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El Real Madrid escapa del atolladero ante el Baskonia

Campazzo y Thompkins resuelven un partido claustrofóbico (70-69), hunden un poco más al cuadro de Ivanovic y permiten a los blancos despejar las dudas acumuladas

Faustino Sáez
Euroliga jornada 23
Real Madrid
Real Madrid
70 69
Finalizado
Baskonia
Baskonia
Campazzo entra a canasta ante Shengelia
Campazzo entra a canasta ante Shengeliaeuroleague

El Real Madrid se sacudió in extremis la ansiedad y las dudas acumuladas en el último mes con una apurada victoria ante el Baskonia (70-69). La intrepidez de Facundo Campazzo (10 puntos, cinco de ellos en los tres minutos finales, y 11 asistencias) acabó por rendir la orgullosa apuesta de Shengelia, Shields y Janning y permitió al conjunto de Laso resolver un duelo claustrofóbico. La determinante actuación del base argentino y los puntos de Thompkins (20), maquillaron el 6 de 26 en triples y el espeso juego madridista en una noche salvada entre escalofríos por los locales. Hay partidos que se resuelven por aciertos y otros que lo hacen por errores, el de Stauskas fue de bulto. Cuando al Madrid apenas le quedaban cuatro segundos para evitar la prórroga, el canadiende cometió una falta improcedente sobre Campazzo, un regalo que aprovechó el Facu para sentenciar desde el tiro libre. El Baskonia languidece con su 15ª derrota en 23 jornadas de Euroliga, el Madrid coge confianza para salir del atolladero y alcanza los 17 triunfos.

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Bajaban revueltas las aguas por el barrio de Goya después una extraña, por inusual, secuencia de patinazos en la era Laso. El Madrid, que permaneció 31 partidos y más de nueve meses invicto como local, sumó el domingo ante el Joventut su tercera derrota consecutiva en casa en apenas 15 días, el quinto traspié en los últimos siete encuentros, y el undécimo en los 44 disputados este curso. Números y sensaciones desacostumbradas que encendieron algunas alarmas. “No hemos respetado al rival y no se gana solo con la camiseta”, soltó el entrenador madridista en una reprimenda punzante a su plantilla. “No estamos tan mal. Dudar de este equipo no tendría sentido”, terció Rudy en la víspera. Y, en estas, llegaba al Palacio un Baskonia menguante, con el efecto Ivanovic convertido en un trampantojo incapaz de disimular una preocupante hoja de servicios. La contabilidad del conjunto vitoriano reflejaba siete derrotas en los últimos nueve partidos de Euroliga y cinco más en los últimos siete de Liga. Pero se daba la circunstancia de que una de esas contadas victorias baskonistas se produjo hace poco más de dos semanas en Madrid y eso valió a los de Dusko para jugar con la psicología del partido.

Arrancó firme el Madrid con el impulso de muchas de las piezas que reservó Laso ante la Penya para cuidar el cuentakilómetros de su rotación. Ahí estaban, de nuevo, para reflotar la situación Campazzo y Taylor, que no se vistieron de corto el domingo, y Tavares, que apenas disputó siete minutos. Sin embargo, con el paso de los minutos, se diluyó el propósito de enmienda de los blancos y creció la pujanza del Baskonia. Se pasó en un santiamén del 11-7 al 14-19 con el que se cerró el primer cuarto. Y, de ahí en adelante, los de Ivanovic tomaron la iniciativa y comenzaron a manejarse como si tuvieran la certeza de tenerle tomada la medida al Madrid. Con Shengelia apretando las tuercas, con Shields y Janning luciendo afinación y con Eric y Fall (siete rebotes en la primera mitad) cortocircuitando de nuevo a Tavares en las alturas, el conjunto vitoriano fue coleccionando ventajas cortas pero suficientes para ir punzando la ansiedad madridista. Inferiores en el rebote, lastrados por otra pírrica estadística desde el perímetro (5 de 15 en triples al descanso) e incapaces de desatarse al contraataque, los blancos se defendieron gracias al carácter de Campazzo.

Con el pundonor hiperproductivo del Facu y los contados bingos de Thompkins, el Madrid llegó al descanso agarrado en el marcador, pero desencontrado en el juego (37-38, m. 20). Delatada la condición de imprescindible de Campazzo, el ataque madridista era previsible y abarcable para el rival. Sin necesidad de cruzarse, el partido se había convertido en un pulso entre Shengelia y Campazzo, pero el georgiano había reclutado muchos más intendentes a su causa. Sin embargo, la suerte del Madrid fue que enfrente faltaba Pierria Henry, enésimo lesionado en la enfermería vitoriana y pieza clave en el triunfo baskonista ante los blancos en Liga, y entre el recién fichado Christon y Sergi García no sumaron un Henry. Laprovittola estaba fuera de la convocatoria y tampoco fue el día de Llull (0 de 7 en tiros de campo), pero, aun sin relevo, percutió y percutió el Facu hasta que sacó de carril a sus parejas de baile con un ataque de bravura en el tercer cuarto. Con la agitación y las asistencias del argentino y unas paladas de cemento de Taylor y Deck en defensa, los de Laso pasaron del 37-40 del minuto 21 al 49-44 cuatro más tarde. Pero, fatigados por el arreón, los blancos fallaron un puñado de ataques, perdieron la ocasión de dar el estirón y concedieron el reenganche a su rival.

El segundo triple de Zoran Dragic y el octavo punto de Shengelia equilibraron de nuevo la balanza pero, aun así, el contador baskonista solo alcanzó los 11 puntos en ese cuarto. También achatado en su habitual producción ofensiva, el Madrid entró en la recta de meta con apenas cuatro puntos de ventaja (53-49, m. 30) y la perdió poco después (57-60, m. 34). Reaccionó Laso devolviendo a la pista a Campazzo primero y a Taylor después, por un renqueante Rudy (que se quedó a cero como Llull), y llegó el rearme blanco. Mickey libró una intensa batalla con Shengelia en la pintura y Thompkins volvió a afinar como en el primer cuarto. Con empate a 64 a falta de 1m 40s Tavares fue reclutado para el desenlace y la victoria se disputó en la cornisa. Con un rebote providencial, una asistencia de Campazzo y una canasta de Thompkins, los locales hicieron tres puntos de hucha a falta de 15s (68-65), Shengelia dejó la diferencia en uno, Thompkins anotó solo uno de los tiros libres y Shields firmó la igualada camino de una prórroga que parecía inevitable. Pero, cuando apenas quedaban 4s, Stauskas cometió una falta fuera de guion en la presión sobre Campazzo que concedió al Facu el tiro de gracia para ganar el partido. Respira el Madrid en un final agónico. Sigue penando el Baskonia.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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