El penúltimo baile de Luka Modric
A sus 35 años, el croata participa más que nunca en el juego del Madrid, donde quiere continuar pese a que su contrato vence en junio y no hay propuesta de renovación a la vista por parte del club
La noche que el Real Madrid ganó la Liga del coronavirus en el Alfredo di Stéfano, después del confeti y las fotos, cuando ya todos los futbolistas se estaban cambiando, Santi Cazorla y Luka Modric seguían charlando en la bocana del túnel. El asturiano, que cumple 36 años en diciembre, había terminado su penúltimo partido en España antes de mudarse a Qatar para jugar en el Al Saad dirigido por Xavi Hernández. Al croata le faltaban aquella noche dos meses para cumplir 35. Antes de despedirse, Cazorla le dice: “Nos vemos allí en Qatar. Ya con 35”. Y desaparecen definitivamente rumbo a los vestuarios.
Pero Cazorla va a tener que esperar, pese a que le quedan solo seis meses de contrato con el Madrid, sin renovación a la vista. No cree que este sea su último baile. A los 35, de nuevo en el Di Stéfano, Modric dejó el miércoles otro recital contra el Borussia Mönchengladbach en el partido límite de la Champions.
Lejos de derivar hacia convertirse en un jugador residual, o de acompañamiento, arropado por los fuegos artificiales de su calidad técnica, ocupó un lugar central en el mejor partido del Madrid este curso. Fue el tercer jugador que más tocó la pelota (107 veces, solo por detrás de las 120 de Lucas Vázquez y las 108 de Toni Kroos), pero no para pasearla: fue también el que salió de más regates con éxito, cuatro de cuatro, por delante de las dos grandes promesas brasileñas que jugaron como extremos. Vini Jr., de 20 años, lo intentó cinco veces y escapó tres, y Rodrygo, de 19, probó tres veces, solo una con éxito.
Su incidencia en el juego del equipo es esta temporada la mayor desde que llegó al club en el verano de 2012: según datos de Opta, interviene 1,03 veces por minuto, mientras que su media desde su contratación es de 0,91 intervenciones por minuto.
Zonas calientes
“El caso de Luka es único con la edad que tiene”, afirma Nikola Jerkan, exfutbolista internacional croata y del Real Oviedo en los 90, actual responsable de scouting de rivales de la selección de Croacia. “Muchos jugadores suelen echarse hacia atrás con los años, como Xavi o Iniesta, pero él sigue buscando las zonas más calientes, donde puede generar peligro. Otros se echan a un lado antes de llegar a su edad, pero él quiere seguir en el Real Madrid y se ve con fuerzas para seguir y para hacerlo en una posición exigente. Además, tiene una inteligencia futbolística impresionante”, apunta Jerkan.
Una fuente del entorno del futbolista coincide en las estimaciones sobre su voracidad: “Creo que le quedan tres temporadas a tope, y quiere que sean al máximo nivel. Está jugando cada partido como si fuera el último. En cuanto a trabajo y en cuanto a disfrutarlo. Y se le nota”. Ha participado en los 17 partidos el Madrid este año (seis de Champions y once de Liga), y desde el último parón de selecciones disputó seis encuentros en 19 días, en los que jugó el 96% de los minutos. Zidane solo lo sustituyó cuando faltaban 21 minutos contra el Alavés. “Me siento mejor cuando juego partidos seguidos que cuando juego salteados, si me dosifican”, explicó Modric en la última concentración con Croacia.
Tampoco quiere perderse esos duelos, pese a que va viendo cómo compañeros de generación renuncian a esos partidos extra que cargan el calendario. El último, Ivan Rakitic, que en septiembre anunció que lo dejaba. “Luka tiene un compromiso tremendo con la selección”, señala Jerkan. Y no para hacerse fotos. Cuando en septiembre de 2018 España les metió 6-0 en la Liga de Naciones, llegó al vestuario y, pese a que no es muy dado a intervenciones de ese tipo, le dijo a sus compañeros que aquello no podía repetirse, que después de haber sido subcampeones del mundo unos meses antes en Rusia, Croacia no podía dar esa imagen. En el siguiente partido, en noviembre en Zagreb, echaron a España de la competición (3-2).
Aquellos días formaron parte de uno de los momentos de su carrera en los que más se exprimió, agotado como estaba después del Mundial. El esfuerzo de una temporada larguísima estirada hasta la final de la Champions de Kiev, su cuarta con el Real Madrid, y la final del campeonato del mundo, mermaron su rendimiento ese curso, como le sucedió a Varane. También por entonces el Inter de Milán le tentó con una mudanza a Italia que prometía luego una suculenta continuación en China, en el Jiangsu Suning, de los mismos propietarios. En las oficinas de Concha Espina la oferta y las sospechas de agotamiento sembraron dudas sobre la oportunidad de intentar retenerlo, pero la sospecha de que podría ganar el Balón de Oro les decidió a retenerlo. Y así fue.
Manejar el declive
Sin embargo, con el futbolista ya por encima de los 30 años, los responsables deportivos del club mantuvieron ya la alerta sobre la necesidad de gestionar su declive sin que se les apagara de repente ante sus ojos y con años de contrato por delante. Trazaron un plan que preveía una progresiva pérdida de presencia durante la pasada temporada, hasta el momento en que venza su contrato el próximo 30 de junio, que de momento no tienen intención de prolongarle.
Las cifras totales señalan en esa dirección: fue titular en el 70% de los partidos, proporción solo superior a la de su primer curso (67.9%). Todos los demás estuvo por encima del 88%. Pero también se rebeló ante eso.
Después del confinamiento fue titular en ocho de los diez partidos en los que se decidió el título, el 80%, porcentaje que sube al 88,8% si se prescinde del encuentro en el que no estuvo disponible por acumulación de tarjetas. El encierro por la pandemia fue otra demostración de carácter, según explica Jerkan “Sabía que un parón así podía afectar más a los jugadores de más edad y se aplicó de manera especial”.
El propio Modric lo contó poco después de haber ganado esa Liga: “En el confinamiento trabajaba mucho, dos meses sin parar. Es el fruto de ese trabajo”, sostuvo. “Siempre ha sido así: trabajo, trabajo y trabajo. Pura disciplina”, dicen desde su entorno. Jerkan cree que el momento de forma que muestra estos días aún están en deuda con la entrega intensiva del confinamiento. Aunque como cuenta una fuente que le ve ejercitarse a diario en Valdebebas, no se quedó ahí: “Después de los entrenamientos se mete dos horas al gimnasio del primer equipo. Y vigila su alimentación de manera casi enfermiza. Así se explica”.
La noche triunfal que Cazorla le dijo que le esperaba en Qatar, mencionó esos 35 años que el croata ya ha cumplido, y que tanto le incomodan: “No quiero que se mire mi DNI, sino que se mire lo que hago en el campo. Hablar de años no me gusta”, dijo poco después de esa charla con el asturiano. “Eso a él le parecen cosas de viejos, y él no se siente viejo. Se siente mucho mejor que años anteriores”, apuntan en Valdebebas. Cazorla tendrá que esperar.
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