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Ricky Rubio: “Es mi mejor año”

El base español logra números inéditos en los Phoenix Suns desde la época de Jason Kidd, hace 20 temporadas, y asume el desafío de liderar a un equipo en reconstrucción

Robert Álvarez
Ricky Rubio (i), defendido por Bojan Bogdanovic, de Utah Jazz.
Ricky Rubio (i), defendido por Bojan Bogdanovic, de Utah Jazz.Rick Bowmer (AP)

Jason Kidd dejó huella en la NBA y en Phoenix, donde jugó entre 1991 y 2001. Han tenido que transcurrir 20 años para que otro jugador de los Suns iguale algunas de las cifras y actuaciones del base californiano, ahora entrenador ayudante en los Lakers. El protagonista actual es Ricky Rubio. El jugador español, campeón y MVP del Mundial con la selección en septiembre, firmó en julio como agente libre por los Suns. Asumió así el desafío de pasar de un equipo consolidado como Utah, con el que disputó los playoffs las dos últimas temporadas, a asumir la reconstrucción en otro que la pasada temporada concluyó en la última posición de la Conferencia Oeste. Además, la temporada comenzó de la peor forma para los Suns, que no pudieron contar durante 25 partidos con el pívot DeAndre Ayton, número uno del draft de 2018, sancionado por dar positivo con un diurético.

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“No era muy difícil mejorar lo de la pasada temporada”, cuenta Ricky en conversación telefónica desde Phoenix. “Con nuevo entrenador (Monty Williams), un nuevo sistema y nuevos jugadores ha cambiado la cara del equipo y ya luchamos para ganar casi todos los partidos. Es verdad que tuvimos una mala racha que hizo que nuestras opciones de entrar en los playoffs se cerraran más. Pero llevamos 24 victorias y esperamos llegar, como mínimo, a las 35, lo que supondría casi doblar las del año pasado”.

A sus 29 años y en su novena temporada en la NBA, Ricky está demostrando su rango y su capacidad para asumir retos dispares. Es el cuarto mejor asistente de la NBA, igualado con Luka Doncic, con 8,7 pases de canasta por partido, y solo superado por LeBron James, con 10,6, y Trae Young, con 9,2. Y precisamente en el partido contra su exequipo, Utah, se convirtió en el quinto jugador en la historia de los Suns que supera en un partido un mínimo de 20 puntos (22), 10 asistencias (11), 5 rebotes (6) y 5 robos de balón (7). Ningún jugador de Phoenix lo conseguía desde Jason Kidd, en octubre de 2000. Un día después sumó, ante los Clippers, 18 puntos, 10 asistencias y tres robos de balón. También hay que retrotraerse a la época de Jason Kidd para encontrar un jugador que encadenara cinco partidos con más de nueve asistencias y dos robos.

“No me fijo mucho en los números. Son el resultado del buen juego o del mal juego”, puntualiza. “Mi mentalidad siempre es la misma: salir a ganar, siendo realista y consciente de las opciones que tenemos. Siempre me exijo más. Pero es la temporada en que estoy siendo más regular y que mejor me encuentro física y mentalmente. Aunque, siempre quiero dar un salto de calidad y trabajo para mejorar. Hay mucho que exprimir”. En Phoenix comparte equipo con jugadores jóvenes como Ayton, Booker, Oubre y Bridges, además del croata Dario Saric. “En Utah no había tantos jóvenes. Aquí debo ejercer un poco de veterano, tener más liderazgo, pero me adapto a lo que necesite el equipo”, explica Ricky, especialmente feliz también en el plano personal ya que el mes pasado nació su primer hijo, Liam.

Rubio, un jugador muy precoz, que debutó como profesional con el Joventut cuando tenía 14 años, que jugó los Juegos de Pekín y a sus 17 años se convirtió en el medallista más joven en la historia olímpica del baloncesto, y que debutó en la NBA con 21 años recién cumplidos, considera que la explosión de Luka Doncic era, en cierto modo, previsible. “Está haciendo una gran temporada, pero no me sorprende. Es algo que muchos europeos sabíamos: lo difícil que es ganar una Euroliga y encima ser MVP. Por eso sabíamos que Doncic estaba más preparado que nadie para la NBA”.

Ricky observa con expectación la última gran novedad en la NBA, el estilo de juego con el que está triunfando Houston. El equipo tejano utiliza un quinteto con solo un jugador, Robert Covington, que apenas supera por un centímetro los dos metros. Un small ball llevado al extremo. “Mike D’Antoni ya jugaba un poco así. Es un entrenador que innova y hace que el basket vaya más allá y evolucione. Al final, todo se basa en resultados. Les está yendo bien. Una vez que se adapten todos a este sistema, a lo mejor igual funciona, al igual que cuando al principio tiraban muchos triples y eran criticados y, ahora, todos tiran triples”, cierra Ricky.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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