Dos goles, triunfo y poco más del Barça ante el Elche
De Jong y Riqui Puig firman los tantos para lograr una victoria gris y sin apenas fútbol frente a un Elche carente de pegada
El planteamiento de Koeman no hizo daño de inicio al Elche, conforme con defenderse cerca de su portería con 10 jugadores por detrás de la pelota. Pero si no creó dudas en el rival fue por cómo se interpretó la idea porque Dembélé tiraba para dentro y dejaba la banda a Mingueza cuando el extremo hace daño pegado a la línea de cal y no un central reconvertido. También extrañó que Griezmann saliera tanto de sitio, en busca de un balón que difícilmente le llegaba porque a Pedri le encimaban para que no configurara el juego. Por lo que pareció extraño que Braithwaite se quedara en la izquierda y no se situara de delantero para estirar las líneas, fijar a los centrales rivales y generar más espacios y líneas de pase para que Pedri y De Jong se significaran en el partido. Algo que, a pesar de los pesares, consiguieron.
Todo era un guirigay en el Barça, al punto de que Dembélé chutaba las faltas laterales -más con el talón que con el interior…-, Umtiti se resbalaba para provocar el único susto azulgrana y Araujo probaba pases verticales sin éxito. Hasta que Pedri la pidió por dentro, se la dio a Braithwaite y un centro envenenado hizo que Diego González desviara el balón a su portería para disgusto del portero Edgar Badía, ya lejos de pararla. Aunque De Jong, oportuno, llegó sobre la línea para empujarla, para festejar su cuarto gol del curso. Poco más del equipo de Koeman, pero menos todavía del de Jorge Almirón, más pendiente de la retaguardia que de la portería rival, sin ingenio ni talento para poner en aprietos a los azulgrana.
Intentó el Elche, en cualquier caso, adelantar las líneas al comenzar el segundo acto, exigido por el resultado. Y si no marcó gol Rigoni fue porque se enredó en la definición, también porque Ter Stegen salió a tiempo para tapar portería y detener una ocasión franca producida por un mal control de Mingueza. Replicó Trincão con un chut cruzado que Badía repelió a tiempo y repitió cuando soltó un testarazo a centro de Griezmann. Sin más fútbol que descorchar en los dos equipos, los minutos se sucedieron entre idas y venidas entrecortadas en los metros definitivos, escasos todos del talento para el último pase, acaso un Pedri incomprendido. Fue él quién provocó un penalti del Elche por una mano clara que el colegiado y el VAR no quisieron ver. Quizá pensaron que el partido era demasiado feo para ver más goles.
Pero Riqui Puig salió al campo, pisó el área y atendió un centro de De Jong para marcar el segundo. Curioso que el menudo centrocampista marcara de cabeza. Así, con dos goles y muy poco más, al Barça le alcanzó para batir al Elche.
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