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Atasco baskonista en la gira mediterránea

El equipo vitoriano cae ante un Maccabi discreto que aceleró cuando los de Ivanovic se acercaron (91-82)

Sedekerskis busca un pase rodeado de defensores del Maccabi
Sedekerskis busca un pase rodeado de defensores del MaccabiABIR SULTAN (EFE)
Jon Rivas
Euroliga jornada 20
Maccabi
Maccabi
91 82
Finalizado
Baskonia
Baskonia

El Baskonia salió de gira por el Mediterráneo con dos partidos asequibles, frente a rivales de un nivel similar al suyo, y salió trasquilado. Regresa al frío de la Llanada alavesa con dos derrotas en el zurrón que le complican mucho su futuro en la Euroliga, Después de la paliza que recibió el martes en Estambul, en un partido en el que perdió los papeles y la ventaja de 18 puntos de la ida, las cosas no le fueron mucho mejor en Tel Aviv. Un Maccabi asequible, irregular y poco consistente, se impuso más por los errores vitorianos que por los aciertos propios.

Siempre fue a remolque el Baskonia después del 0-6 inicial, que en realidad fue un espejismo. Sin un líder que mantuviera activos al resto de los jugadores, el equipo de Ivanovic no se dejó ir en ningún momento, pero tampoco fue capaz de dar el paso hacia delante para desequilibrar a su favor el partido en el pabellón macabeo.

La falta de concentración del equipo vitoriano se sustanció en las tres faltas en ataque que recibió en el primer cuarto. Tal vez los árbitros se mostraron algo rigurosos en sus apreciaciones, pero no es lo más habitual dar pie a tanta interpretación arbitral en contra. Cuando Peters consiguió su primer triple y estrechó las diferencias (17-16) a falta de dos minutos para terminar el parcial, parecía que el Baskonia podía reconducir la situación, pero de nuevo propició el despegue local con más desatenciones.

No hubo enmienda en el resto del partido. De hecho, los otros tres cuartos transcurrieron igual, con el Baskonia haciendo la goma, como un ciclista voluntarioso pero sin fuerzas en una etapa de alta montaña. Cada vez que se acercaba, aceleraba el Maccabi y volvía a coger diferencias, en un ejercicio repetido una y otra vez. Henry atropellado en sus acciones; Vildoza confundido, no hubo quien pusiera orden en las filas vitorianas. Esta vez no funcionó ninguna de las fórmulas que propuso Ivanovic desde el banquillo.

El Maccabi fue un equipo discreto, que se limitó a hacer las cosas de manera aseada, nunca se le exigió demasiado. Cuando en los últimos minutos apretó el Baskonia, porque no le quedaba otra, respondió a cada golpe con otro igual, y a veces todavía más contundente. La última reacción en caliente de los vitorianos la enfrió Wilbekin, que hasta ese momento había fallado todos sus tiros exteriores, con un triple que terminó de sentenciar el partido. El periplo mediterráneo del Baskonia no fue un crucero de placer.

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