El Athletic choca contra el muro del Celta
El equipo de Gaizka Garitano sólo consigue empatar de penalti después de acosar la portería de Rubén Blanco durante todo el partido
Darse de cabezazos contra una pared no es un ejercicio recomendable, aunque a veces pueda ser incluso vistoso para el espectador. Es lo que hizo el Athletic en la gélida tarde bilbaína. Dale que te dale, cabezazo a cabezazo, para acabar donde empezó, con un punto que, sin embargo, al Celta le sabe a gloria.
El equipo de Óscar García levantó un muro en San Mamés. De hormigón, acorazado, inexpugnable, y el Athletic no fue capaz de saltarlo en 95 minutos. Se estrelló una y otra vez contra la pared celeste, que no tuvo ningún reparo en pertrecharse contra las acometidas rojiblancas. El frío helador del ambiente se extendió a la grada a medida que pasaban los minutos y la afición local se percató de que iba a ser muy complicado pasar al otro lado.
El equipo vigués engañó durante un rato, y dio la cara mediada la primera parte como si en su ideario no renunciara a ganar. Su situación es crítica; con el campeonato en la segunda vuelta, no está para bromas, y menos después de los resultados de sus rivales en el sótano de la clasificación. Asumió que el Athletic podía salir a arrollar en los primeros minutos, pero se desplegó con sentido cuando tuvo ocasión. Para los 10 minutos, el equipo bilbaíno ya había tenido un par de acercamientos muy peligrosos a la portería de Rubén Blanco. En una, Raúl García remató el centro de Yuri a unos centímetros del poste; en otra, una asistencia de Williams provocó un enredo entre el portero y Araújo, que estuvo a punto de colarse.
Al Celta, en teoría, no le vale ir punto a punto, y a pesar de su fragilidad defensiva, tiene dinamita en el ataque. Los despliegues de Iago Aspas y Rafinha encendían las alarmas en San Mamés. Olaza disparó flojo la primera vez y después Rafinha remató de cabeza un centro desde la banda que Herrerín neutralizó. Aunque el Athletic tenía la pelota y empujaba, el Celta estaba con ánimos. Sin embargo, la mejor ocasión llegó en un centro de Capa que Muniain remató en plancha desde muy cerca, y Rubén respondió para desviar la pelota.
El Athletic percutía por las bandas, con la profundidad de Yuri y Capa, pero no acababa de encontrarse cómodo dentro del área, donde el Celta acumulaba cada vez más jugadores.
Y en esto sonó la flauta. En el minuto 55, a Rafinha le cayó un balón al borde del área. Tenía espacio, se perfiló y lanzó colocado, cerca del poste para adelantar al equipo gallego. San Mamés enmudeció un instante; después se vino arriba otra vez para empujar al Athletic. Intuía el público que iba a ser muy complicado atravesar las barreras defensivas célticas, y fue así, como se esperaba. Con todo el equipo atrás, el Celta se dedicó a achicar agua. Sin embargo, en el minuto 75, Beltrán metió la mano a un centro de Muniain y el árbitro pitó penalti, que Raúl García convirtió para hacer el empate.
Desde ese momento, y hasta el final, el Athletic acosó al equipo celeste, percutió con insistencia, sobre todo desde la derecha; encadenó ocasiones que sacaba Rubén alguna vez, otra la defensa desde la línea. No hubo manera de atravesar el muro pese a todas las ocasiones. El Celta acabó colgado del larguero, pero vivo, con un punto que es oro molido.
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