Szoboszlai, el último cañón de la escuela del Danubio
El volante húngaro, muy cotizado, amenaza al Atlético en el trascendental duelo de este miércoles
Con el caladero de la exquisita escuela del Danubio como un mero recuerdo de la revolución técnica y táctica que glorificó al fútbol austrohúngaro entre los años 30 y 50 del siglo pasado, Hungría asiste estos días a la subasta que ha generado la elegancia y el cañón que tiene por pierna derecha Dominik Szoboszlai (Alba Regia, Hungría, 20 años). El Madrid, el Milan, el Bayern, la Juve, el Arsenal y el Liverpool, entre otros, pujan por el último diamante de la factoría de jóvenes talentos captada por la ramificación futbolística de la multinacional Red Bull.
La cláusula de 25 millones de euros que libera a una de las grandes amenazas que aguardan esta noche al Atlético será uno de los puntos calientes del próximo mercado invernal. “No va a durar mucho allí porque ni económica ni deportivamente el Salzburgo puede ofrecerle lo que los grandes clubes que le pretenden. Su salida natural sería el RB Leipzig, pero lo normal es que sea traspasado a un grande de Europa”, presagia Jonathan Soriano, goleador histórico del Salzburgo. “No es solo una cuestión de que tenga un buen disparo con su pierna derecha. Por filosofía, los técnicos de Red Bull no salen a buscar talentos que estén solo bien dotados técnicamente, quieren jugadores agresivos para la presión y que tengan humildad para el trabajo defensivo. Esto último no es su mejor cualidad, pero cumple, porque si no, no le hubieran promocionado. He visto ese proceso con Sadio Mané, Nabid Keita, Upamecano y Sabitzer, que llegaron con 15 ó 16 años en mi etapa final allí”, incide Soriano, hoy sin equipo.
En el país de Puskas, Kubala, Kocsis, Hidegkuti o Albert (Balón de Oro en 1967), donde se ha convertido en un fenómeno social tras marcar el gol que supuso el billete para la próxima Eurocopa, celebran a su mejor talento en años. Su padre, Zsolt Szoboszlai, exjugador profesional del Videoton, último club de su país que jugó una final europea, la de la Copa de la UEFA en 1985 ante el Real Madrid, perteneció a la generación que vivió la decadencia en la que se adentró el fútbol magiar tras su última participación en un Mundial, el de México 86. El progenitor de la estrella del Salzburgo se crió con las historias de aquel Honved y de aquella selección de fina técnica cuyo embrión nació de la colaboración del británico Jimmy Hogan, un ultravaledor de la técnica individual, con el por entonces seleccionador magiar Gusztav Sebes. “Jugamos al fútbol como nos enseñó Jimmy Hogan”, decía Sebes, que llevó a Hungría a la final del Mundial 54.
Zsolt Szoboszlai sacó a su vástago de la cantera del Videoton al considerar que la metodología no era la adecuada para pulir la técnica de los niños y creó la academia Fonix Gold. Su sistema de enseñanza incluye técnicas que explican la elegancia de su hijo en las conducciones, siempre con la cabeza alta. En los entrenamientos no se distribuyen petos de colores, sino diademas para obligar a los chavales a jugar con la vista levantada para distinguir a compañeros y a rivales. “Nos concentramos en dominar las habilidades técnicas, la filosofía es jugar al fútbol dominándolas porque es más gratificante”, ha explicado el padre.
Reclutado por Red Bull con 16 años, la historia de Szoboszlai júnior está plagada de tics que conformarían el biopic de cualquier estrella. En Salzburgo aún recuerdan cuando en su primer entrenamiento hizo sangrar por la nariz al defensor que le habían colocado expresamente para medir su piel competitiva.
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