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La apuesta por el talento ofensivo que encumbra al Atlético

Hace dos años, en el club se estableció un debate que finalmente no se impuso sobre si se debía fichar a jugadores de menos calidad para ajustarse al estilo de Simeone. El equipo es líder, con dos partidos menos

Marcos Llorente (i) celebra con su compañero Thomas Lemar el segundo gol deL Atlético ante el Valladolid. EFE/Emilio Naranjo
Marcos Llorente (i) celebra con su compañero Thomas Lemar el segundo gol deL Atlético ante el Valladolid. EFE/Emilio NaranjoEmilio Naranjo (EFE)
Ladislao J. Moñino

En los meses finales del curso 2018-19, ante el mal juego y el poco rendimiento que Diego Pablo Simeone obtenía de las inversiones de talento, en el Atlético (líder tras el empate de la Real en Mendizorroza, con dos partidos menos) se estableció un debate interno sobre la configuración del plantel. Por momentos, en el club caló el discurso externo de que si el entrenador tenía un estilo defensivo, el diseño de la plantilla debía contener más jugadores de ese perfil. Se reclamaba más ADN Simeone y menos inversiones millonarias en jugadores que no terminaban de adaptarse al italiano y exigente estilo del entrenador. La nómina de los señalados era extensa: Jackson Martínez, Gaitán, Carrasco, Lemar, Vitolo…

Esa decisión de cambiar la política de contrataciones suponía un giro al camino emprendido desde hace tiempo por Miguel Ángel Gil y el director deportivo, Andrea Berta, con la connivencia del propio Simeone, para mejorar el fútbol que producía el equipo. Por entonces, en las conversaciones que mantenían con los futbolistas elegidos para obrar ese cambio, el dueño y el ojeador italiano explicaban que el Atlético se había convertido en un trasatlántico que necesitaba jugadores de calidad para esa transformación tan anhelada. Sin embargo, el debate sobre esa rebaja de la calidad en las contrataciones duró poco. Lo que tardaron varios jugadores clave, entre ellos Jan Oblak, en fruncir el ceño y en demandar un equipo para competir por los títulos para garantizar su continuidad en el club.

Las contrataciones de João Félix, Marcos Llorente, Héctor Herrera, Felipe, Trippier, Hermoso y Lodi fueron la respuesta del club a las marchas de Griezmann y Rodri, que consideraron el Barcelona y el Manchester City más adecuados a sus aspiraciones de títulos y juego. Ese ramillete de fichajes también respondió a la salida de los últimos integrantes de la guardia pretoriana de Simeone: Juanfran, Godín y Filipe Luis.

Un año después de mantener la apuesta por el crecimiento desde la inversión en talento, el Atlético gobierna la Liga con mejores números que cuando la ganó en 2014. El juego menos conservador ha relanzado a jugadores que parecían destinados al fracaso con ese fútbol más especulativo y menos ambicioso que los resultados decían que ya había tocado techo. Por encima de la gesta de Anfield, la sexta posición que ocupaba el equipo antes del confinamiento y la imagen dada, sobre todo en el primer tiempo en San Mamés (1-1), en el regreso a la competición, activaron las alarmas en el club e impulsaron el paso adelante de Simeone que ahora se ve, y se inició días después en El Sadar (0-5). Al espíritu combativo del Cholo se ha sumado una intención más ambiciosa de ir a por los partidos.

Las mejores versiones de João Félix, Llorente, Carrasco, Herrera, Correa, Koke, Hermoso y ahora Lemar tienen que ver con el adelantamiento de las líneas de presión que Simeone explica desde la llegada de Luis Suárez. Sin embargo, salvo en la Champions, el equipo ha sobrevivido a las ausencias del charrúa y también de Diego Costa bajo la directriz de presionar y jugar en campo contrario, bien resguardado por el cambio de sistema a tres centrales y las cinco sustituciones que permiten mantener la intensidad.

Esto último también colma una de las grandes aspiraciones del entrenador argentino de tener un gran número de jugadores en dinámica de competir con garantías y también le ayuda en la gestión del vestuario. Hay minutos para todos, menos para Saponjic. Este nuevo Atlético plagado de recursos lo sintetizó muy bien Sergio Gonzaléz cuando primero comprobó el impacto de la entrada de Marcos Llorente, João Félix y Koke para ganar un partido al que el Valladolid resistió casi una hora: “Estábamos manteniendo bien su plan B, pero luego ha salido el plan A”. A este último se añadió luego lo que han supuesto las llegadas de Kondogbia y Torreira para cerrar los partidos ajustados. O para cuando Simeone decida ante determinados rivales echar más cemento a una mezcla que tiene al Atlético pletórico ante la trascendental cita del miércoles en Salzburgo para cerrar su pase a los octavos de la Champions y el derbi del sábado contra el Madrid en Valdebebas.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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