Llorente espabila al Atlético
La entrada del volante en el segundo tiempo propicia la victoria de los rojiblancos ante un Valladolid que resistió hasta el tanto del renacido Lemar
Ante un Valladolid que resistió de pie casi una hora, sin perder la cara, el Atlético sumó otra victoria que le mantiene en lo alto de la tabla. Un triunfo cosechado a lomos de Trippier, de Lemar y de Marcos Llorente, definitivo cuando entró tras el descanso para cambiarle la cara a un partido que ya empezaba a ponérsele duro a su equipo.
En la ensalada de cambios preparada por Simeone con vistas a la final del miércoles en Salzburgo estaba por ver si la lesión de Giménez cortaba con el sistema de tres centrales que ha terminado por imponerse. La entrada de Felipe, escoltado por Savic y Hermoso, confirmó que el nuevo dibujo ha llegado para quedarse. Vitolo en el carril izquierdo, Lemar a los mandos en la mediapunta y el retorno al once de Herrera y Luis Suárez conformaron las novedades en la alineación rojiblanca. Enfrente, Sergio le dio la primera titularidad del curso a Roque Mesa, que junto a Alcaraz, y la pareja de centrales, Javi Sánchez-Bruno, fueron la primera piedra de la oposición que iba a presentar el Valladolid. Primero, manteniendo junto y ordenado al equipo ante las primeras acometidas del Atlético, lideradas por Lemar. El francés jugando por dentro, tuvo más volumen de juego que acciones de fuego real. Después, el Valladolid creció a partir del criterio de sus dos mediocentros, ávidos para darle salidas y soluciones en velocidad a Hervías y Óscar Plano. Fue atrevido el Valladolid, pese a las bajas de Orellana, Guardiola y Joaquín.
Si el Atlético salió a paso rápido, con la intención de resolver cuanto antes, el Valladolid no tardó en sumarse a ese ritmo intrépido. Incluso los futbolistas de Sergio fueron superiores en la finalización de los ataques. Hasta cuatro disparos, aunque lejanos, amenazaron a Oblak. El mayor apuro para el meta esloveno se lo causó Óscar Plano, que le remató forzado y centrado en el área un toque filtrado de Mesa generado por un pase de cabeza hacia atrás de Luis Suárez. El uruguayo fue bien esposado, sobre todo por Bruno, ganador en la mayoría de los cuerpeos en los balones en los que el Atlético trataba de estirarse con él. Lo mismo sufrió Marcos André con Savic. Fue curioso ver cómo en un partido que se convirtió por momentos en una ida y vuelta los delanteros de referencia de ambos equipos tuvieran poco que decir.
En el caso del Atlético, si durante la baja de Luis Suárez se echó en falta el gol, el primer acto reveló que tan importante es la pegada como su gestación. Y ahí, el equipo de Simeone acusó las suplencias de Koke y João Félix y Llorente. Se fue el equipo de Sergio al descanso con la sensación de no haber sido inferior. Y salió con la misma intención de mirarle a la cara al Atlético. Marcos André, en el segundo palo, tuvo el gol. Lo impidió Trippier, que se cruzó para tapar el remate cruzado del brasileño. El lateral inglés, que tuvo un inicio de curso deficiente, lleva varios partidos con un rendimiento notable. Si fue trascendente al evitar que el Valladolid se pusiera por delante, también lo fue para encauzar la victoria de su equipo. Corrió largo a un buen pase de Marcos Llorente, sustituto de Vitolo tras el intermedio. Al centro raso y pasado de Trippier no llegó Luis Suárez, pero sí Lemar, que metió con clase el interior para sortear la falta de ángulo. El total de la jugada respondió a un balanceo de lado a lado que el mismo Lemar había iniciado en la izquierda y él mismo terminó por culminar. Su crecida tiene el rastro del resto de mejoras individuales. La mutación hacia un equipo más ofensivo también le favorece. Su gol llegó en un momento en el que Simeone ya contemplaba que debía meter toda la dinamita, porque Koke y João Félix estaban listos para entrar a resolver un duelo que se complicaba.
El remate del partido lo ejecutaron entre Trippier y Marcos Llorente. Si la elaboración presidió el primer tanto, el segundo fue una de esas jugadas que tanto encandilan a Simeone. Un balón largo de Oblak lo ganó de cabeza Trippier en la banda para prolongarlo al espacio y sonrojar a Nacho por su superioridad de centímetros. A la peinada del inglés a la altura del centro del campo respondió Llorente con otra de sus carreras desbocadas que le plantó ante Masip. La definición, con frialdad y pericia de nueve, fue propia de ese goleador escondido que ha salido a relucir con Simeone.
La ventaja ya le dio al técnico argentino para darle vuelo a Kondogbia y a Torreira y resuello a Saúl y a Correa ante la final de Salzburgo.
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