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El triángulo de la victoria del Madrid

Los blancos sometieron a los rojiblancos con balón y sin balón. Con circulaciones largas de lado a lado y con una presión alta bien organizada

Luka Modric conduce el balón rodeado por tres jugadores del Atlético durante el derbi de este sábado.
Luka Modric conduce el balón rodeado por tres jugadores del Atlético durante el derbi de este sábado.Bernat Armangue (AP)

Un pletórico Real Madrid empequeñeció a un frágil Atlético. Los blancos sometieron a los rojiblancos con balón y sin balón. Con circulaciones largas de lado a lado y con una presión alta bien organizada. Zidane le ganó en la pizarra a Simeone. En pocos partidos la mano del técnico francés y su equipo de trabajo se ha visto reflejada sobre el terreno de juego con tanta notoriedad y éxito.

Reajustes tácticos. ZZ metió mano en el 1-4-3-3- que tanto le gusta. La primera decisión, Lucas Vázquez titular en perjuicio de Rodrigo y Asensio ya contenía un matiz específico: reforzar el centro del campo para no sufrir inferioridad numérica ni posicional en el centro del campo. La segunda apuesta ya afectaba directamente a la ocupación de los espacios. Normalmente Zidane disponía que la salida del balón jugada desde atrás pasara por los pies y la cabeza de sus interiores: Modric y Kroos que buscaban el eje central para tener el horizonte abierto. Casemiro, el mediocentro posicional, quedaba fuera de la ecuación y se adelantaba en busca del rechace o la segunda jugada.

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El sábado, no. El brasileño se mantuvo siempre en su posición con misión netamente defensiva de proteger a los dos centrales y evitar el juego ofensivo entre líneas del rival. El movimiento definitivo fue colocar a Modric y Kroos muy abiertos y buscar la salida del juego por las bandas. El croata formaba triángulo con Carvajal y Lucas Vázquez. Y el alemán con Mendy y Vinicius. Por ambas orillas entre los tres encerraron a los laterales rojiblancos Trippier y Carrasco y abortaron sus incorporaciones al ataque. Un peligro menos.

La segunda consecuencia de lateralizado posicionamiento de Modric y Kroos fue que los dos mediocentros rojiblancos, Herrera y Koke, tenían que abrirse para ayudar a sus laterales y dejaban un espacio interior que Benzema interpretó con su inteligencia no precisamente artificial. El recital de cambios de orientación de Kroos para descolocar el sistema defensivo rojiblanco solo fue comparable a las conducciones interiores de Modric por la otra banda.

El tercer efecto letal del planteamiento se completaba con la presión de Varane sobre Joao Félix y Mendy sobre Llorente, a los que obligaban a jugar de espaldas. Sergio, libre de cometidos específicos, se bastaba con el inoperante Luis Suárez. Resultado: a la media hora Simeone calibró la impotencia de su equipo y pasó del 1-3-5-2 al 1-4-4-2 de toda su vida. Así intentaba salir de la trampa tendida por su colega francés.

Parches y más parches. Mientras el Real Madrid crecía en todos los sentidos del juego y sobre manera en el aspecto físico, el Cholo comenzó a mover su puerta giratoria. Al cambio de sistema sucedió un triple cambio a la vuelta del descanso. Llorente pasó a mediocentro al lado de Koke; Correa se abrió a la derecha; Lemar se colocaba por detrás de Luis Suárez y entre Lodi y Joao Félix ocupaban la izquierda.

Quince minutos después, justo antes del segundo gol blanco. Un nuevo parche sin duda trascendente: Saúl por Joao Félix. El gran sacrificado del once titular sustituía al único jugador que parecía capaz en una acción individual de meter otra vez a su equipo en el partido. Un cambio nefasto que originó otra reestructuración. Saúl-Koke, volantes; Llorente y Lemar en las bandas y Correa, segundo delantero. La siguiente sustitución, 10 minutos después, provocó otro zafarrancho de cambios de puestos: Kondogbia con Koke; Saúl, a la derecha; Llorente y Correa, arriba; Lemar, a su aire… El resumen de las carencias atléticas se refleja fielmente en que Llorente pasó a lo largo del partido por tres demarcaciones diferentes.

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