El limbo de Messi
Los récords del jugador permiten actualizar la historia del fútbol y dan valor a la marca Barça
Messi desafía a las divinidades desde el limbo del Camp Nou. La rueda del fútbol gira alrededor de la figura del 10. Sus goles permiten actualizar en un abrir y cerrar de ojos la historia de años, viajar en el tiempo, un favor que se debería agradecer eternamente al capitán del Barça. El fútbol se puede explicar a partir de Messi.
El rosarino no tiene la cabeza ni desde luego el físico de Pelé y, sin embargo, marcará más goles con el Barça que el brasileño con el Santos después de que el sábado ya le igualara ante el Valencia: 643. El argentino tampoco tendrá nunca el carácter de Di Stéfano, pero si el equipo azulgrana se ha sentido durante un tiempo superior al Madrid ha sido durante el reinado del 10. Aunque el mejor relato se ha construido con el carisma y liderazgo de Cruyff, la mayor certeza barcelonista se explica a partir de los partidos y títulos ganados con el delantero del Barça. Messi ha sido incluso Maradona cada día, como cuenta Valdano, y por tanto nunca tuvo una jornada para sí solo a pesar de ser noticia cada día en LaLiga y la Champions. El drama de Messi es que se le compara con todas las celebridades para contrastar sus defectos y virtudes cuando es la síntesis del fútbol desde los tiempos de Pelé.
La trayectoria del 10 ha sido tan prodigiosa que los récords caen por asentimiento, por inercia, por admiración y también todavía por su juego, aunque ahora necesite retos diferentes, sea o no en el Camp Nou. La gente está tan acostumbrada a la excelencia que a Messi se le pide lo mismo con 33 años que cuando tenía 23 sin ser consciente de que hoy necesita la ayuda de sus compañeros después de haber sostenido al equipo durante mucho tiempo; todos se han recostado en Messi hasta que Messi no ha podido sostener al equipo y al club.
Su futuro inmediato es una incógnita puesto que acaba contrato el próximo 30 de junio y a partir de enero podrá negociar con el club que quiera –se supone que también con el Barça—, a la espera del resultado de las elecciones presidenciales del 24 de enero. El próximo domingo dará algunas pistas en el programa de Jordi Évole en la Sexta. Lo que se sabe de momento es que en la entrevista afirma que se siente ilusionado y con ganas después de haberlo pasado muy mal en verano, que es cuando envió aquel burofax en el que pedía que le dejaran salir del Barça.
La negativa de Josep Maria Bartomeu obligó entonces a Messi a quedarse en contra de su voluntad; ahora queda por saber si la dimisión del presidente y la llegada de Ronald Koeman le han hecho cambiar de opinión. Mientras, en cualquier caso, no se puede negar la implicación y la voluntad del capitán para ayudar al equipo y también su frustración cuando no se gana, como pasó contra el Valencia, incluso después de marcar el gol que le permitió atrapar a Pelé.
Los goles de Messi ya no son siempre suficientes para que el Barça gane. La pregunta es si se puede montar un equipo con él o su presencia lo condiciona todo tanto que sería mejor facilitar su salida. La respuesta depende de Messi. El jugador se ha ganado el derecho a elegir; que su respuesta sea comprensible y asumida dependerá de cómo se explique dado que su compromiso con el club ha sido y es indiscutible y que si pidió irse fue sobre todo por la mala gestión de Bartomeu; otra cosa es el modo cómo lo hizo.
Aunque el jugador está ahora mismo en el limbo, la marca Messi continúa dando valor a la marca Barça; si se habla para bien del club y del equipo es por los récords de su capitán y si sus registros son noticia mundial es porque son únicos, propios del que para muchos es el mejor jugador de todos los tiempos; cuando menos nos permiten recordar a Pelé, Di Stéfano, Maradona y Cruyff. Y eso no lo había hecho nunca nadie antes.
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