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Sexta pareja de centrales

Koeman sorprende al dar descanso a Lenglet y poner de entrada a dos zagueros ascendidos del filial, Araujo y Mingueza, que solventan el compromiso

Mingueza pugna con Januzaj por el balón.
Mingueza pugna con Januzaj por el balón.Alejandro García (EFE)
Jordi Quixano

Mientras bajaban la escalinata del túnel de vestuarios del Camp Nou y a la espera de que arrancaran las primeras notas del himno del Barça, Busquets llamó la atención de Mingueza para repasar unos conceptos tácticos sobre la salida del balón. Ter Stegen se sumó después y a los pocos segundos llegó Araujo. Un corrillo sorprendente porque los centrales Mingueza y Araujo salieron de la partida antes que los dos internacionales franceses, Lenglet y Umtiti.

Ronald Koeman sacudió la alineación ante el líder y rebajó la media de edad, pues a Mingueza (21) y Araujo (21) se les sumó Pedri (18), que hilvanó tan bien con Messi que tardó poco en explicar que la edad no importa. Menos aún si se es marca de la casa. Resulta que la lesión casi perenne de Umtiti —que sigue sin ganarse la titularidad tras recuperarse de las maltrechas rodillas— y la de Piqué, que es de larga duración, han sobrecargado a Lenglet. “Lleva ocho partidos seguidos y no está fresco del todo”, señaló Alfred Schreuder, segundo de Koeman. “Son dos chicos de la casa y saben lo que es el Barça, por lo que lo pueden hacer bien. Es importante que juegue gente de casa… Una vez llegamos a poner un 11 de La Masia [con Vilanova en el banquillo y ante el Levante, el 12 de nviembre de 2012], es bonito”, se sumó Guillermo Amor, responsable de las relaciones institucionales del primer equipo.

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El líder fue Pedri

Ese equipo que, frente a la Real, defendieron Araujo y Mingueza. Y lo hicieron sin contar un error de peso, sobre todo porque el gol de Willian José llegó a balón parado, en un saque de esquina, y ninguno de los que participaron en la jugada eran su pareja de baile. Se durmió Pedri en la marca de Portu —pero se resarció al salvar en la segunda parte un remarte de Isak— y Griezmann llegó tarde ante el brasileño.

No tuvieron demasiados problemas, con el equipo atornillado en campo ajeno, por una vez eficiente en el acoso avanzado el Barcelona y gustoso de aceptar el reto de jugar hombre a hombre en la presión. Además, fueron complementarios. Sin balón, Araujo se imponía en los duelos aéreos al tiempo que Mingueza prefería salir al corte. Una estrategia que sirvió para desconectar en buena medida a Willian José del juego colectivo de la Real. Ambos, además, evidenciaron su velocidad en la corrección y en las carreras, como esa que hizo Mingueza para sisarle el esférico a Gorosabel cuando ya enfocaba a Ter Stegen.

Soprendió la valentía de Koeman, su intervencionismo. Aunque el baile de centrales —posición que tildó de débil ya en pretemporada cuando el club trataba de fichar a Eric García (Manchester City)— ha sido permanente desde que comenzara el curso. Así, a la pareja fija de Piqué y Lenglet (ocho duelos han salido de inicio) le sigue la de Lenglet y Mingueza (4). Por detrás quedan Lenglet y Araujo (3), también Piqué con De Jong en una ocasión y con Araujo en otra. Es decir, con la que jugó ante la Real, seis parejas diferentes de centrales

“Ronald se atreve a poner a los jóvenes. Es importante tener a una persona que les da una oportunidad y confianza. Ahora, es lo que les decimos, que una cosa es aparecer y otro es quedarse”, convino Guillermo Amor. Y los dos mostraron sus credenciales, incluso cuando la Real apretó en los compases finales. Aunque a escasos 10 minutos del último pitido, Lenglet chocó las manos con Mingueza, que se marchó por detrás de la portería con la lengua fuera. Había cumplido como también lo hizo Araujo. Dos centrales caseros, bien escudados en el esfuerzo colectivo, bastaron para cerrarle la puerta a la Real.

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