarse de su maltrecha rodilla. Hoy las lesiones le respetan, se porta bien y lidera la ofensiva del Atlético juntamente con Llorente, un jugador descartado por el Madrid.

Luis Suárez es de momento un ángel en el paraíso de Simeone después de ser expulsado del cielo de Messi como si fuera el demonio.

Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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