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LaLiga Santander jornada 22
Eibar
Eibar
Orellana 15'
1 1
Finalizado
Betis
Betis
Fekir 7'

Esforzado empate entre Eibar y Betis

Dos goles al inicio del partido sellan unas vibrantes tablas

Loren, del Betis, disputa la pelota a Orellana, que trata de golpear de cabeza.
Loren, del Betis, disputa la pelota a Orellana, que trata de golpear de cabeza.Juan Herrero (EFE)

Todo suma a estas alturas, pensarán Eibar y Betis. Ambos igualaron (1-1) en Ipurua y en un partido para esforzados sufridores, exigente en todos los apartados, en la presión, en la capacidad para actuar ante ella, en las transiciones y el trajín que ocasionan, en la agonía propia de un partido que contrapuso una interesante esgrima porque al Betis le gusta iniciar las accione desde atrás, atraer al rival y buscar desde ahí los espacios. Y al Eibar no le disgusta acudir. Ese duelo le dio réditos a los de Ipurua, que enmendaron un mal inicio del partido con un gol que igualó el que acababa de anotar Fekir en un córner de laboratorio. La presión le dio premio al Eibar cuando propició un tres contra tres en el área del Betis, apretó al novel Edgar y forzó un penalti que transformó Orellana.

Todas esas peripecias, a la postre los dos goles de partido, ocurrieron durante el primer cuarto de hora de partido. El Betis trató de corregirse o, al menos, de controlar riesgos en la salida del balón. Primero evitó que fuese Edgar el encargado de recibir de espaldas al ataque local. Era lo prudente. Se trata un excelente futbolista con ficha del filial, pero de tranco largo y no muy indicado para maniobrar entre estrecheces. Aleñá e incluso Canales empezaron a ofrecerse en ese tipo de situaciones. Y ya en el descanso el técnico Rubi acabó de diseñar alternativas para que la presión del Eibar no convirtiese el inicio de cada jugada en un cara o cruz.

Ocurrió que el Eibar también se atemperó. Bajó unos metros el inicio de la presión y ahí se ajustó mejor. El partido de alguna manera se atrancó porque lo defensivo empezaron a imponerse a las alternativas atacantes. Pero en Ipurua nunca hay partidos anodinos. Puede haber pausas, pero siempre vuelve el ritmo. El Eibar llevó el partido hacia un reparto de transiciones en el que apareció un agitador, Orellana. Mal asunto para el Betis, que con todo se guardaba la baza de Fekir, otro espíritu libre. Otro zurdazo suyo, similar al del gol, fue imposible de detener para Dmitrovic. Borja Iglesias envió el rechace a la red, pero el remate no pasó por el tamiz de Las Rozas. Desde la sala de videoarbitraje se anuló el gol, pero el partido, mediada la segunda parte, estaba abierto como si fuese un melón. Un sabroso melón.

El Eibar lo saboreó desde la medular. Allí se apostó para recuperar la pelota y golpear. Lo hizo Edu Expósito en una estampida que acabó con una doble opción que Joel Robles detuvo de manera brillante, la segunda tras remate a bocajarro de Inui. El Betis volvió a pasar un calvario cada vez que perdía el balón, cada error le dejó expuesto, agobiado por el gatillo local. Y perdió el dictado en campo contrario, incapaz de dañar a su oponente. Allí estaba el Eibar en su esplender, metiéndole ritmo a un partido que camina hacia la hora y media de trayecto, con las bandas como puñales y los rematadores famélicos en busca de carnaza. Todos los cambios de Mendilibar le imprimieron vigor a su equipo, Arbilla, De Blasis y Cristóforo tomaron el martillo para acabar de golpear a un Betis sufridor.

Pero ni así dijo su última palabra el equipo que adiestra Rubi. Allí estaba Fekir y su zurda para rebelarse. Tuvo dos opciones para marcar en el epílogo, en la primera se avivó la zaga para negarle; la segunda la cerró el portero. El Eibar entendió que el Betis, parecía dominado, pero jamás derrotado. Tello, sobre el que no cesaron los rumores en el recién cerrado mercado de invierno, tuvo el triunfo en un mano a mano ante Dmitrovic que se le escapó por medio pelo. El Betis murió en el área del Eibar justo cuando parecía más apurado y por eso el empate final pareció grato con los dos equipos y su supremo esfuerzo.

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