La pelota divide al Camp Nou
El Barça es mejor que el Getafe después de arriesgar con el balón ante los nervios de la grada
Habrá que prestar atención al Barça de Setién. La pelota regresó de momento al Camp Nou. Hay quien se siente dichoso y también se cuentan los que pitan porque no entienden que la identidad recuperada se personifique en los pies de Ter Stegen. El equipo recuperó el buen gusto por el fútbol y también protagonizó minutos de suspense en una jornada muy exigente por la visita del Getafe y la presión del Madrid, los clubes más elogiados en contraste con el Barcelona. A los azulgrana les faltan recursos y son un equipo inacabado, déficits que limitan sus aspiraciones europeas y ya se verá si también el 1 de marzo en Madrid. A cambio, intenta recuperar su carta de naturaleza y tiene la autoestima suficiente para marcar diferencias con el Getafe.
No se sabe qué se le puede pedir al Barça, expuesto en una última media hora que emborronó el buen tono del primer acto del Camp Nou. Aunque el encuentro se le hizo demasiado largo, más que nada por sus propias concesiones, el Barça ofreció síntomas de mejora en una cita muy complicada y sufrida por la personalidad del Getafe, un equipo en estado de gracia, antítesis del Barça.
El Getafe genera una tensión agotadora en sus rivales, tanto en la cancha como en el banquillo, más desafiante que nunca en el Camp Nou. Quique Setién ignoró a Bordalás, distanciados y enemistados, Jordi Alba se rompió y Nyom tumbó a Umtiti a la salida de un córner que acabó en un gol anulado por el VAR. Los azulgrana salían volteados en cada balón dividido, muy exigidos en defensa y reducidos en ataque, inferiores individual y colectivamente al Getafe.<TB>
Juega el equipo de Bordalás de manera muy comprimida, excelente en la presión, intenso y fuerte, jaleado desde que está en el podio de LaLiga. Apenas se le advertían defectos antes de enfrentarse al Barça después de cuatro partidos sin tacha, sin quisiera tomar un gol, portada de los diarios, protagonista en las emisoras de radio y las televisiones, ejemplar por su capacidad para optimizar los recursos, tal que fuera el Leicester de España. La propaganda del Getafe duró hasta que se encontraron los solistas del Barça.
Messi y Griezmann se asociaron de forma deliciosa para desarmar en dos pases de primera el sofisticado sistema de contención del Getafe. El capitán recibió de Umtiti y, sin parar, sirvió de primera para el desmarque del francés, tan hábil como efectivo para poner la punta de la bota izquierda sobre la salida de David Soria. Ningún recurso mejor que la finura y la velocidad para combatir la riqueza táctica, la exuberancia física y la fuerte mentalidad del Getafe. Griezmann es profundo, juega al espacio y es único a un toque, como se constató en el 1-0.
El gol de Ángel
El 2-0 se celebró mucho porque la jugada fue larga y bien ligada, de lateral a lateral, propia de un equipo que se explica a partir del pase: Arthur abrió para Junior y su centro fue rematado por Sergi Roberto. El Barça era tan paciente en sus salidas como selectivo en las llegadas: Messi absorbía el juego, mejor asistente que goleador, Ansu Fati desafiaba a Nyom y Griezmann resultaba indetectable para la zaga del Getafe.
El equipo de Bordalás, sin embargo, no se rinde, intimidador por naturaleza, resolutivo cuando se entregan a Ángel, un suplente único como goleador, candidato a fichar por el Barça. El delantero enganchó una volea imparable para Ter Stegen, sobresaliente como futbolista de campo por su juego, punto de apoyo imprescindible para el despliegue del Barcelona.
Los azulgrana habían aprendido a descansar con el balón, esmerados en la posesión, atentos con el control de partido, aparentemente más fiables y reconocibles que en partidos anteriores, cuando apareció la diestra de Ángel. El gol desmontó por un rato al inteligente Barça y Ángel dispuso del empate después de una falta lateral que neutralizó con una doble mano Ter Stegen. Los azulgrana se repusieron con dos transiciones que no supo acabar Griezmann. El francés no es un rematador fiable con la derecha y sus dos tiros no cogieron la portería de Soria. Temblaba Griezmann en el área del Getafe y regateaba el coloso Piqué en la de Ter Stegen. La determinación del Barcelona contrastaba con la ambición del Getafe. La tensión, y ahora también la emoción, había regresado al Camp Nou. Esforzados y generosos, los muchachos de Bordalás encimaban a los de Setién.
El partido estuvo hasta el final en el alero porque tampoco llegó el gol de Messi, estéril por cuarto partido consecutivo, decisivo sin embargo en el área del Soria. La hinchada se mosqueó con tanto vértigo y algunos aficionados desaprobaron cómo acabó la contienda por la misma razón que protestaron por la manera que empezó a pies de Ter Stegen y Piqué. El desconcierto es importante en el estadio porque hay quienes advierten una regresión en el Barça de Setién. A una parte de la afición no le gusta que su equipo juegue la pelota en su área, seguramente porque le martiriza el recuerdo de Liverpool, el equipo de moda cuyo fútbol nada tiene que ver con el que exhibió el mejor Barça. Al club le pueden los nervios por lo que pasó y por lo que puede pasar, incapaz de degustar una victoria de mérito contra el Getafe.
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